Usos de las alertas de los sistemas de cámaras 3D en la industria láctea | Dellait

Álvaro García

En el sector lácteo se busca constantemente la forma de mejorar la eficiencia y la productividad, teniendo siempre en mente el bienestar de los animales. En los últimos tiempos, el uso de tecnologías de imagen se ha convertido en una solución viable para afrontar estos retos. En este artículo se analizan los principales usos prácticos y las ventajas de las cámaras 3D en las granjas lecheras, cogiendo como ejemplo el análisis de una vaca en una granja comercial. Cuando estas cámaras se colocan estratégicamente (por ejemplo, a la entrada o a la salida de la sala de ordeño), pueden detectar la condición corporal, el peso y la altura de cada vaca que pasa por delante de ellas, y si alguna sufre de cojera. Además, los ganaderos pueden personalizar la cámara para que emita alertas cuando los parámetros de ese animal se desvíen de los valores habituales. Estas alertas han demostrado ser una función inestimable, ya que ofrecen notificaciones en tiempo real e información adaptada a las preferencias del propietario de cada granja.

El sistema de alertas

Lo primero que ve el operario al acceder al programa de las cámaras 3D en el ordenador es un resumen de varios datos del rebaño, como el de la Figura 1. En él, se especifica el número de vacas ordeñadas de la granja, la producción media y el total de leche producida.

Asimismo, en la página principal, el operario dispone de un resumen gráfico del rebaño que muestra un análisis de la condición corporal y la producción lechera de todas las vacas. En ambos gráficos se observa que, en general, el rebaño tiene una excelente condición corporal y, que la media de la producción de leche supera las expectativas.

Una vez configurado el sistema de alertas en función de las especificaciones de la granja; al abrir el programa, el número de alertas específicas se muestra en la parte superior, tal y como aparece en la Figura 1. En este apartado se muestra el número de vacas que se ajustan a los criterios de “alerta” (por ejemplo, si hay desviaciones de la producción esperada, de la CC u otros), que en este caso son 213, y cuántas de ellas se califican como graves (50). Al hacer clic en el signo de exclamación rojo de la parte superior izquierda, aparece en pantalla la lista de las vacas que se han incorporado al sistema de alertas. Aquellas que requieran atención inmediata se mostrarán en rojo, mientras que el resto, menos urgentes, pero que se encuentran dentro de los parámetros de alerta establecidos por el usuario, aparecerán resaltadas en amarillo.

Si bajamos en el listado, podemos observar, por ejemplo, que la vaca número 961, que aparece resaltada en rojo dentro del grupo de lactación temprana, mantiene una CC de 2,8 (flecha verde apuntando a la derecha), y que ha mostrado pérdidas unas pérdidas de leche diarias inesperadas que que ascienden a -17,45 $.  Para consultar los resultados de su lactancia, se puede hacer clic en el número de granja de la lista de alertas (primera columna de la izquierda en la figura 2) o acceder directamente a su informe buscando el número de granja. Para ello, hay que ir al icono de la vaca (círculo rojo en la figura 2) y, cuando sea necesario, escribir el número.

La gráfica muestra que esta vaca alcanzó su máxima producción de leche a los 40 días en leche con 64 litros, y que poco después descendió a 58 litros. Salvo un par de días de mayor producción, alrededor de los 75 días en leche, se mantuvo constante con una excelente producción de alrededor de 54 litros de leche por día a partir de entonces, hasta que llegó el día 137 en leche, cuando descendió drásticamente.

En cuanto a su condición corporal (CC), comenzó el periodo de lactación con una puntuación de 3,7, pero disminuyó un punto, hasta 2,7, en aproximadamente tres semanas (Figura 5).

El brusco descenso de la condición corporal en un período tan corto (3 semanas) fue demasiado repentino incluso para una vaca lechera de alta producción. Se llegó a la conclusión de que se había producido un balance energético negativo (BEN), que provocó una movilización de la grasa corporal que, a su vez, causó una pérdida de CC. A los 32 días en leche, aproximadamente, la vaca alcanzó el máximo nivel de movilización de grasa, manteniendo una CC de 2 puntos hasta los 83 días en leche. Poco después empezó a recuperar su condición, lo que provocó la aparición de los primeros signos visibles de celo y la consiguiente inseminación en el día 91, seguida de otro ciclo de celo e inseminación a los 114 días en leche. Que haya un drástico descenso de la CC al principio de la lactación es algo típico de las vacas lecheras genéticamente superiores y es una prueba de la dificultad que tienen estas vacas para hacer frente a la demanda de nutrientes necesarios para la producción. Los trastornos metabólicos, como la cetosis subclínica, que a menudo se produce como consecuencia del BEN y de la subsiguiente movilización de grasa, probablemente retrasaron el inicio del celo. No obstante, su producción lechera se mantuvo unos 9 litros por encima de lo previsto (Figura 4).

