Cuando la vaca cría al ternero: ¿tradición o innovación? | Dellait

Álvaro García

En la mayoría de las granjas lecheras, los terneros son separados de sus madres a las pocas horas de nacer. Esta práctica se ha mantenido durante décadas y, en muchos casos, se justifica porque facilita el control del calostro, permite realizar una medición precisa de la producción de leche y contribuye a resguardar la salud de los terneros en entornos supervisados. Sin embargo, los tiempos están cambiando, y los consumidores cada vez se interesan más por cómo se elaboran los alimentos que consumen. En este contexto, el bienestar animal influye mucho en la manera en que la gente percibe la leche, y cada vez más personas consideran que separar a los terneros de sus madres tan pronto no es natural ni necesario.

Como respuesta, un número reducido pero creciente de ganaderos en Europa y en otros lugares del mundo están experimentando con sistemas en los que las vacas y los terneros permanecen juntos durante días, semanas o incluso meses. Estas granjas analizan diferentes estrategias para garantizar el funcionamiento de estos sistemas, que incluyen desde la presencia constante de la madre hasta un contacto parcial, así como la crianza por parte de la madre biológica o la intervención de una vaca nodriza. Además, comercializan la leche con etiquetas especiales, establecen unos precios más elevados y muestran una notable satisfacción al observar que sus animales se comportan de forma más natural.

Utilizar el vínculo vaca-ternero para comercializar leche ética y ganarse la confianza de los consumidores

En Alemania, la expresión «Kuhgebundene Kälberaufzucht» se traduce como «crianza de terneros vinculada a la madre» y se utiliza para referirse a los casos en los que los terneros permanecen con sus madres durante un periodo prolongado de tiempo. En Austria y Suiza, las granjas utilizan la expresión «Kalb-bei-der-Kuh», que significa «ternero con la vaca», para enfatizar el vínculo natural entre madre y cría, así como la mejora del bienestar animal. Por su parte, en los Países Bajos, la frase «Zorg voor koe en kalf», o «cuidados de vacas y terneros», se utiliza en los productos procedentes de granjas en las que se prioriza el contacto entre la vaca y el ternero como parte de un enfoque más respetuoso con los animales. Estas etiquetas atraen a los consumidores que buscan productos lácteos producidos de forma ética y que, a menudo, están dispuestos a pagar más por ellos.

Algunas lecherías orgánicas o a pequeña escala comercializan la leche producida mediante un sistema de crianza vaca-ternera como si fuera un producto más ético o natural, estableciendo un precio superior. Estas empresas suelen identificar su producto con expresiones como: «leche de terneras lactantes», «leche materna», «lácteos éticos» y «vacas y terneras juntas desde el nacimiento». The Ethical Dairy, de Escocia, es un ejemplo de este enfoque, y cobra un precio significativamente más alto por la leche obtenida bajo estas condiciones, utilizando la relación entre la vaca y la ternera como elemento central de su estrategia de marketing. Esta tendencia refleja la creciente demanda de transparencia por parte de los consumidores, en la que el bienestar animal ha pasado de ser un criterio de producción a convertirse en un argumento de marketing.

No obstante, este proceso no resulta sencillo. Los ganaderos necesitan respuestas: ¿cómo afecta esto al riesgo de mastitis? ¿El ternero seguiría consumiendo calostro de forma efectiva? ¿Será más difícil manejar a los terneros? ¿Cómo se realiza el destete sin causarles estrés? Y quizás lo más importante, ¿cómo se integra esto con las exigencias reales de la gestión de una explotación lechera moderna?

En este artículo, analizamos los hallazgos de los estudios y, al mismo tiempo, reflexionamos sobre qué significa esto para las personas que se dedican a ordeñar vacas, a alimentar a los terneros y que intentan ganarse la vida de ello.

Experiencias de los ganaderos e investigadores

Aunque las granjas, el clima y las razas de los países del norte de Europa son diferentes, muchos de ellos comparten las mismas dudas: cómo se cuidan las vacas en estos sistemas, qué necesidades tienen los terneros, cuánto trabajo adicional implican y si son sostenibles, tanto desde el punto de vista económico como emocional. En las últimas reuniones de ganaderos europeos, los participantes coincidieron en que aún nos encontramos en las primeras fases de aprendizaje sobre los factores que determinan el éxito o el fracaso de estos sistemas de crianza. Uno de los mayores desafíos es que no existe una única forma correcta de implementarlos ni un sistema aplicable a todas las granjas. Algunas permiten que los terneros permanezcan con sus madres las 24 horas del día, mientras que otras restringen este contacto al periodo posterior al ordeño. Algunas emplean vacas nodrizas, en las que unas pocas hembras amamantan a varios terneros, mientras que otras separan a los terneros de sus madres al cabo de unos días y los alimentan con leche obtenida del ordeño. La diversidad de estos métodos dificulta la comparación directa y el traslado de los resultados de una granja a otra.

