La demanda de grasa láctea transforma el mercado: ¿están tus vacas preparadas? | Dellait

Álvaro García

En 2025, la demanda de mantequilla en el mercado estadounidense ha aumentado de forma considerable y, el 5 de junio, el precio spot alcanzó los 4,82 euros por kilo, el valor más alto registrado desde enero. El anterior mínimo, de 4,22 euros por kilo, respondían a una elevada oferta, pero el incremento de la demanda ha revertido esta tendencia. Solo en abril, el consumo de mantequilla en Estados Unidos llegó al récord de 91 millones de kilos, es decir, un 23 % más que el año anterior. Con el aumento de la demanda tanto a nivel nacional como internacional, las reservas de mantequilla se están reduciendo justo cuando el mercado se prepara para la temporada de mayor consumo, las festividades de la última mitad del año. En la actualidad, el mercado evoluciona a gran velocidad y premia a los productores que adaptan el rendimiento de sus rebaños para aprovechar las bonificaciones vinculadas a los componentes de la leche. Invertir en genética para aumentar la grasa láctea es una estrategia inteligente a largo plazo, sobre todo si las empresas de procesado de productos lácteos pagan en función de los componentes de la leche. Criar vacas con el fin de obtener más grasa láctea puede aumentar las ganancias, sobre todo en un escenario en el que la demanda de los consumidores se inclina cada vez más hacia las grasas naturales. A continuación, se enumeran los pasos clave para prosperar en un mercado enfocado en la grasa láctea.

Evaluación de la eficiencia de los componentes

El primer paso consiste en analizar la media de los porcentajes de grasa y proteína de la leche, los kilos de grasa y proteína producidos por vaca al día y el ingreso sobre el coste de alimentación (IOFC) por cada grupo de animales. En un mercado orientado a los componentes lácteos, las vacas que transforman el alimento de manera eficiente en grasa láctea suelen ser las más rentables. En cambio, aquellas con baja producción de componentes lácteos pueden generar más costes que beneficios, lo que obliga a reevaluar su permanencia en el rebaño o a considerar su descarte.

En este contexto, se considera que el rendimiento es el adecuado cuando el porcentaje de grasa medio supera el 4,0 % y el de proteína el 3,2 %, con una producción diaria de al menos 1,30 kilos de grasa y 1 kilo de proteína por vaca, dependiendo de la producción de leche. Es importante tener en cuenta las diferencias entre razas: las vacas Jersey suelen registrar entre un 4,8 % y un 5,2 % de grasa láctea y entre un 3,6 % y un 3,9 % de proteína, mientras que las Holstein se sitúan entre un 3,7 % y un 4,0 % de grasa y entre un 3,0 % y un 3,3 % de proteína. Estos parámetros naturales deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar si las vacas están cumpliendo o no los objetivos de eficiencia relativos a los componentes. El ingreso sobre el coste de alimentación (IOFC) debería mantenerse de forma constante por encima de los 7,00 euros por vaca al día en la mayoría de las explotaciones estadounidenses, aunque puede variar según los precios de la leche y el alimento. Cuando el porcentaje de grasa desciende por debajo del 3,7 %, el de proteína por debajo del 3,0 % o el IOFC se reduce a 5,50-6,00 euros o menos, es necesario introducir mejoras. Es posible que el rendimiento de estas vacas sea inferior al esperado debido a factores genéticos, nutricionales o de salud, por lo que se debe considerar la posibilidad de someterlas a una evaluación más detallada, ajustar su ración o sustituirlas.

El papel de la genómica en la predicción del rendimiento productivo

Realizar una evaluación genómica a las novillas jóvenes es un método útil que ayuda a los productores a calcular la rentabilidad futura antes de invertir en su crianza. El proceso comienza con la recolección de una pequeña muestra de tejido, normalmente un folículo piloso, una muesca de la oreja o sangre, que se envía a un laboratorio genómico certificado para realizar un análisis de ADN. A continuación, el laboratorio proporciona un perfil genómico que predice rasgos como la producción de grasa y de proteína, el recuento de células somáticas, la eficiencia alimentaria y la longevidad. En Estados Unidos, las pruebas genómicas suelen ser realizadas por Neogen Genomics, Zoetis (Clarifide) y, a través de colaboraciones con el Consejo de cría de ganado lechero (CDCB) y organizaciones de inseminación artificial.

En EE. UU., las pruebas genómicas suelen costar entre 30 y 50 euros por novilla, dependiendo del laboratorio y del tipo de análisis. Al identificar tempranamente a los animales con mayor potencial, los ganaderos pueden evitar el gasto que supone criar novillas de bajo rendimiento y centrar sus recursos en aquellas que tienen más probabilidades de convertirse en vacas rentables. Si se toman decisiones de selección basadas en el potencial genómico, en lugar de solo en el pedigrí o la apariencia, se acelera el progreso genético y se mejora la eficiencia general del rebaño.

