Álvaro García
Asegurarse de que las vacas rentables sigan siendo rentables más allá de su segunda lactación tiene un impacto económico positivo en los ingresos netos de una granja lechera. El fundamento de esta afirmación es que los costes de crianza, fijos y variables, pueden distribuirse entre tres o más lactaciones. La longevidad se ha definido como la capacidad de una vaca para retrasar el sacrificio involuntario o sobrevivir hasta los 48 meses de edad.
Por lo tanto, la vida productiva podría definirse como el número de lactaciones que una vaca completa o se espera que complete (¡la muerte suele ser inesperada!), antes del sacrificio. Entre las vacas más rentables en una granja se encuentran las que permanecen más tiempo en el rebaño. Este es el concepto que existe detrás de la vida productiva más que la producción por lactación.
Una “vaca promedio” que permanece cinco lactaciones y produce 9,000 kg de leche por lactación, es más rentable que una “vaca superior” que produce 13,000 kg pero que se queda solo tres lactaciones. La ventaja económica de retener una vaca rentable estará obviamente influenciada por la relación precio de alimento/leche durante su vida productiva.
El aumento de la longevidad tendrá un impacto económico positivo cuando la relación entre el precio del alimento y la leche sea baja. Si mantiene una producción de leche razonable, también tiene más sentido económico no sacrificar una vaca cuando los precios de la carne son bajos. El aumento de la longevidad también permitirá al productor centrarse en el sacrificio voluntario por una baja productividad y reducir la cantidad de reemplazos necesarios cada año.
Siempre que sea posible, es muy importante identificar los indicadores que se correlacionan con el tiempo que la vaca permanecerá en el rebaño. Para predecir la longevidad de las vacas, los estudios se han centrado tradicionalmente en rasgos de tipo lineal o puntuaciones de células somáticas; sin embargo, estos son indicadores de la salud de las vacas. Otra información que podría usarse son las razones del sacrificio, según lo indicado por la evaluación del productor. Sin embargo, algunas vacas se pueden sacrificar por más de una razón, mientras que a menudo solo se indica una razón específica en la base de datos.
Una alternativa propuesta por investigadores alemanes sugiere considerar el diagnóstico de enfermedades veterinarias. Un estudio reciente (Shabalina et al., 2020) utilizó conjuntos de datos completos de salud y longevidad para (1) la evaluación de la calidad de los datos que indicaban el motivo del sacrificio, (2) el análisis de la asociación entre trastornos de salud con rasgos de longevidad, fenotípica y genéticamente.
Los datos provienen de 57 rebaños grandes ubicados en la región alemana de Berlín-Brandenburgo. En este tipo de rebaños, se obtiene el genotipo y fenotipo de las vacas para un amplio patrón de rasgos funcionales novedosos, que es un conjunto de datos únicos a la hora de realizar la selección genética.
En total, se dispuso de conjuntos de datos de longevidad, producción del día de prueba y rasgos de salud de 129,386 vacas Holstein. Las edades al primer parto variaron de 18 a 42 meses. Todas las vacas tuvieron al menos una observación oficial el día de prueba en los primeros 100 días en leche (DEL) de la primera, segunda o tercera lactación.
Las vacas con registros se remontan al menos a tres generaciones, con los animales más viejos nacidos en 1940. La longevidad promedio de las 90,215 vacas con una fecha de sacrificio fue de 977 días. Los autores crearon tres etapas diferentes dentro de la lactación: vacas al comienzo de la lactación, desde el parto hasta 59 DEL; a mitad de la lactación, de 60 a 299 DEL; y al final de la lactación, incluido el periodo seco, desde 300 DEL hasta la siguiente fecha de parto.
¿Qué trastornos de salud llevan al sacrificio?
La evaluación mostró algunos desacuerdos entre los motivos del sacrificio de las vacas, según lo definido por los granjeros y los veterinarios. Por ejemplo, solo el 18.7% de las vacas que el ganadero sacrificó por “enfermedades metabólicas” en realidad tenían un trastorno metabólico.
Hubo mejor concordancia con la mastitis (84.1%). La mastitis y las enfermedades metabólicas tuvieron fuertes efectos perjudiciales sobre la longevidad. La mastitis, la úlcera plantar y los trastornos metabólicos se correlacionaron genéticamente de forma muy marcada con la longevidad.
El estudio identificó fuertes efectos perjudiciales sobre la longevidad de la mastitis clínica y de los trastornos metabólicos. La mastitis clínica en la primera etapa de la primera lactación se asoció con una disminución de la longevidad de 95.3 días. Las correlaciones genéticas entre la longevidad y los trastornos de salud fueron en su mayoría negativas. Las correlaciones genéticas entre la mastitis y la longevidad para las diferentes etapas de la lactación variaron de −0.28 a −0.69. Curiosamente, solo los diagnósticos de dermatitis digital mostraron resultados opuestos fenotípica y genéticamente.
Los beneficios de la granja están relacionados con la vida productiva de las vacas
Con el deterioro de los precios de la leche, mantener rentables las vacas lecheras durante el mayor tiempo posible es fundamental para mejorar los beneficios netos de una granja lechera. Este es el resultado de distribuir los costes de la crianza, fijos y variables entre más lactaciones.
La genética y el medio ambiente juegan un papel fundamental en la determinación de las posibilidades de que una vaca entre en su tercera lactación. Aunque el productor a veces puede ser reacio a hacerlo, sacrificar las vacas en el momento adecuado y por la razón adecuada podría ser la mejor manera de mejorar la longevidad del rebaño en el futuro.
Referencia
T. Shabalina, T. Yin, and S. König. Influence of common health disorders on the length of productive life and stayability in German Holstein cows. J. Dairy Sci. 2020. 103:583–596.
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