Los altos recuentos de células somáticas tienen costes ocultos

Álvaro García, DVM, PhD

La mastitis es actualmente una de las principales causas de las pérdidas de producción de leche y de descarte en todo el mundo. Como su nombre indica, es una inflamación de la ubre causada por microorganismos que penetran en la glándula a través del canal del pezón. Una vez dentro de la glándula, estos patógenos encuentran las condiciones ideales para multiplicarse y, a su vez, dañar el revestimiento de los conductos lácteos, la cisterna y los alvéolos.

Como resultado, se activa la respuesta inmunitaria de la vaca y los glóbulos blancos viajan a la ubre para combatir la infección, lo que da como resultado lo que se mide como recuentos de células somáticas (RCS). Esta infección no solo da como resultado pérdidas de producción, aumento de costes y menor rentabilidad, sino que también causa dolor y reduce el bienestar de las vacas.

La mastitis clínica puede ser fácilmente detectada por el productor, ya que el cuarto afectado suele estar hinchado, caliente al tacto y sensible. La leche extraída en el despunte será anormal: puede parecer aguada, con sangre, descolorida y con coágulos o escamas.

La detección de mastitis subclínica se convierte en un problema mayor. La infección es mucho más sutil y dura más, afecta a la calidad y la producción de la leche, y es a largo plazo más costosa para el productor que la forma clínica. La tabla muestra el efecto de un alto RCS sobre la producción total de leche.

RCS promedio Primera lactación Segunda lactación
Pérdidas por día (litros)
12,500 0 0
25,000 0 0
50,000 0 0
100,000 0.27 0.59
200,000 0.59 1.18
400,000 0.91 1.77
80,0000 1.18 2.36

Pérdida de producción de leche asociada con un elevado RCS (Modificado de Dickrell 2000).

Bajo el actual sistema de precios de componentes, los productores de leche reciben el pago de los componentes (proteína, grasa, otros sólidos) que terminan en el tanque de leche todos los días. Las primas aumentan sus ingresos brutos, que incluyen primas por calidad y volumen. Se pagan primas por calidad para fomentar el suministro de leche de alta calidad y varían según el procesador.

Si bien las primas de calidad en ocasiones pueden parecer pequeñas, a veces no entendemos que los altos niveles de RCS están estrechamente asociados con las pérdidas de producción de leche y, por lo tanto, con las primas por volumen de leche. La concentración de componentes, la leche total enviada y la calidad de la leche representada por el RCS y los recuentos de bacterias son algunos de los elementos que los productores pueden controlar. Desde una perspectiva económica, reducir el RCS da como resultado:

  1. Aumento de la producción de leche
  2. Menores costes de reemplazo
  3. Menos leche descartada
  4. Reducción de costes de medicamentos y tarifas veterinarias
  5. Disminución de la mano de obra

Aunque la pérdida de primas por calidad es muy importante, las pérdidas ocultas de producción de leche también tienen un gran impacto económico en el control mensual de la leche. Un experimento reciente (Potter et al. 2018) evaluó la relación del recuento de células somáticas (células/ml) con la producción de leche, la producción de leche corregida por energía (LCE; kg/d), el consumo de materia seca (CMS; kg/d), la eficiencia alimenticia para leche (kg de leche/kg de CMS), y la eficiencia alimenticia para LCE (kg de LCE/kg de CMS) en vacas lecheras en lactación.

La eficiencia alimenticia se reduce en vacas con alto RCS

Las vacas con RCS de 250,000 células/ml en comparación con aquellas con 50,000 células/ml produjeron, en promedio, 1.6 kg/día menos de leche, consumieron 0.3 kg/d menos de MS, produjeron 0.04 kg menos de leche por kg de CMS y 0.03 menos de leche corregida por energía por kg de CMS. Estos resultados muestran claramente que la eficiencia alimenticia se redujo en vacas con alto RCS, lo que agrava las pérdidas económicas generales asociadas con la mastitis.

Los recuentos de células somáticas se correlacionaron negativamente con la producción de leche, leche corregida por energía, CMS, eficiencia alimenticia para la producción de leche y eficiencia alimenticia para la leche corregida por energía. Este estudio indicó que las vacas con un RCS bajo (es decir, 50,000 células/ml) que producen 35 kg de leche/día y con una eficiencia alimenticia para la producción de leche de 1.55 kg de leche/kg de CMS, consumirían 0.6 kg menos de MS por día que otra con 250,000 células/ml con la misma producción.

Obviamente, esto ocasionaría ventajas económicas debido al aumento en la eficiencia alimentaria. Desde una perspectiva medioambiental, la mejora de la eficiencia alimenticia también significa una reducción de la producción de metano en vacas con menor RCS, ya que en el pasado se han documentado correlaciones positivas entre el CMS y las emisiones de metano entérico.

