Álvaro García
Se entiende por celo el periodo en el que una vaca está sexualmente receptiva y preparada para el apareamiento. En las vacas lecheras, el celo suele durar unas 18 horas, aunque puede oscilar entre las 7 y las 12 horas. En su duración influyen factores como el clima, la nutrición, la edad del animal y la temperatura. Es crucial que los ganaderos comprendan estos aspectos para optimizar la producción de leche y gestionar eficazmente la salud del rebaño. En este artículo se analizan los cambios hormonales, las variaciones en el consumo de alimento y el impacto general del celo en la producción de leche.
Alteraciones hormonales
Durante el celo, las vacas experimentan un repunte de las hormonas reproductivas, principalmente los estrógenos, la hormona luteinizante (HL) y la hormona foliculoestimulante (FSH). Este ciclo del celo puede dividirse en cuatro fases principales: el proestro, el estro, el metestro y el diestro. Durante el proestro, los niveles de estrógeno empiezan a aumentar, preparando el sistema reproductor para la ovulación. El estro está marcado por el pico de estrógenos, que provoca cambios de comportamiento que indican que la vaca está en celo. Durante este periodo también se produce un aumento de la hormona luteinizante, que activa la ovulación. A continuación, comienza el metestro, en el que, a medida que se forma el cuerpo lúteo, disminuyen los niveles de estrógenos y aumentan los de progesterona. Por último, en el diestro predominan los niveles elevados de progesterona, que favorecen la gestación cuando se produce la fecundación. Estas fluctuaciones hormonales afectan a diversos aspectos fisiológicos, como el consumo de alimento y los procesos metabólicos, que repercuten directamente en la producción de leche.
Cambios de conducta
Cuando la vaca está en celo, presenta varios cambios de comportamiento que indican que está lista para el apareamiento. Estos cambios se deben principalmente al pico en los niveles de estrógeno e incluyen:
- Incremento de la actividad: durante el celo, las vacas muestran un aumento de la actividad, lo que indica que están preparadas para reproducirse. Los ganaderos utilizan acelerómetros y podómetros, que monitorizan los patrones de movimiento y el recuento de pasos, para realizar una detección precisa, lo que mejora la eficiencia reproductiva en la ganadería lechera.
- Montar y ser montada: uno de los signos más distintivos es el de quedarse quietas para ser montadas por otras vacas, que se conoce como celo permanente. Las vacas también pueden intentar montar a otras.
- Bramidos y el ser vocales: las vacas en celo suelen bramar con más frecuencia y más fuerte de lo habitual.
- Olfateo y lamido: es común que aumente el olfateo y los lametones a otras vacas, sobre todo alrededor de la cabeza y las zonas genitales.
- Levantamiento de la cola e hinchazón de la vulva: las vacas suelen alzar la cola con más frecuencia, y la vulva suele hincharse y enrojecerse.
- Disminución del consumo de alimentos: es posible que algunas vacas coman menos debido al aumento de la actividad y a que se enfocan en el apareamiento.
- Secreción mucosa: la vulva produce una secreción mucosa transparente que puede observarse en la cola o en la grupa.
- Conducta social: las vacas muestran más interés por otras vacas y forman vínculos temporales, pasando más tiempo cerca de otras vacas en celo.
Cambios en el consumo de alimento y el impacto en la producción de leche
Durante el celo, las vacas suelen experimentar una disminución del consumo de alimento, lo cual puede repercutir negativamente en la producción de leche, ya que disminuye la presencia de nutrientes. Sin embargo, la inmediata disminución de la producción de leche tiene más que ver con los cambios hormonales y el aumento de la actividad física. El aumento de estrógenos y HL durante el celo afecta directamente a la función de la glándula mamaria, alterando la síntesis y secreción de leche. A ello se suma que el aumento de la actividad física, como la monta y la agitación, elevan el gasto energético, desviando energía que suele dedicarse a la producción. Además, el estrés inducido por estos comportamientos afecta a la síntesis de la leche. Aunque la reducción del consumo de alimento contribuye al descenso de la producción de leche, este repentino descenso se debe principalmente a la relación entre los cambios hormonales, el aumento de la actividad física y el estrés. Esta compleja combinación destaca la naturaleza multifactorial de la regulación de la producción de leche durante el celo.
Un caso real
La vaca 140, una Holstein de 4 años en su segunda lactación, ha tenido dificultades para concebir, habiendo pasado por seis celos y sus correspondientes inseminaciones, hasta que finalmente se confirmó que estaba preñada a los 300 días en leche. Es importante señalar que el rendimiento de esta vaca está constantemente por encima de las expectativas. Este prolongado periodo para concebir refleja la complejidad de la gestión reproductiva en la ganadería lechera y la importancia de un seguimiento y una intervención meticulosos. El descenso de kilos registrado en la producción de leche durante cada ciclo del celo arroja luz sobre el impacto de la actividad reproductiva en la producción. Estos descensos, que oscilan entre aproximadamente los 24,9 kg y los 47,4 kg por celo, reflejan los cambios fisiológicos y metabólicos que se producen en el cuerpo de la vaca durante el celo. El promedio del porcentaje de reducción de la producción de leche en los cinco episodios de celo fue del 32%, y, en un par de días, su nivel de producción volvió sistemáticamente a la normalidad.
Su CC se mantuvo estable hasta los 190 días en leche, momento a partir del cual empezó a aumentar. Este incremento de la CC coincidió con tres celos consecutivos que se produjeron con unos 20 días de intervalo, lo que finalmente condujo al éxito reproductivo en la sexta inseminación, cuando su CC había subido medio punto, hasta 4,0. Además, la producción de leche empezó a disminuir a los 190 días en leche, precisamente cuando su CC empezó a aumentar. Esto sugiere que la mejora de su estado energético se correspondió con los celo subsiguientes y, en última instancia, condujo a una reproducción exitosa a los 300 días en leche.
Consecuencias
Las consecuencias del celo sobre la producción de leche en las vacas lecheras involucran cambios hormonales, de comportamiento y metabólicos. El aumento de las hormonas reproductivas, junto con el incremento de la actividad física y el estrés durante este periodo, afecta significativamente a la síntesis y secreción de leche. Aunque la disminución del consumo de alimento contribuye al descenso de la producción de leche, el descenso inmediato que se observa se atribuye principalmente a las fluctuaciones hormonales y al aumento del gasto energético. Al comprender y gestionar estas fluctuaciones, los ganaderos pueden esforzarse por lograr una salud y una productividad óptimas para el rebaño.
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