Comparación de los métodos de secado de la alfalfa y su impacto en la producción de leche | Dellait

Álvaro García

La alfalfa posee un alto contenido de proteína, fibra digestible y caroteno, lo que la convierte en un componente esencial de las raciones lácteas. La manera en que se conserva este forraje influye no solo en su perfil nutricional, sino también en cómo la aprovechan las vacas lecheras. El secado al sol se basa en un proceso natural de oreado, mientras que la deshidratación artificial implica un secado rápido a altas temperaturas, seguido de un proceso de picado. Ambos métodos tienen sus ventajas y sus riesgos: el secado al sol expone al forraje a las inclemencias del tiempo, pero evita los daños causados por el calor, mientras que la deshidratación artificial garantiza una conservación acelerada, pero puede comprometer la disponibilidad de la proteína y de las vitaminas.

En este artículo se comparan los efectos de cada uno de estos métodos sobre la calidad de la proteína, la digestibilidad de la fibra, la retención de vitaminas y el rendimiento de las vacas.

Consecuencias nutricionales del secado y de la conservación

El calor que se produce durante la deshidratación artificial puede desencadenar reacciones de Maillard, ligando azúcares con aminoácidos (sobre todo con la lisina) y aumentando el ADICP (proteína bruta insoluble en detergente ácido), considerada una fracción proteica no disponible. En los primeros estudios de García et al. (1989) se demostró que la temperatura, la humedad y la ventilación actúan conjuntamente para acelerar la proteólisis y la producción de amoníaco; es decir, los mismos factores de riesgo que aparecen cuando la alfalfa deshidratada de forma artificial se sobrecalienta mientras aún conserva algo de humedad. Los métodos de secado también afecta a la fibra y a las vitaminas. Aunque los análisis puedan indicar valores similares de proteína bruta, si el forraje se sobrecalienta, la digestibilidad de la fibra detergente neutro (FDN) disminuye y se degrada el caroteno, lo que acaba mermando su valor nutritivo. El secado al sol, aunque es más lento y depende del clima, se realiza a temperaturas más bajas y por ello mantiene mejor la calidad de la proteína y de los nutrientes sensibles al calor, siempre que las condiciones acompañen.

Como el ADICP representa la proteína no disponible, es necesario realizar análisis rutinarios. Por ejemplo, si la alfalfa tiene un 20 % de PB y un 12 % de ADICP, la vaca solo va a poder aprovechar realmente un 17,6 % de proteína bruta. Si no se tiene en cuenta este dato, se sobreestima la proteína de la ración y se corre el riesgo de perjudicar el crecimiento microbiano y la producción de leche.

Impacto económico/productivo (basado en la proteína metabolizable):

En los casos en los que la alfalfa aporta el 40 % de la materia seca de una ración (unos 8 kg de MS por vaca al día), pasar de una alfalfa oreada al sol (20 % de PB y 8 % de ADICP) a otra deshidratada y dañada térmicamente (20 % de PB y 20 % de ADICP), provocará una caída de unos 160 g de proteína bruta disponible por vaca al día. Si aproximadamente el 75 % de esa pérdida se refleja en forma de proteína metabolizable (PM), el déficit ronda los 120 g de PM por vaca al día. Como se necesitan aproximadamente 48 g de PM para producir un litro de leche, esto equivale a unos 2,5 litros menos por vaca al día. En un rebaño de 1.000 vacas, la pérdida sería de casi 2.500 litros diarios. Si la alfalfa estuviera aún más deteriorada y el déficit de proteína metabolizable se duplicase hasta unos 240 g, la pérdida de producción rondaría los 5 litros por vaca al día, unos 5.000 litros diarios en un rebaño de mil vacas.

Los ensayos de alimentación animal confirman este patrón: si la deshidratación artificial se realiza con un control preciso de la temperatura, la calidad puede llegar a ser comparable a la de la alfalfa secada al sol; pero si hay sobrecalentamiento, disminuye el consumo, la eficiencia del nitrógeno y la producción de leche. El principal problema no es la deshidratación en sí, sino un mal control de la temperatura. La dureza de los pellets, el porcentaje incluido en la ración y los ajustes del deshidratador también influyen, pero verificar la disponibilidad de proteína mediante el ADICP sigue siendo la forma más fiable de ajustar la ración.