Los resultados de este experimento sugieren que la diferencia esperada en CMS entre una vaca con 250,000 células/ml y otra con 50,000 células/ml sería de 12 g adicionales de metano/día o 4.4 kg de metano/año. Es necesario considerar estos hallazgos al evaluar la rentabilidad del tratamiento de las vacas con mastitis, ya que un RCS más alto dará lugar a una menor eficiencia alimenticia que no solo producirá un impacto en la economía sino también en el medio ambiente.

Varios factores afectan a las pérdidas de leche como resultado de la mastitis como son los días en leche, las infecciones previas, el número de partos y el microorganismo causante de la infección. Estas pérdidas de producción oscilan desde un mínimo diario hasta casi 9 kg de leche. Como resultado, los costes del tratamiento también son variables pero pueden alcanzar un máximo de alrededor de 200 dólares o más por tratamiento, sin mencionar la posibilidad de incluso tener que sacrificar a la vaca.

Una vez que se tienen en cuenta las pérdidas de producción (costes indirectos), un caso de mastitis clínica puede provocar como promedio pérdidas de casi 450 dólares por vaca (aproximadamente 29% directas y 71% indirectas). Sin embargo, antes de intentar cualquier terapia, tomar decisiones de descarte o cambios en las prácticas de ordeño, es importante determinar los patógenos involucrados.

En primer lugar hay que determinar si los microorganismos son ambientales o contagiosos y, por lo tanto, se transmiten de vaca a vaca. Algunos organismos que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores suelen denominarse oportunistas. En segundo lugar, hay que determinar cuándo se infectó la vaca: ¿fue durante el periodo seco o es una infección nueva?

Ventajas del cultivo de leche del tanque

El cultivo de leche del tanque proporciona una estimación del grado de infección presente en un rebaño. Aunque es un buen punto de partida y relativamente económico, no proporciona información sobre cada una de las vacas o el número de cuartos infectados. Sin embargo, se debe considerar como una herramienta de monitorización bastante buena del grado de exposición a bacterias contagiosas y ambientales.

Los recuentos altos de organismos ambientales en el tanque se correlacionan con la higiene de la vaca y su medio ambiente. Independientemente del grupo de bacterias que esté presente, aumentar el número de muestras del tanque mejora su utilidad.

Algunos organismos, como Mycoplasma, se eliminan de forma intermitente en la leche. El aumento de la frecuencia de muestreo a cuatro días consecutivos puede solucionar este problema. Antes de tomar la muestra, hay que asegurarse de que la leche se agita durante 5-10 minutos. Hay que tomar muestras del tanque y congelarlas. Se deben enviar en contenedores aislados con espuma de poliestireno con paquetes de hielo. Las muestras deben llegar al menos parcialmente congeladas; ¡es inútil analizar muestras descongeladas!

El propósito principal del tanque es almacenar la leche en un depósito limpio y a una temperatura adecuada hasta que se transporta a la planta de procesamiento. La leche debe enfriarse a 10 °C (50 °F) o menos en las cuatro horas posteriores al inicio del primer ordeño y a 7 °C (45 °F) o menos en las dos horas posteriores a la finalización del ordeño.

La leche mezclada de todos los turnos no debe superar los 10 °C (50 °F) una vez en el tanque si se desea conseguir un recuento de bacterias bajo. Todos los recipientes, equipos y utensilios deben tratarse con un desinfectante eficaz antes de cada uso.

Incluso un número muy pequeño de bacterias puede crecer muy rápidamente en el equipo sucio. Los recipientes, utensilios y equipos deben desinfectarse mediante inmersión completa en agua a 77 °C (170 °F) durante al menos cinco minutos o exponerlos a un flujo de agua a la misma temperatura (¡usar un termómetro!) y un periodo de tiempo similar.

La calidad de la leche debe ser la prioridad número uno para cada granja

Para lograr un recuento bajo de células somáticas y bacterias, se deben abordar dos cuestiones clave: la limpieza (comenzando por la vaca y su entorno y terminando con el manejo de la leche) y un enfriamiento rápido y adecuado de la leche inmediatamente después del ordeño.

No abordar cualquiera de ellos provocará pérdida de primas y una menor rentabilidad debido a la disminución de los ingresos brutos, así como un aumento de los costes de producción. El descarte de vacas debido a mastitis sigue siendo una preocupación para la mayoría de las lecherías estadounidenses.

Las vacas que se descartan temprano en su vida productiva son una carga económica para la granja, ya que todavía no han pagado sus costes de crianza y necesitarán ser reemplazadas por un ternero a menudo caro.

La calidad de la leche debe ser la prioridad número uno para cada granja, no solo desde una perspectiva económica sino también para garantizar que los productores y el público reciban un producto saludable de alta calidad.

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