Álvaro García
En los comienzos de la producción lechera, los rasgos de conformación, como la altura y la estructura corporal, eran indicadores cruciales del potencial de una vaca en cuanto a producción de leche y salud. Sin embargo, la ganadería lechera moderna se ha centrado en parámetros de productividad a corto plazo, como la producción de leche diaria o por lactación, para maximizar la rentabilidad. A veces, este enfoque puede ignorar factores a largo plazo, como el tiempo de vida útil de la vaca (su longevidad y productividad) dentro del rebaño. Es posible que las vacas de alta producción, que destacan en las mediciones a corto plazo, carezcan de rasgos de salud y productividad que les permitan resistir varias lactancias, lo que reduce su permanencia en la granja. Por ejemplo, en EE. UU., donde las Holstein representan el 90% de la población de vacas lecheras, estas suelen producir leche durante una media de 729 días (unas 2,4 lactancias) antes de ser descartadas, generalmente antes de cumplir los 5 años.
Entre los principales factores que influyen en la longevidad de las vacas se encuentran la salud, la resistencia a las enfermedades, la eficiencia reproductiva, la gestión nutricional, la adaptabilidad al entorno y las prácticas de gestión eficaces. Las vacas sanas, con un buen rendimiento reproductivo y adaptabilidad, tienen más probabilidades de tener una vida larga y productiva Gracias a las tecnologías avanzadas, como los sistemas de imágenes en 3D, los ganaderos pueden monitorizar estos rasgos con datos precisos y constantes, que se visualizan en tiempo real y se controlan a lo largo de toda la lactación. Dar prioridad a estos parámetros permite tomar decisiones informadas para mejorar la productividad y la sostenibilidad del rebaño, manteniendo al mismo tiempo la salud y la longevidad a largo plazo.
Altura y peso
Con la ayuda de una cámara 3D de última generación, durante cada ordeño se miden los rasgos morfológicos de la vaca, lo que da lugar a más de 600 mediciones a lo largo de una lactación de 305 días. El hecho de repetir las mediciones aumenta considerablemente la precisión y fiabilidad de los datos. Además, es posible visualizar gráficamente la evolución de estos rasgos haciendo clic en el icono del gráfico que aparece en la imagen inferior.
Mientras que algunos rasgos permanecen estables a lo largo de la vida de la vaca, monitorizar la progresión de otros puede proporcionar información valiosa para la gestión de la explotación. Por ejemplo, la altura de las novillas del primer y segundo parto es un indicador clave del crecimiento y desarrollo, con impacto en su futura productividad y salud. Este indicador es especialmente relevante en EE. UU., donde los rebaños lecheros suelen realizar entre 2 y 3 lactaciones. Unas dimensiones proporcionales y alineadas con la edad, los estándares de la raza y las necesidades funcionales reflejan un buen desarrollo óseo, así como un mayor potencial para la salud y la productividad.
Los estudios apuntan a que la altura de la cruz en las vacas Holstein está relacionada con la producción de leche, ya que los animales más altos suelen producir más leche gracias a su mayor corpulencia, que favorece un mayor consumo y aprovechamiento del alimento. Sin embargo, hay que tener en cuenta factores regionales o del sistema de producción, ya que las vacas más altas pueden no ser adecuadas cuando los recursos disponibles o el pastoreo son limitados. Diversos estudios han determinado que las novillas con mayor altura en el momento del parto tienden a alcanzar una mayor producción de leche en la primera lactación, lo que subraya la importancia de seleccionar la altura óptima a la cruz para mejorar la productividad. La altura oscila normalmente entre 1,55 metros y 1,70 metros hasta la cruz (parte superior de los hombros) en las Holstein maduras. La altura de las Holstein, conocidas por su gran tamaño, varía en función de la genética y la nutrición, y 1,61 metros, como se observa en este caso, se considera media o ligeramente superior a la media.
Las variaciones en el peso de las vacas primíparas y multíparas (las que han tenido varios partos) también son muy importantes. Si se monitorizan estos cambios de peso, se puede conocer el estado nutricional, la salud y el bienestar general de la vaca. Al pasar el ratón por encima de cada punto de datos del siguiente gráfico, se muestra el peso real de la vaca en ese día concreto, lo que proporciona información de gran valor para la gestión del ganado, especialmente en el caso de las vacas que se encuentran en el periodo de transición (de 21 días antes a 21 días después del parto).
Disponer de datos precisos sobre el peso permite realizar ajustes concretos de la dieta, reduciendo los trastornos metabólicos y actuando como indicador precoz de la salud. Además, ayuda a gestionar las dificultades del parto, predice la capacidad de producción de leche y contribuye a la recuperación posparto. Esta monitorización optimiza la gestión de las vacas desde el inicio, lo que se traduce en mejores resultados de salud, mayor éxito de los partos, productividad optimizada y mayor sostenibilidad y rentabilidad de las explotaciones lecheras.
