La cojera y la reproducción | Dellait

Álvaro García

La cojera constituye un grave problema a nivel mundial que afecta al bienestar de las vacas lecheras, provocando notables pérdidas económicas y alteraciones del comportamiento. Más del 90% de los casos de cojera se deben a afecciones podales que pueden ser no infecciosas (una hemorragia en la suela, una úlcera, o la enfermedad de la línea blanca) o infecciosas (la dermatitis digital o la podredumbre del pie). Según un estudio sobre la prevalencia y los factores asociados a la cojera en los rebaños lecheros, el porcentaje de afecciones podales oscila entre el 20% y el 37%, dependiendo de los sistemas de estabulación y de las explotaciones. Sin embargo, los estudios realizados sobre la relación entre la cojera y el rendimiento reproductivo muestran resultados contradictorios, ya que, a menudo, se centran más en la puntuación de la locomoción que en las afecciones podales. Cuando los evaluadores puntúan de la locomoción, son subjetivos y pueden no coincidir con las afecciones podales. Sin embargo, con la aparición de la tecnología de imagen 3D automatizada, este foco de incoherencia se ha reducido drásticamente. Los estudios han examinado varias métricas reproductivas en vacas con cojera, tales como la reanudación de la actividad ovárica, el intervalo parto-primera cubrición y la concepción-primera cubrición. La disparidad de los resultados puede deberse a diferencias en los tipos de enfermedades podales o por el momento en que se producen estos acontecimientos reproductivos.

Afecciones podales y el eje pituitario-ovárico

Las afecciones podales de las vacas lecheras, como, por ejemplo, las úlceras de la suela o la enfermedad de la línea blanca, afectan profundamente al rendimiento reproductivo, a causa de las complejas respuestas inflamatorias y del estrés. Estas lesiones provocan daños en los tejidos locales, desencadenando reacciones inflamatorias que liberan citoquinas y proteínas de fase aguda como la haptoglobina. Las citoquinas, proteínas señalizadoras, contribuyen a la reparación de los tejidos y reducen los efectos inflamatorios sistémicos. Cuando las vacas padecen inflamaciones, las proteínas de fase aguda, como la haptoglobina, aumentan y actúan como marcadores de inflamación sistémica y estrés. Por otra parte, el dolor y el estrés provocados por las afecciones podales aumentan la producción de cortisol, que ayuda a reducir la inflamación, pero puede alterar el equilibrio hormonal reproductivo, que es crucial para la fertilidad. 

Una disrupción en el eje hipotálamo-hipófisis-ovario afecta de forma crítica a la regulación de las hormonas reproductivas. Una inflamación y el aumento del cortisol interfieren en este eje. El cortisol inhibe la liberación de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) desde el hipotálamo, reduciendo la secreción de la hormona luteinizante (HL) y de la hormona foliculoestimulante (FSH) desde la hipófisis. Estas hormonas son vitales para el desarrollo y maduración de los folículos ováricos, la ovulación y el mantenimiento del cuerpo lúteo. Una alteración de esta cadena hormonal puede provocar una disfunción ovárica, un retraso de la ovulación y una disminución de la fertilidad.

A menudo, las afecciones podales empeoran el rendimiento reproductivo de las vacas lecheras, afectando a distintos aspectos, como, por ejemplo, retrasando la reanudación de la ciclicidad ovárica tras el parto, prolongando los intervalos desde el parto hasta la primera cubrición, reduciendo las tasas de preñez por inseminación artificial y aumentando las pérdidas de preñez. La combinación de los efectos de la inflamación, el estrés y el desequilibrio hormonal crea un entorno complicado en el que mantener una salud reproductiva óptima.

En resumen, una afección podal desata una cascada de respuestas inflamatorias y de estrés que perjudican significativamente el rendimiento reproductivo de las vacas lecheras. La relación entre una inflamación localizada, los marcadores de estrés sistémico como la haptoglobina y el cortisol, y la alteración del eje hipotálamo-hipófisis-ovario subraya la importancia de gestionar eficazmente la salud de las pezuñas para favorecer el éxito reproductivo de los rebaños lecheros. Es fundamental disponer de estrategias de gestión eficaces para detectar y tratar precozmente las afecciones podales a fin de mejorar los resultados reproductivos y la productividad general del rebaño.

Un ejemplo real de una granja:

La vaca número 1125, con 380 días en leche, es una vaca lechera multípara que ha tenido problemas para quedarse preñada, en gran parte debido a una cojera persistente. Aunque mantuvo una CC de 3,5 hasta los 150 días en leche y la mejoró hasta 3,8 en su sexta inseminación a los 300 días en leche, su rendimiento reproductivo se ha resentido a causa de una cojera recurrente, según se ha detectado con la tecnología de imagen 3D.

Estos episodios, sobre todo los registrados en los días 240, 271, 295, 339 y 368, coincidieron con descensos de la producción de leche de 7, 14, 7 y 5 litros durante los tres primeros episodios y el quinto, respectivamente.

Al analizar su rendimiento reproductivo, podemos hacernos una idea de los retos a los que se enfrentó esta vaca. Entre el parto y la concepción, experimentó un periodo prolongado de 338 días vacía. Su primera inseminación tuvo lugar a los 130 días en leche, por lo que el intervalo desde ese momento hasta la concepción a los 300 días en leche fue de 170 días.

Estos datos ponen de manifiesto el impacto de la cojera en la fertilidad y las dificultades que entraña lograr una concepción óptima, a pesar de los múltiples intentos de inseminación. Una gestión eficaz de la cojera es crucial, no sólo para mejorar el rendimiento reproductivo, sino también para mejorar la salud general del rebaño y la productividad de las explotaciones lecheras.

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