Álvaro García
La calidad de los alimentos influye directamente en su salud, la productividad y el bienestar general del ganado, por lo que es fundamental que su análisis sea preciso y fiable, y que la recogida de muestras se lleve a cabo de la forma idónea. A continuación, analizaremos las tres erres fundamentales a la hora de realizar un muestreo eficaz: la representatividad, la repetición y la rigurosidad.
Que un muestreo sea representativo significa que las muestras recogidas reflejan con exactitud la composición de todo el lote de alimentos, como, por ejemplo, cuando se prueba un bocado de una ensalada para saber si está bien aliñada. La diversidad del muestreo refleja la variabilidad inherente de la producción de alimento, y tiene en cuenta factores como la calidad de los ingredientes y los métodos de procesado.
Muestreo representativo:
- Error: representación inadecuada de las muestras de alimento.
- Ejemplo: recoger muestras de la superficie de una pila de forraje en lugar de recogerlas a distintas profundidades.
- Resultado: los análisis muestran un valor nutricional superior al real, lo que provoca dietas subóptimas.
- Pérdida estimada: si se subestima el contenido en nutrientes del silo, pueden producirse pérdidas en la producción de leche de entre el 5 y el 10%. Para una explotación lechera con 1000 vacas que producen 40 litros de leche al día a 14€ el quintal, esto podría suponer una pérdida de 18.701€ al mes en el peor de los casos.
Aunque repetir un análisis es indispensable para poder realizar una evaluación completa de las muestras del alimento para animales, su fiabilidad depende, en última instancia, del laboratorio que realice el análisis. Si el procedimiento de análisis es sistemáticamente inexacto o defectuoso, la fiabilidad de los resultados se verá comprometida, incluso si se repiten los muestreos. Por lo tanto, para poder conseguir resultados fiables, es primordial asegurarse de que el laboratorio que lleva a cabo los análisis tiene una buena reputación y es competente a la hora de realizar análisis exhaustivos de nutrientes. Asimismo, las técnicas de muestreo rigurosas siguen siendo imprescindibles para reducir al mínimo los errores y los sesgos. Si se respetan las pautas establecidas para realizar un muestreo representativo, repetido y riguroso, los nutricionistas pueden obtener datos fiables que les permitan formular dietas adaptadas a las necesidades nutricionales específicas de las distintas especies animales y de las fases de producción. De este modo, además de optimizar el rendimiento animal y aumentar la rentabilidad, se respetan las normativas de bienestar animal y de seguridad alimentaria. En definitiva, la fiabilidad de los análisis de alimentos depende de la meticulosa aplicación de estos principios básicos a la hora de tomar las muestras.
Un análisis eficaz:
- Error: depender de laboratorios poco fiables.
- Ejemplo: recurrir a un laboratorio que ofrece resultados incoherentes y un control de calidad deficiente.
- Resultado: un análisis inexacto de los nutrientes que provoca que se creen dietas subóptimas.
- Pérdida estimada: la formulación incorrecta de una dieta puede provocar un descenso del 10-20% en la producción de leche. En una explotación lechera con unos ingresos anuales por leche de 917.000 euros, esto podría suponer una pérdida de entre 92.000 y 183.000 euros al año.
¿Química húmeda o NIRS?
Para analizar muestras de alimento, los nutricionistas y ganaderos se suelen enfrentar al dilema de elegir entre dos métodos: la química húmeda y la espectroscopia de infrarrojo cercano (NIRS, por sus siglas en inglés). Cada una tiene sus ventajas y sus limitaciones, por lo que la decisión dependerá de varios factores, como la velocidad, la precisión, el coste y las necesidades específicas del análisis.
Debido a su gran precisión y fiabilidad, la química húmeda está considerada el «estándar de oro» del análisis de alimentos. Este método utiliza ensayos químicos para determinar la composición de nutrientes de los alimentos, lo que permite obtener mediciones precisas de componentes clave como proteínas, fibras, grasas y minerales. No obstante, este método conlleva mucho trabajo y tiempo, y es necesario contar con equipos especializados y personal cualificado. Además, el tiempo necesario para obtener los resultados puede ser relativamente largo, por lo que no es el mejor método cuando se trata de un análisis de alto rendimiento.
Por otro lado, la espectroscopía del infrarrojo cercano (NIRS) es capaz de analizar múltiples componentes simultáneamente y de obtener resultados en cuestión de minutos, reduciendo significativamente el tiempo y el coste en comparación con los análisis tradicionales realizados por química húmeda. Aunque en algunos casos la NIRS no puede competir con la precisión de la química húmeda, sí que proporciona estimaciones lo bastante exactas como para utilizarlo a la hora de realizar varios tipos de análisis más cotidianos. Además, los análisis de nutrientes que se realizan de aquellos alimentos que cuentan con una amplia base de datos de calibraciones NIRS, como el grano de maíz, son muy fiables. A medida que su base de datos aumenta y se diversifica, la precisión y fiabilidad de los modelos NIRS se incrementa. Para analizar los nutrientes de ingredientes comunes de la alimentación animal, como el grano de maíz, la alfalfa o la harina de soja, que ya han sido ampliamente estudiados y tipificados, el método NIRS es altamente fiable. Ahora bien, hay que tener en cuenta que, aunque los análisis NIRS son fiables a la hora de realizar análisis rutinarios de ingredientes de alimentos bien tipificados, es posible que en algunas situaciones sea necesario recurrir a la química húmeda. Por ejemplo, cuando se sospecha que existen problemas o desviaciones específicas en la calidad o composición de los alimentos, puede ser necesario utilizar la química húmeda para obtener mediciones precisas e identificar los posibles problemas.
Elegir entre la química húmeda y la NIRS, es una decisión que depende de factores como la velocidad, los requisitos de precisión y las necesidades específicas de cada análisis. Aunque la química húmeda sigue siendo el «estándar de oro» del análisis de alimentos, la NIRS es una alternativa rápida y rentable, sobre todo para los análisis rutinarios de alimentos con amplias bases de datos de calibración, como, por ejemplo, el maíz. Sin embargo, los dos métodos tienen su lugar dentro del sector del análisis de alimentos, y para elegir uno de ellos hay que evaluar a fondo los requisitos y las limitaciones de cada uno. Si se prioriza que las prácticas de muestreo sean representativas, repetitivas y rigurosas, los nutricionistas podrán tomar decisiones informadas que optimicen el rendimiento animal, mejoren la rentabilidad y respeten las normas de bienestar animal. En resumen, los tres principios básicos del muestreo de alimentos son la base de la excelencia en la nutrición animal y las prácticas ganaderas sostenibles.
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