Ajuste de la proteína bruta en función del ADICP
Muestra de forraje
Proteína bruta (% MS)
ADICP (% PB)
Proteína bruta disponible (% MS)
Observaciones
Alfalfa secada al sol
20
5
19,0
Daño térmico mínimo
Alfalfa deshidratada artificialmente (daño térmico moderado)
20
12
17,6
Pérdida de lisina; se requiere ajuste de la ración
Alfalfa deshidratada artificialmente (daño térmico severo)
20
20
16,0
ADICP elevado; se requiere ajuste importante

Considerando que que cada litro de leche contiene unos 0,09 kg de proteína, cada 0,1 kg de proteína disponible que se pierde por vaca al día puede suponer aproximadamente 1,1 litros menos de leche. Utilizando esta relación:

  • Alfalfa secada al sol (19 % de proteína bruta disponible): referencia base, sin pérdida de leche.
  • Daño térmico moderado (17,6 % de proteína bruta disponible): 0,24 kg menos de proteína disponible → aproximadamente 2,7 litros menos de leche por vaca al día.
  • Daño térmico severo (16 % de proteína bruta disponible): casi 0,6 kg menos de proteína disponible → cerca de 6,6 litros menos de leche por vaca al día.
Impacto del daño térmico (ADICP) en la proteína disponible y en la producción de leche
Tipo de alfalfa
PB (% MS)
ADICP (% PB)
PB disponible (% MS)
PB disponible (kg/día) *
Déficit de PM (g/día)
Pérdida de leche estimada (L/día)
Alfalfa secada al sol
20
8
18
1,44
Alfalfa deshidratada artificialmente con daño térmico
20
20
16
1,28
~120
~2,5
* Para el cálculo se toma como referencia un consumo de 20 kg MS/día, con la alfalfa aportando el 40 % de la materia seca de la ración (8 kg MS). Factor de conversión de la leche: se requieren ~48 g de PM para producir 1 litro de leche.

El impacto económico puede ser considerable. Las dietas basadas en la alfalfa deshidratada artificialmente con un alto ADICP pueden aportar 0,5 kg menos de proteína disponible por vaca al día, lo que se traduce en una disminución de 5 o 6 litros de leche por vaca diariamente. En una explotación de 1.000 vacas, esto equivale a 2.700 y 3.000 litros de leche menos al día en caso de daño térmico severo, o unos 1.350 L/día bajo unas condiciones climáticas moderadas.

Índices de calidad nutricional de la alfalfa secada al sol en comparación con la deshidratada artificialmente
Parámetro
Alfalfa secada al sol
Alfalfa deshidratada artificialmente (daño térmico elevado)
Observaciones
Proteína bruta (PB)
18–22 % MS (normal)
18–22 % MS (aparentemente similar)
Aunque los valores son parecidos, la calidad de la proteína difiere según el daño térmico
ADICP (% PB)
5–10 % (daño térmico mínimo)
12–20 % o más si se sobrecalienta
Un ADICP más alto significa que hay menos proteína disponible
Proteína bruta disponible
~90–95 % de la PB total
~80–85 % de la PB total (menos si hay sobrecalentamiento)
Una menor PB disponible reduce el crecimiento microbiano y el aporte de proteína metabolizable (PM)
Digestibilidad de la fibra detergente neutro (FDN)
Se conserva si el secado es rápido
Puede disminuir por el efecto del calor sobre la fibra
Afecta a la disponibilidad de energía
Caroteno (provitamina A)
Degradación moderada por exposición al sol; bajo impacto del calor
Suele degradarse de forma significativa por altas temperaturas
Influye en la necesidad de utilizar suplementos vitamínicos.
Palatabilidad y consumo
Buena si el secado se realiza correctamente
Variable; puede disminuir si los pellets son demasiado duros o se sobrecalientan
Puede reducir el CMS y la producción de leche
Factores de riesgo
Daño por condiciones climáticas (lluvia, moho, caída de hojas)
Sobrecalentamiento, humedad residual, dureza del pellet
Cada método conlleva unos desafíos de gestión distintos

Comprobación y corrección de los daños causados por el calor

Como vimos anteriormente, el daño térmico en la alfalfa deshidratada artificialmente se evalúa normalmente mediante el ADICP. Por ejemplo, si la alfalfa contiene un 20 % de proteína bruta y un 4 % corresponde al ADICP, solo un 16 % es proteína disponible para la vaca.

En las raciones en las que la alfalfa aporta el 40 % de la materia seca (aproximadamente 8 kg de MS por vaca al día):

  • Alfalfa secada al sol (20 % PB, 8 % ADICP): proteína bruta disponible ≈ 1,44 kg/día.
  • Alfalfa deshidratada artificialmente con daño térmico (20 % PB, 20 % ADICP): proteína bruta disponible ≈ 1,28 kg/día.