El culpable

Por lo general, en los informes sobre vacas hay una sola fila horizontal que contiene varios parámetros, pero para facilitar su presentación en este artículo, esta fila se ha dividido en tres secciones y se ha agrupado en una sola imagen (Figura 6). La vaca 961, una vaca adulta en su cuarta lactación, tiene actualmente una CC de 2,85. Entre los días 80 y 110 de lactación, experimentó un aumento de 0,5 puntos de su CC, pasó de 2,86 a 3,37, dando lugar a su primer celo e inseminación en el día 91 y una posterior inseminación en el día 114, que resultó en una preñez que se confirmó más adelante. Dentro de este apartado, los operarios pueden ver la imagen dorsal captada por una cámara 3D y la correspondiente «nube de puntos», que permite realizar una evaluación exhaustiva de la CC desde varios ángulos (Figura 7). Sin embargo, hay un parámetro que sobresale sobre el resto: un notable descenso de un punto (-1,0) en su puntuación de locomoción, el cual puede observarse en el recuadro gris de la parte superior derecha de la Figura 6. La puntuación de locomoción se utiliza en las granjas para evaluar la marcha de las vacas. Una puntuación de 1 indica una marcha normal sin signos de cojera, mientras que una puntuación de 5 indica la presencia de una cojera grave. Las puntuaciones intermedias reflejan los grados de cojera; desde una leve molestia hasta una incapacidad importante. Este sistema ayuda a los ganaderos a detectar precozmente las cojeras, a implantar las prácticas de gestión adecuadas y a garantizar la salud y el bienestar generales del rebaño.

Cualquier variación en la puntuación de la locomoción, como la que se registró en la vaca 961, afecta significativamente al bienestar y a la producción de leche. Puede que un golpe lo suficientemente fuerte le provocara la cojera sin que hubiera ningún síntoma predisponente, y que el retraso del inicio del celo fuera el resultado del BEN. También es posible que su puntuación inicial de cojera fuera de 2 o superior y que pasara desapercibida hasta que un golpe repentino la agravara en 1 punto, tal y como detectó la cámara 3D. Las dificultades que tuvo inicialmente para reproducirse sugieren que probablemente ya existiera algún tipo de problema que podría haber empeorado por la pérdida de CC. Por ejemplo, una cetosis subclínica se puede producir como resultado de la movilización de grasa que, al debilitar el sistema inmunitario, favorece la cojera afectando a la salud de los cascos y causando debilidad muscular. Además, interfiere en la formación de la lámina de la pezuña, lo que aumenta la susceptibilidad a cualquier problema. Sea cual sea el motivo, con o sin afecciones predisponentes, el resultado fue que un traumatismo repentino provocó una cojera, y esta, a su vez, la disminución de la producción lechera. La puntuación de la condición corporal también se vio afectada por la repentina aparición de la cojera; sin embargo, las alteraciones no fueron, al menos al principio, tan drásticas como la disminución de la producción lechera. No obstante, con el tiempo empezaron a ser más significativas, ya que bajaron de 3,1 a 2,85 en unos 10 días (Figura 5). Para acceder a este gráfico hay que hacer clic en el gráfico que aparece en pequeño en el apartado de la CC de la Figura 2.

Conclusiones

Hasta un pequeño golpe en una pezuña puede causar rápidamente un empeoramiento considerable de una cojera leve preexistente, con el consiguiente agravamiento de la inflamación, y alterando el flujo sanguíneo y la integridad de los tejidos, lo que afecta directamente a la afección. En general, un incremento de 1 punto de cojera en un plazo de tiempo tan corto es señal de que existe un problema grave que exige la intervención inmediata del veterinario y un tratamiento completo para aliviar el dolor, favorecer la curación y evitar un mayor deterioro del estado de salud de la vaca.

Con el caso de la vaca 961 se hace patente la necesidad de un seguimiento y una gestión individualizada en cada una de las granjas lecheras. Con la ayuda de las tecnologías de imagen avanzadas y las prácticas de gestión integrales, los ganaderos pueden hacer frente con eficacia a los diversos factores que influyen en la salud y la productividad de las vacas. Este enfoque proactivo no sólo permite mejorar el rendimiento individual de vacas, como en el caso de la vaca 961, sino que también garantiza el bienestar general y la productividad de todo el rebaño. Es fundamental seguir invirtiendo en herramientas de monitorización novedosas y en estrategias de gestión para garantizar el éxito y la resiliencia de las ganaderías de todo el mundo.

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