Los forrajes son el componente más importante en las dietas de las vacas lecheras porque influyen en gran medida sobre su producción, rentabilidad y bienestar. La digestibilidad de los forrajes de alta calidad les permite a las vacas enfrentar los retos asociados al incremento en la de manda de nutrientes antes del parto y la lactación. Los requerimientos de proteína y energía del animal se incrementan durante las últimas tres semanas de gestación a consecuencia del desarrollo del feto, la ubre y la síntesis del calostro.
Al mismo tiempo, el consumo de alimento se reduce casi un 30 %, lo que predispone a las vacas a problemas metabólicos e infecciosos. Durante este periodo, la deficiencia de nutrientes, los efectos adversos sobre su productividad y bienestar pueden generar enfermedades metabólicas como la hipocalcemia. Un nivel bajo de calcio en sangre puede resultar en un mayor riesgo de distocias, prolapsos uterinos, retención placentaria, mastitis, desplazamiento del abomaso, estado inmunológico debilitado e incluso la muerte.
Los avances más recientes en cultivos hidropónicos han permitido producir forraje de calidad en condiciones controladas. Además, se produce la misma cantidad de alimento durante todo el año utilizando una fracción de agua y tierra que requieren los sistemas tradicionales de producción de forrajes.
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