Álvaro García
Las vacas lecheras experimentan cambios fisiológicos tras el parto que alteran el equilibrio entre la demanda de nutrientes y el consumo de materia seca, dando lugar a un balance energético negativo (BEN). Este desequilibrio desencadena una serie de alteraciones metabólicas que afectan a su sistema inmunitario, aumentan los niveles séricos de ácidos grasos y los niveles de ácido betahidroxibutírico (BHB) y provocan una pérdida de condición corporal, lo que agrava el riesgo de padecer problemas de salud. Al mismo tiempo, las proteínas de fase aguda, como la proteína C reactiva y la haptoglobina, aumentan como respuesta a la inflamación o al daño de tejido. Para gestionar la salud del rebaño lechero y optimizar la productividad es fundamental comprender estos cambios y sus interacciones.
La condición corporal (CC) del animal en el momento del parto influye significativamente en la producción de leche y las tasas de gestación posteriores. Una CC baja se relaciona con una reducción del rendimiento, mientras que una CC muy alta aumenta el riesgo de padecer enfermedades metabólicas. Es esencial controlar los cambios en la CC desde el momento del secado hasta el periodo de transición para garantizar la fertilidad, la salud general y la supervivencia. Un exceso de acondicionamiento durante el secado reduce el consumo de materia seca (CMS), aumenta la pérdida de CC, reduce las tasas de preñez por inseminación artificial (IA) y dificulta el desarrollo embrionario. Después del parto, las vacas son propensas a sufrir problemas de salud como alteraciones uterinas y metabólicas, lo que reduce la fertilidad y la producción de leche y aumentan las tasas de sacrificios. La pérdida significativa de CC tras el parto aumenta el riesgo de sufrir de fiebre puerperal, cetosis, hígado graso, metritis, trastornos digestivos y mastitis. Además, las vacas que movilizan los nutrientes de forma excesiva exhiben mayores niveles de ácidos grasos (AG) en sangre y de BHB, junto con una menor producción de leche. La presencia de enfermedades disminuye aún más el tiempo que dedican a comer y el CMS, lo que agrava la pérdida de reservas corporales y aumenta la ineficiencia alimentaria.
Últimos estudios
En un estudio realizado en la Universidad Estatal de Colorado (Manríquez et al., 2021) se examinó cómo afectaban a las vacas Holstein (n = 11.733) con patologías específicas los descensos en la puntuación de la condición corporal (CC) tras el parto. Este estudio se centró en las reducciones de la CC registradas entre 5 y 40 días en leche (DEL) y su impacto sobre la fertilidad (reanudación de la ciclicidad ovárica, preñez en la primera inseminación artificial [PIA1], ausencia de preñez a los 60 días, preñez a los 150 días [P150] y preñez a los 305 días [P305]), la producción media diaria de leche en los primeros 90 DEL y los sacrificios o muertes después de los 40 DEL. Las vacas se clasificaron en las que presentaban trastornos reproductivos, en las que sufrían de otros problemas de salud, o en las que, a los 40 DEL, estaban sanas. El periodo de espera voluntario osciló entre los 40 y 70 DEL, la inseminación se llevó a cabo mediante IA programada y la detección del celo, y las frecuencias de ordeño variaron entre 2 y 4 veces al día. Las vacas se fueron registrando conforme se ponían de parto, y un 33% fueron primíparas. Todas las semanas se realizaba un seguimiento de las vacas para detectar enfermedades, incidencias reproductivas, sacrificios y muertes.
La condición corporal se evaluó a los 5 (CC5) y 40 DEL (CC40) mediante una escala que iba de 1 a 5 en incrementos de 0,25 puntos. La CC de las vacas se clasificó en baja (<2,75), moderada (2,75 a 3,5), alta (3,75 a 4,25) y excesiva (>4,25). Basándose en la diferencia entre estas valoraciones, las vacas se clasificaron en cuatro categorías: pérdida excesiva (PE; disminución de CC ≤ -0,75), pérdida moderada (PM; disminución de CC = -0,5 a -0,25), sin cambios (SC; cambio de CC = 0) o ganancia (GN; aumento de CC ≥ 0,25).
Cada semana se realizó un seguimiento de las enfermedades y se evaluó la CC, y cada cierto tiempo, los investigadores recibían formación sobre la puntuación de la condición corporal. Los problemas de salud, incluidos los relacionados con el parto, el desplazamiento izquierdo del abomaso, la mastitis y las enfermedades respiratorias, se registraron mediante un programa informático de la propia granja, y sólo se incluyeron en los análisis los diagnosticados en los primeros 40 DEL. Los problemas de salud se clasificaron en: trastornos reproductivos (distocia, parto gemelar, retención de la placenta, metritis, endometritis clínica), otros trastornos (cetosis subclínica, desplazamiento izquierdo del abomaso, cojera, mastitis clínica, enfermedad respiratoria) y vacas sanas sin problemas de salud.
