El elevado coste de la alimentación unido a la preocupación de los consumidores sobre el uso de promotores del crecimiento y antibióticos en la producción ganadera, han incentivado el uso de aditivos enzimáticos en dietas de rumiantes.
Estos productos pueden mejorar la eficiencia alimentaria y reducir los costes de producción de leche (Holtshausen y col., 2011). Los aditivos alimentarios con capacidad fibrolítica presentan el potencial de mejorar la digestión del forraje y la eficiencia alimentaria (Chung y col., 2012), y los beneficios sobre el coste de alimentación (BSCA).
La aplicación de una mezcla enzimática de celulasas y xilanasas en forrajes (ensilado de maíz y heno de alfalfa) incrementó los BSCA de 0.32 a 0.88 dólares por vaca y día (Schingoethe y col., 1999).
El ganado vacuno lechero, al igual que otros rumiantes, pueden convertir forrajes y otros alimentos fibrosos en productos de elevada calidad nutritiva como leche y carne. Los forrajes son generalmente la fuente energética más barata para vacas lecheras.
Sin embargo, la capacidad de convertir forrajes en leche está limitada por la digestibilidad de las paredes celulares del forraje. En condiciones ideales de alimentación, la digestibilidad de las paredes celulares en el tracto digestivo suele ser menor de 65% (Van Soest 1994).
El uso de enzimas fibrolíticas podría permitir a los productores lecheros alimentar con dietas de mayor contenido en forraje sin comprometer el consumo energético o la producción láctea (Chung y col., 2012). Beauchemin y col. (2003) evaluaron los resultados de 20 estudios en vacas lecheras con 41 dietas que contenían enzimas fibrolíticas.
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