Esto supone una pérdida de unos 160 g de proteína bruta disponible por vaca al día. Aproximadamente el 75 % de esa pérdida se refleja en la proteína metabolizable, lo que da un déficit de 120 g de PM por vaca al día. Como para producir 1 litro de leche son necesarios casi 48 g de PM, esta pérdida equivale unos 2,5 litros menos de leche por vaca al día. En una granja con 1.000 vacas, esto supondría una reducción potencial de cerca de 2.500 litros de leche diarios si no se ajusta la ración.

Para prevenir este descenso de la producción, los nutricionistas pueden reducir la dependencia al forraje deshidratado artificialmente con daño térmico, suplementar con fuentes de proteína de buena calidad como harina de soja o de colza, y reajustar las raciones teniendo en cuenta tanto la proteína degradable como la no degradable en el rumen. Realizar pruebas rutinarias del ADICP y ajustar las raciones garantizan que las vacas mantengan su rendimiento, incluso cuando la alfalfa deshidratada artificialmente presenta signos de daño térmico.

A continuación, se muestra una estimación de la pérdida de producción por daño térmico severo, en el caso de una explotación con 1.000 vacas, usando las mismas suposiciones: la alfalfa aporta un 40 % de la materia seca (≈ 8 kg MS por vaca al día), contiene un 20 % de proteína bruta, se necesitan 48 g de proteína metabolizable por litro de leche, y el 75 % de la pérdida de proteína bruta se refleja en la proteína metabolizable.

  • ADICP = 25%
    • Proteína bruta disponible = (1,6 × (1 x 0,25) = 1,20 kg/vaca/día.
    • Pérdida de PB en comparación con la alfalfa secada al sol (1,44 kg referencia) = 0,24 kg.
    • Déficit de proteína metabolizable ≈ 0,18 kg
    • Pérdida de leche ≈ 0,18 / 0,048 = ~ 3,75 L/vaca/día o 3.750 L/día para 1.000 vacas
  • ADICP = 30%
    • Proteína bruta disponible = (1,6 × (1 x 0,30) = 1,12 kg/vaca/día.
    • Pérdida de PB en comparación con la alfalfa secada al sol (1,44 kg referencia) = 0,32 kg.
    • Déficit de proteína metabolizable ≈ 0,24 kg
    • Pérdida de leche ≈ 0,24 / 0,048 = ~ 5 L/vaca/día o 5.000 L/día para 1.000 vacas

Si la alfalfa pasa de tener un problema moderado de ADICP (20 %) a uno severo (25–30 %), la pérdida de leche por vaca al día puede aumentar de 2,5 litros hasta unos 3,8 o 5 litros, a menos que se ajuste la ración, por ejemplo, reduciendo la proporción de alfalfa dañada, suplementándola con harina de soja o de colza y equilibrando la proteína degradable y no degradable en el rumen.

Recomendaciones y conclusiones

  • Controlar con precisión la temperatura durante la deshidratación y evitar que quede humedad residual.
  • Analizar regularmente el ADICP del forraje para cuantificar la pérdida de proteína.
  • Reformular las raciones teniendo en cuenta la proteína bruta disponible, en lugar de la proteína bruta total.
  • Al cambiar de tipo de alfalfa, supervisar la producción de leche, el nitrógeno ureico de la leche (MUN) y el consumo.
  • Siempre que el clima lo permita, secar la alfalfa al sol para minimizar el daño por calor, teniendo en cuenta al mismo tiempo los riesgos de perder nutrientes por el clima.

Esta comparativa no pretende defender que un método sea siempre mejor que otro, sino entender cómo gestionar los riesgos que plantea cada uno. La alfalfa secada al sol conserva mejor la calidad de la proteína y del caroteno, mientras que la deshidratación artificial es un proceso fiable incluso con mal tiempo, aunque puede causar daño térmico si no se controla correctamente. García et al. (1989) demostraron que la temperatura, la humedad y la ventilación son factores clave en las pérdidas de nitrógeno, un dato que sigue siendo fundamental a la hora de evaluar los forrajes deshidratados. Midiendo el ADICP y ajustando la ración en consecuencia, los productores pueden reducir la diferencia en el rendimiento y proteger la producción de leche, evitando, en muchos casos, pérdidas de hasta 2 o 3 litros de leche por vaca al día.

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