En general, la CC media a los 5 DEL (CC5) y 40 DEL (CC40) fue de 3,18 y 2,97 puntos respectivamente, con una disminución media de 0,21 puntos durante el estudio. Las vacas primíparas (PP) tenían una CC5 (3,22 vs 3,15) y una CC40 (3,04 vs 2,93) más alta que las vacas multíparas (MP). La variación de la CC fue menor en las vacas PP que en las MP (disminución de 0,18 frente a 0,23 puntos).
El presente estudio subraya el papel fundamental que desempeña el control de las alteraciones de la CC y el estado de salud durante el inicio de la lactación con el fin de optimizar la salud, la productividad y la longevidad de las vacas lecheras.
Este estudio reveló que los cambios en la puntuación de la condición corporal (CC) no influyeron significativamente en los resultados sobre la salud del grupo, lo que pone de relieve que sus posibles efectos son independientes. Los cambios en la CC influyeron notablemente en la reanudación de la ciclicidad ovárica y en lograr que la vaca quedara preñada a los 150 días en leche (P150); las vacas que ganaban CC tenían más posibilidades de tener una buena ciclicidad ovárica y de lograr la preñez a los 150 días, en comparación con las que perdían excesivamente CC. El estado de salud afectó significativamente a la ciclicidad ovárica, a la preñez en la primera inseminación artificial (PIA1), a la P150 y a la P305 en los primeros 40 días en leche. Las vacas con trastornos reproductivos (ej., distocia, retención de la placenta, metritis, endometritis clínica) u otras enfermedades (cetosis subclínica, desplazamiento izquierdo del abomaso, cojera, mastitis clínica, enfermedad respiratoria) presentaron tasas más bajas de ciclicidad ovárica y de preñez en comparación con las vacas sanas, excepto las que padecían otras enfermedades en relación con el PIA1, P150 y P305. En general, el estudio subraya el impacto de la paridad, los cambios en la CC y el estado de salud en los resultados reproductivos y sanitarios de las vacas Holstein. Las vacas primíparas, en comparación con las multíparas, mostraron una CC más alta y una mayor incidencia de enfermedades reproductivas, pero una menor tasa de otras enfermedades. Esto indica que las vacas más sanas o con un índice menor de pérdida de CC tienen un mejor rendimiento reproductivo.
Repercusiones de los cambios de la CC en la producción de leche y en la supervivencia
Según el estudio, los cambios en la CC y el estado de salud estaban estrechamente relacionados con la producción media diaria de leche durante los primeros 90 días de lactación (M90). Las vacas que experimentaron una pérdida excesiva o moderada de CC (PE: 39 ± 1,12 l/día; PM: 38,9 ± 1,11 l/día) tuvieron una mayor M90 en comparación con las que no experimentaron cambios (37,8 ± 1,12 l/día) o ganaron (36,1 ± 1,12 l/día) CC. Esto indica que las vacas que perdieron CC tendieron a producir más leche de media al día durante este periodo de lactación temprana. Por el contrario, las vacas con enfermedades relacionadas con la reproducción (37 ± 1,11 l/día) mostraron una menor M90 en comparación con las que experimentaron otras enfermedades (38,7 ± 1,12 l/día) o con las vacas sanas (38,5 ± 1,11 l/día). Estos resultados ponen de relieve cómo los cambios en la CC y el estado de salud afectan a la producción de leche al comienzo de la lactación, con la pérdida de CC fomentando potencialmente una mayor producción de leche a pesar de los retos metabólicos asociados.
Para optimizar la salud, la productividad y la longevidad de las vacas lecheras en medio de los desafíos fisiológicos del balance energético negativo y las adaptaciones metabólicas, es esencial gestionar eficazmente la CC y la salud tras el parto. Es fundamental mantener una CC adecuada en el momento del parto, ya que las puntuaciones bajas se correlacionan con una menor producción de leche y fertilidad, mientras que el acondicionamiento excesivo aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas. El estudio de la Universidad Estatal de Colorado demostró que las vacas que experimentan una pérdida excesiva de CC corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones de salud y de disminuir su rendimiento reproductivo. Es importante resaltar que la interrelación entre los cambios en la CC y el estado de salud no influyó de forma significativa en la producción de leche, lo que indica que los efectos sobre la productividad son independientes. Estos datos se hacen eco de los estudios existentes sobre los efectos perjudiciales de la pérdida de CC y las enfermedades durante el inicio de la lactación, y destacan que su influencia persiste en la productividad a largo plazo y en que haya un mayor riesgo de sacrificio. Comprender esta dinámica permite mejorar las prácticas de gestión destinadas a mejorar la salud y la rentabilidad del rebaño lechero en diversos entornos de producción. Entre las recomendaciones se incluyen la monitorización periódica de la CC, la detección precoz de problemas de salud y una gestión nutricional adaptada a las necesidades de las vacas durante el periodo crítico de transición para mitigar posibles complicaciones posparto, como la fiebre puerperal y la mastitis. Si se controla CC con protocolos sanitarios proactivos, los ganaderos pueden conseguir que las vacas estén más sanas, aumenten su productividad y mejoren su rentabilidad, favoreciendo así el bienestar animal y la sostenibilidad de las explotaciones lecheras.
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