Álvaro García
El peso corporal no es un indicador fiable del estado nutricional de las vacas lecheras. Por ejemplo, supongamos que el contenido del sistema digestivo de la vaca pesa alrededor de 91 kilos, mientras que su ingesta diaria está compuesta por casi 46 kilos de alimento (peso fresco) y entre 73 y 109 litros de agua. Además, la vaca excreta más de 55 kilos de estiércol fresco y 10 litros de orina al día (NRC, 2001) y produce entre 23 y 45 litros de leche. Como resultado, las fluctuaciones en el peso corporal diario pueden afectar a la precisión de la evaluación de los cambios reales en la masa corporal. La evaluación de la condición corporal (CC) es el método más eficaz para evaluar el estado nutricional de las vacas. Aunque es subjetiva, es una herramienta de evaluación visual muy práctica y valiosa para determinar el estado nutricional del ganado vacuno. Normalmente, se utiliza una escala de 5 puntos para evaluar al ganado lechero, en la que 1 significa que la vaca está extremadamente delgada y 5, que la vaca posee un exceso de grasa (Wildman et al., 1982).
Normalmente, se considera que la condición corporal ideal para las vacas lecheras en el momento álgido de la producción de leche debe de estar entre los 3,0 a 3,5 puntos en una escala de 5. Una CC de 3,0 puntos indica que la vaca tiene unas reservas de grasa corporal moderadas, mientras que una CC de 3,5 indica que las reservas de grasa son ligeramente elevadas. Se considera que las vacas que se encuentran dentro de este rango están en condiciones óptimas para producir una gran cantidad de leche y, al mismo tiempo, mantener la salud y su rendimiento reproductivo. Hay que tener en cuenta que la CC ideal puede variar en función de factores como la raza, la fase de lactación y las características de cada vaca. Los ganaderos y nutricionistas suelen hacer un seguimiento exhaustivo de la CC de las vacas y ajustan su alimentación y las prácticas de manejo para garantizar que mantengan una CC adecuada durante toda la lactancia. Por otro lado, es importante tener en cuenta que las vacas con una buena genética suelen experimentar un descenso de 0,5 puntos de CC al principio de la lactación. Por eso, es importante que den a luz con una CC apropiada, mitigando así el impacto de ese descenso.
Es importante para las vacas lecheras paran con una puntuación de CC de entre 3,25 y 3,50 puntos por varias razones. Para las vacas, el parto en sí es muy exigente, ya que es la transición de la fase de gestación a la de lactación. Unas reservas de grasa corporal más elevadas en el momento del parto, es decir, una CC de entre 3,5 y 3,75 puntos, proporcionan una reserva de energía imprescindible. Al principio de la lactación, es posible que el consumo de alimento no sea suficiente para hacer frente a las demandas de energía, pero, se pueden utilizar las reservas de grasa para satisfacerlas. De este modo, se previenen pérdidas de peso excesivas y trastornos metabólicos como la cetosis. Se ha observado que una CC más alta en el momento del parto aumenta la producción de leche al principio de la lactación. Las vacas con unas reservas adecuadas de grasa corporal están mejor preparadas para satisfacer las necesidades energéticas necesarias para llevar a cabo la síntesis de la leche. De este modo, aumenta la producción de leche y, potencialmente, los componentes como la proteína y la grasa butírica. Una CC alta en el momento del parto puede contribuir a mejorar la salud general y la función inmunitaria de la vaca. Disponer de las reservas adecuadas de grasa corporal ayuda a conservar la CC y favorece el sistema inmunitario, reduciendo el riesgo de enfermedades y mejorando la longevidad. Está demostrado que las vacas con una CC más alta en el momento del parto presentan un mejor rendimiento reproductivo y retoman con más rapidez la actividad cíclica ovárica, por lo que tienen más posibilidades de reanudar los ciclos estrales y de volver a concebir al poco tiempo de parir. Unas reservas adecuadas de grasa corporal también favorecen el equilibrio hormonal y a la función ovárica, lo que aumenta las probabilidades de éxito en la reproducción y posteriores gestaciones.