Angularidad
La angularidad se mide en torno a las caderas, el anca y la cruz, y refleja el aspecto anguloso de los huesos y las articulaciones en estas zonas. Está correlacionada con la solidez estructural y el potencial de producción de leche, ya que es un indicador de la conversión eficiente del alimento en leche. Los estudios confirman fuertes correlaciones genéticas entre la angularidad y los atributos de la producción lechera; las vacas con mayor angularidad tienden a convertir el alimento de forma más eficaz, lo que mejora el rendimiento lechero. Una óptima selección de la angularidad equilibra la fortaleza y la eficiencia lechera, fomentando una mejora de la productividad y la longevidad. No obstante, una angularidad excesiva puede afectar negativamente la condición corporal y el rendimiento reproductivo. En las vacas Holstein, oscila ampliamente en función de la variación individual, generalmente entre 2 y 5 grados. La angularidad refleja la estructura corporal y la musculatura. En las vacas lecheras, un valor de 3,65 grados indica una angularidad moderada, aconsejable para lograr un equilibrio entre la estructura corporal y la musculatura, algo típico de las Holstein.
Ancho de la cadera
El ancho de cadera es crucial para que el parto sea más fácil, para la salud reproductiva y para la conformación del cuerpo. Una cadera más ancha reduce las posibles complicaciones durante el parto al proporcionar una mayor área pélvica, reduciendo los riesgos de distocia tanto para la vaca como para la cría. También favorece el rendimiento reproductivo al reducir las lesiones durante el parto. Además, las vacas que paren con facilidad recuperan antes sus niveles óptimos de producción, lo que aumenta la rentabilidad al reducir los costes veterinarios y mejorar las tasas de supervivencia de los terneros.
Los sistemas de imagen 3D actuales permiten medir las cuatro dimensiones cruciales de la cadera: el ancho máximo de los corvejones y de la grupa, el ángulo entre los corvejones y el tórax, y el ángulo entre el plano vertical de los corvejones y la columna vertebral. El ancho máximo de los corvejones (0,45) suele oscilar entre 0,40 y 0,50 metros y es crucial para evaluar el ancho de la pelvis, que afecta a la capacidad de parir y al rendimiento reproductivo. El ancho máximo de los corvejones (0,68), normalmente entre 0,60 y 0,70 metros, también desempeña un papel importante a la hora de reducir las dificultades de parto.
Perímetro torácico
El perímetro torácico es un factor fundamental, ya que refleja el tamaño corporal general y afecta al consumo de alimento y a las funciones respiratoria y circulatoria. Este rasgo es vital para evaluar la salud y la productividad, especialmente en vacas lecheras de alta producción. Al estar estrechamente correlacionado con el peso corporal, el perímetro torácico es un indicador valioso para controlar y mejorar la salud y la eficiencia de las vacas. Los estudios muestran que predice en gran medida el peso vivo, algo esencial para llevar a cabo una gestión eficaz de la salud, la nutrición y la productividad. En las Holstein, el perímetro torácico oscila entre 1,90 y 2,20 metros aproximadamente. Un perímetro torácico más grande, de unos 2,09 metros, como el de esta vaca, favorece un consumo de alimento y una producción de leche más altos, lo que es típico de una Holstein de conformación fuerte.
Los sistemas de imagen 3D actuales controlan continuamente estos parámetros, y muestran los datos en gráficos para realizar un seguimiento de la progresión a lo largo de la lactación. Gracias a esta monitorización en tiempo real, es posible realizar ajustes en la gestión de forma inmediata, optimizando la salud y la productividad del rebaño. Al visualizar los datos, los ganaderos e investigadores pueden identificar tendencias y tomar decisiones con conocimiento de causa, mejorando así la eficacia de las explotaciones lecheras.
Para optimizar la productividad y la longevidad de las vacas lecheras es fundamental monitorizar sus rasgos morfológicos. Gracias a tecnologías de vanguardia, como los sistemas de imágenes en 3D, es posible realizar un seguimiento continuo y preciso que permite realizar ajustes en la gestión en tiempo real. Este tipo de rasgos son cruciales para favorecer el parto, la eficiencia reproductiva y la conversión alimenticia, lo que repercute directamente en la producción de leche y la rentabilidad. Una gestión adecuada de estos rasgos reduce los problemas de salud y mejora la estabilidad de las vacas, garantizando la productividad a largo plazo. Dar prioridad a los rasgos morfológicos, así como al peso y la condición corporal, fomenta un enfoque holístico de la ganadería lechera, maximizando el rendimiento más inmediato y promoviendo al mismo tiempo la salud y la sostenibilidad del rebaño a largo plazo.
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