El año pasado, durante el mes de septiembre, nuestro equipo visitó algunos campos de maíz en Minnesota, y nos sorprendió la abundancia de carbón del maíz presente en las mazorcas dañadas. Ese parásito es un hongo, conocido formalmente como Ustilago maydis en el mundo de las plantas.
Crece en forma de agallas que pueden desarrollarse en la parte aérea de la planta de maíz, particularmente en las mazorcas. En las plantas afectadas, se observan bultos fácilmente reconocibles, a menudo similares a la forma de los dientes de un ajo, con un color azul claro característico de su madurez fisiológica.
A este hongo, en México se le llama “huitlacoche” y se le considera una delicia gastronómica, con un gusto mineralizado. Se vende fresco, enlatado o seco, para consumo humano. En el momento de nuestra visita, a finales de septiembre, la mayoría de estos hongos ya habían pasado su etapa más favorable y tenían un aspecto oscuro, casi carbonizado.
Impulsados por el estrés
Este hongo prolifera cuando las plantas de maíz tienen lesiones o están debilitadas por el estrés. Los factores comunes del estrés pueden ser el granizo o el viento. En este caso, los cultivos habían estado sometidos a vientos extremos, que resultaron en acame o en quiebre, dependiendo del híbrido. La preocupación para los nutricionistas lecheros no es el hongo, sino el hecho de que, la invasión de ese parásito, es un aviso de la existencia de factores de estrés afectando a las plantas. Esa condición puede facilitar la proliferación de otros patógenos. En efecto, en los cultivos observados en nuestra visita, algunas partes secas de las agallas ya mostraban crecimiento de moho en su periferia.
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