Otro aspecto a tener en cuenta son los grupos de control utilizados en los estudios. En muchos de los primeros artículos se analizaban vacas de carne o ganado de pastoreo, que no reflejan las exigencias a las que se enfrentan las vacas lecheras modernas, que son criadas para producir grandes cantidades de leche. Estudios más recientes comparan los sistemas de crianza vaca-ternero con los sistemas lecheros tradicionales, aunque esto plantea otros problemas. Por ejemplo, un ternero criado por una vaca puede beber entre 12 y 15 litros de leche al día, mientras que un ternero alimentado con biberón consume solo entre 6 y 8 litros. Lógicamente, el ternero criado por la madre crecerá más rápido, pero ¿esto se debe al contacto materno o simplemente a un mayor consumo de leche? También sabemos, por estudios de control, que los terneros alimentados con sustitutos lácteos ricos en proteína (22 % de proteína) crecen de forma más eficiente que los que toman preparados con menos contenido proteico (18 %), incluso cuando el volumen del alimento es similar. Esto nos lleva a preguntarnos en qué medida los beneficios de los sistemas de crianza vaca-ternero se deben a la nutrición y en qué medida responden a los efectos conductuales y fisiológicos del vínculo entre la madre y la cría (García, 2023a).

Otro aspecto que puede generar confusión es el espacio. Las granjas que tienen a las vacas y a los terneros juntos suelen tener recintos más grandes o más superficie al aire libre. Esto por sí solo podría explicar por qué estos terneros están más activos o parecen más tranquilos, más allá del efecto de su vínculo con la madre. Por lo tanto, cuando los estudios informan de los beneficios conductuales, debemos preguntarnos: ¿se debe a la madre, a la leche, al espacio o a una combinación de todos ellos? Desde la perspectiva del ganadero, lo que importa no es solo la evidencia científica, sino también si este sistema puede aplicarse de manera práctica en su rebaño, su granja y a su carga de trabajo. Por eso, es necesario realizar más pruebas en las granjas para obtener una visión completa, no depender únicamente de estudios universitarios.

¿Qué sucede cuando se permite que las vacas críen a sus terneros?

Sí, la granja producirá menos leche comercializable, al menos a corto plazo. Cuando un ternero amamanta, consume leche que, de otro modo, iría a un tanque. La cantidad de leche que beben depende del sistema de gestión. En las instalaciones con contacto total, los terneros pueden beber fácilmente entre 10 y 15 litros al día. Algunos ganaderos controlan esto separando a la vaca y al ternero después de cada toma, mientras que otros utilizan el contacto parcial, por ejemplo, permitiendo que el ternero amamante solo durante el día, o recurren a vacas nodrizas para reducir las pérdidas en animales de alta producción.

Sin embargo, los ganaderos que han usado estas métodos durante mucho tiempo dicen que las pérdidas no son tan significativas como podrían parecer. Esto se debe a que las vacas suelen producir más leche cuando amamantan, ya que la estimulación hormonal que produce el ternero ayuda a la bajada de la leche y puede aumentar la producción total. Según un estudio, la reducción de la cantidad de leche en el tanque no fue tan brusca como se esperaba, ya que la producción total de la vaca aumentó ligeramente. Por supuesto, todo esto depende en gran medida de la raza, de la cantidad de alimento y de cómo se gestione el ordeño. Además del posible aumento de la producción, algunos ganaderos señalan que se observa una reducción de los casos de mastitis cuando se permite que los terneros amamanten. La acción mecánica de la succión puede ayudar a vaciar las ubres de manera más completa y frecuente que el ordeño mecánico. Aunque los estudios científicos sobre este aspecto son limitados, algunos experimentos observacionales y pruebas en granjas sugieren que la lactancia de los terneros puede contribuir a disminuir el riesgo de infecciones intramamarias, especialmente al inicio de la lactancia. Tal como indican Meagher et al. (2024), amamantar a los terneros puede reducir la mastitis en las primeras etapas de lactancia, ya que favorece la extracción completa y frecuente de la leche, aunque los resultados varían según la gestión de la explotación. No obstante, los efectos dependen de múltiples factores; algunos investigadores advierten que la salud de las ubres también está condicionada por la higiene, el manejo de los terneros y la integración de la lactancia en las rutinas habituales de ordeño. Por el contrario, algunos ganaderos temen que la falta de ordeño o un drenaje irregular durante la lactancia pueda favorecer la aparición de infecciones en las ubres. Hasta ahora, los resultados de los estudios son contradictorios. En explotaciones bien gestionadas, las tasas de mastitis no parecen aumentar, y en algunos casos, las vacas que amamantan presentaban mejor salud de ubres que aquellas ordeñadas únicamente con máquinas. No obstante, una higiene deficiente o la extracción irregular de la leche pueden causar diversos problemas.

No hay duda de que los terneros que se crían con sus madres crecen muy deprisa. Consumen más leche, con mayor frecuencia, y a veces amamantan durante varios meses. No es raro que ganen más de 1 kg al día, muy por encima de lo que se observa normalmente en los terneros alojados individualmente con acceso limitado a la leche. Sin embargo, gran parte de ese crecimiento se debe al hecho de tener acceso casi ilimitado a la leche, no sólo a estar con su madre.