Hay que tener en cuenta que, debido a las demandas energéticas de la producción de leche, las vacas suelen perder algo de CC durante el pico de lactación. Sin embargo, una CC elevada en el momento del parto actúa de colchón, permitiendo a las vacas tolerar este declive natural sin perder demasiado peso. Un control constante y unas prácticas de manejo regulares, como una alimentación adecuada y la puntuación de la condición corporal, pueden ayudar a mantener un rango de CC adecuado y optimizar la salud y el rendimiento de las vacas lecheras durante toda la lactancia.
Estudios recientes han comparado las tasas de fertilidad con la puntuación de la condición corporal en los momentos próximos a la inseminación artificial (IA), y han investigado los cambios en la CC durante el posparto, así como los cambios en el peso corporal (PC) tras el parto. En un primer experimento, se sincronizaron 1.103 vacas mediante el protocolo Double-Ovsynch y, después, se cronometraron con el fin de minimizar el impacto en el estado cíclico. Los resultados mostraron que las vacas con una menor CC (≤2,50) tenían un porcentaje inferior de gestaciones exitosas mediante IA (P/IA) en comparación con las vacas con una CC más elevada (≥2,75) (40,4% y 49,2%, respectivamente). En un segundo experimento, se contó con 1.887 vacas lecheras en periodo de lactancia y se analizaron los cambios en la CC desde el momento del parto hasta la tercera semana posparto. Las vacas que sufrieron un descenso de la puntuación de la CC obtuvieron el P/IA más bajo (22,8%), mientras que las vacas que mantuvieron la misma puntuación tuvieron un P/IA intermedio (36,0%), y las vacas que aumentaron su puntuación de la CC obtuvieron el P/IA más alto (78,3%). En un tercer experimento, se midió semanalmente el peso corporal de 71 vacas lecheras lactantes, desde la primera hasta la novena semana posparto. Se indujo una superovulación mediante el protocolo modificado de Double-Ovsynch y se dividió a las vacas en cuartiles en función de la variación porcentual del peso corporal desde el parto hasta la tercera semana posparto (Q1 = variación mínima; Q4 = variación máxima). Los cuartiles no influyeron ni en el número de ovulaciones, ni en el total de embriones recogidos, ni en el porcentaje de ovocitos fecundados. Sin embargo, las vacas del Q4 registraron un menor porcentaje de ovocitos fecundados que no consiguieron convertirse en embriones transferibles (83,8%, 75,2%, 82,6% y 53,2%, respectivamente). Por otro lado, el porcentaje de embriones degenerados fue superior en el Q4 (9,6%, 14,5%, 12,6% y 35,2%, respectivamente).
Fue evidente que tener una CC baja (≤2,50) en las fechas próximas a la IA repercutía negativamente en la fertilidad; sin embargo, se observó que los cambios en la CC durante las tres primeras semanas después del parto afectaban de forma más significativa a la P/IA en una inseminación artificial programada. En parte, esto se puede atribuir a la disminución de la calidad embrionaria y al aumento de embriones degenerados tras el séptimo día después de la inseminación, especialmente en las vacas que registraron una mayor pérdida de peso corporal entre la primera y la tercera semana después del parto.
El uso de cámaras 3D podría aportar grandes ventajas a la hora de controlar y gestionar eficazmente la CC del ganado lechero, un factor fundamental para la fertilidad. Gracias a las cámaras 3D, los ganaderos pueden evaluar con exactitud y precisión la condición corporal de sus vacas, lo que permite seguir de cerca cualquier cambio en la CC a lo largo del tiempo. Con estas cámaras, los ganaderos también pueden obtener información precisa y actualizada, lo que les permite identificar rápidamente a las vacas con un CC bajo. Con estos datos, pueden implementar las medidas adecuadas, como programas de nutrición personalizados o el agrupamiento de las vacas en función de sus cambios en la CC. Con estas medidas, no sólo se evitan posibles problemas de fertilidad, sino que también se puede asignar el semen más caro a las vacas con más probabilidades de quedarse preñadas. Al utilizar la tecnología de cámaras 3D, los ganaderos pueden tomar decisiones informadas para optimizar los resultados reproductivos de su granja.
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