Ajustar los objetivos de cría a las tendencias de mercado

Los toros seleccionados en la actualidad determinarán la composición del rebaño durante los próximos dos a cinco años. Es importante enfocarse en aquellos con un alto contenido de grasa y proteína, sobre todo de grasa, una fertilidad óptima, facilidad de parto y un valor genético positivo en términos de eficiencia del alimento. Los parámetros como el ahorro de alimento (FS) y el consumo residual de alimento (CRA) ayudan a identificar a los animales que requieren menos alimento para alcanzar el mismo nivel de producción, y unos valores positivos indican que las vacas son más eficientes, incluso si la escala del CRA se invierte en las evaluaciones genéticas. El ahorro de alimento combina el consumo de alimento y las necesidades de mantenimiento: un puntaje más alto significa que la vaca necesita menos alimento de lo esperado según su producción y tamaño corporal. Por su parte, el consumo residual de alimento calcula cuánto, más o menos, consume una vaca en comparación con lo previsto, de manera que un menor consumo refleja una mayor eficiencia. Cuando se utiliza como rasgo genético, un valor positivo de CRA expresa esta misma ventaja en términos de eficiencia.

Optimización de la eficiencia mediante el descarte selectivo

Es fundamental centrarse en descartar a los animales reincidentes, aquellos con un porcentaje de grasa persistentemente bajo, un rendimiento reproductivo deficiente o un recuento elevado de células somáticas.

Elegir el índice genético adecuado para su mercado lácteo
Índice
Uso óptimo
Rasgos importantes
Ejemplo de uso

Mérito neto (NM$)

Balance general del mercado

Rentabilidad en la vida útil, salud, fertilidad, eficiencia alimentaria

Elección estándar para una selección equilibrada entre múltiples rasgos.

Mérito quesero (CM$)

Queserías o mercados centrados en la proteína

Producción de proteína, producción de grasa, fertilidad

Cuando la proteína está altamente valorada a la hora de fijar los precios (por ejemplo, los queseros).

Mérito en leche fluida (FM$)

Los mercados de leche líquida apuestan por el volumen

Volumen de leche, grasa/proteína moderadas, fertilidad

En sistemas en los que se prioriza el volumen de leche o en los que hay cuotas

Mérito en pastoreo (GM$)

Sistemas de pastoreo estacionales

Fertilidad, facilidad de parto, producción moderada, eficiencia alimentaria

Ganado de parto en bloque, sistemas de pastoreo con pocos insumos

Mérito graso (personalizado)

Procesadores/cooperativas centrados en la grasa láctea

Producción de grasa, fertilidad, eficiencia alimentaria

Cuando se pagan primas vinculadas al contenido de grasa

Ahorro de alimento (añadido)

Rebaños orientados a la eficiencia

Menor consumo de alimento, menores costes de mantenimiento

Puede añadirse a cualquier índice para mejorar la eficiencia económica

Esta tabla compara los índices de selección más comunes con el fin de ajustar la estrategia genética a la estructura de pagos.

Optimización de los márgenes a través de la selección genética

Aunque el volumen de leche sigue siendo un factor relevante, la industria láctea está evolucionando. La fijación de precios basada en los componentes, especialmente en la grasa láctea y la proteína, se está convirtiendo en el principal motor de la rentabilidad. En este contexto, producir grandes volúmenes de leche ya no garantiza mejores beneficios. Lo que distingue a los productores exitosos es su capacidad para adaptar sus decisiones en materia de genética, selección y cría a la evolución del mercado.

El futuro está en las vacas con un buen perfil de componentes. Con la grasa láctea alcanzando unos precios altos y manteniéndolos, los rebaños seleccionados por la calidad de sus componentes lácteos superarán progresivamente a los demás, no solo en el precio por kilo, sino también en los ingresos totales sobre el coste de alimentación y en la productividad a lo largo de su vida.

Es recomendable planificar con tres a cinco años de anticipación, ya que la genética requiere tiempo para moldear un rebaño. Las decisiones que se tomen hoy, ya sea la selección de sementales, la retención de novillas o el sacrificio de animales con bajo rendimiento en componentes, determinarán la capacidad del rebaño para beneficiarse de las estructuras de precios del futuro. La cría de animales con un rendimiento elevado de componentes lácteos no consiste únicamente en obtener primas, sino en crear un rebaño que pueda afrontar la volatilidad del mercado, adaptarse a las demandas de los productores y mantenerse sostenible en una economía láctea global competitiva.

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