Normalmente, los terneros criados por vacas tienen menos diarreas y problemas respiratorios que aquellos criados de forma aislada. Poseen un sistema inmunológico más fuerte y parecen recuperarse más rápido de las enfermedades. Esto podría deberse a una mejor transferencia de calostro, a una alimentación más frecuente o, simplemente, a unos niveles reducidos de estrés. Sin embargo, cuando los grupos son más grandes o los terneros se mezclan con varias vacas, el riesgo de sufrir una enfermedad puede incrementarse.

Destete, separación y comportamiento de los terneros: cómo hacerlo sin estresar a nadie

En este tipo de prácticas, el destete no consiste únicamente en interrumpir la lactancia, sino también en romper el vínculo entre dos animales que se conocen bien. Si se hace de forma brusca o sin una planificación, puede causar estrés tanto en la vaca como en el ternero. Los ganaderos que utilizan estos sistemas de crianza suelen reducir el contacto de forma gradual, primero limitándolo a unas pocas horas al día y, posteriormente, separando completamente a los animales una vez que el ternero ha comenzado a consumir alimento sólido. Otros trasladan a los terneros a un recinto cercano a la vaca para que puedan seguir viéndose y oyéndose durante unos pocos días. También se utilizan anillos nasales para evitar que amamanten mientras están juntos.

La lactancia no impide que el ternero coma alimentos sólidos, de hecho, hay estudios que demuestran que cuando se les ofrece heno y grano junto con la leche, y permanecen cerca de la vaca, los terneros aprenden a rumiar rápidamente y se adaptan adecuadamente al destete (García 2025b.). Lo más importante es que la transición se realice de manera gradual.

Permitir que los terneros lacten parece más fácil que alimentarlos con biberón, pero puede complicar otras tareas, como las labores de ordeño, limpieza y manejo general. Será necesario disponer de recintos que garanticen el movimiento seguro de los animales, áreas donde los terneros puedan descansar alejados de las vacas adultas, y establecer rutinas que permitan al personal supervisar la salud tanto de las vacas como de los terneros. Es probable que las responsabilidades del personal cambien, dedicando menos tiempo a alimentar a los terneros y más a observarlos y a ajustar a los grupos.

Las granjas que han logrado una transición exitosa suelen contar con un diseño flexible, con recintos que se pueden abrir o cerrar para regular el contacto, zonas donde los terneros pueden alejarse del tráfico de vacas y estructuras que facilitan el destete. Asimismo, el personal puede requerir apoyo adicional, ya que resulta más difícil detectar enfermedades en un entorno colectivo. Por ello, es fundamental contar con una formación adecuada, protocolos claros y una comunicación efectiva de equipo.

Economía y sostenibilidad, ¿vale la pena?

A priori, estos sistemas pueden parecer más caros; se vende menos leche, requiere de una mayor superficie de alojamiento y, posiblemente, más mano de obra. Sin embargo, la situación es más compleja. Los terneros criados por vacas crecen más rápido y pueden gozar de mejor salud, lo que reduce los costes de los tratamientos y las pérdidas prematuras. Algunas granjas comercializan la leche con un etiquetado que garantiza el bienestar animal, lo que les permite obtener un mayor beneficio. Cuando se crían terneros machos en el mismo lugar y se destinan a la producción de carne, se obtiene una mayor rentabilidad por cada nacimiento. Que resulte rentable o no depende de los objetivos de cada explotación. Si el objetivo es únicamente llenar el tanque, justificarlo económicamente resulta más complicado. Sin embargo, si se busca construir una granja resiliente, con animales sanos, clientes satisfechos y una buena historia que contar, es posible que este enfoque sea para usted. Mantener juntas a vacas y terneros no implica regresar al pasado, sino encontrar métodos más eficaces y transparentes para criar animales sanos, cumpliendo al mismo tiempo con las expectativas sociales. Este enfoque nos desafía a pensar más allá de la eficiencia inmediata y a considerar la sostenibilidad a largo plazo, en sus dimensiones biológica, económica y social. Aunque este este sistema no sea adecuado para todas las granjas, las lecciones que aporta sobre comportamiento, manejo y comunicación pueden ayudar a cualquier explotación a replantear su enfoque respecto a la crianza de terneros.

Antes de adoptar el sistema de crianza vaca-ternero, los ganaderos deberían hacerse las siguientes preguntas:
  • ¿Dispongo de recintos o espacios que permitan el contacto seguro y, al mismo tiempo, la supervisión individual de los animales?
  • ¿Puedo permitirme renunciar a parte de la leche comercializable a cambio de que los terneros crezcan más rápido o estén más sanos?
  • ¿Tengo previsto un plan de destete para evitar la separación repentina?
  • ¿Está mi personal capacitado para detectar cualquier síntoma de enfermedad en recintos con mayor libertad de movimiento para los terneros?
  • ¿Puedo realizar un seguimiento a largo plazo de la evolución de los terneros para comprobar si el sistema da buenos resultados?
  • ¿Me muevo en un mercado en el que los consumidores valoran el bienestar animal y la transparencia?

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