Álvaro García
La nutrición durante el periodo previo al destete desempeña un papel decisivo en la salud, el desarrollo y la productividad a largo plazo de las terneras lecheras. Una de las decisiones de manejo más importantes en esta etapa es determinar si se les alimentará con leche entera o con un sustituto lácteo. Aunque ambos pueden favorecer un crecimiento y un estado de salud adecuados cuando se administran correctamente, sus efectos fisiológicos, consecuencias a largo plazo e implicaciones económicas difieren de manera significativa.
Este artículo revisa la evidencia científica que compara el uso de los sustitutos lácteos y la leche entera, y analiza el rendimiento en cuanto al crecimiento, los efectos epigenéticos, los beneficios económicos y las opciones más útiles para entornos con pocos recursos.
Aspectos nutricionales y fisiológicos
La leche entera sigue siendo el patrón biológico de referencia para la alimentación de las terneras. Contiene proteínas lácteas de alta digestibilidad (caseína y proteínas del suero), además de componentes biológicamente activos como inmunoglobulinas, factores de crecimiento similares a la insulina (IGF), enzimas y hormonas. Estos elementos favorecen el desarrollo intestinal, fortalecen la respuesta inmunitaria y optimizan la absorción de nutrientes, sobre todo durante las primeras semanas de vida, cuando el sistema digestivo de la ternera aún no está completamente desarrollado.
Sin embargo, la leche entera cruda también conlleva ciertos riesgos. Si no se pasteuriza, puede actuar como trasmisor de patógenos como Mycoplasma, Salmonella y Mycobacterium avium subsp. paratuberculosis. Además, su composición nutricional puede variar en función del estado sanitario de la vaca y de la fase de lactación. En explotaciones de mayor tamaño o en aquellas donde el precio de la leche es elevado, el coste de oportunidad de destinar la leche entera a la alimentación de las terneras, en lugar de venderla, puede ser considerable.
Los sustitutos lácteos, por el contrario, ofrecen una composición uniforme, mayor bioseguridad y buena escalabilidad. Los productos de alta calidad elaborados a base de proteínas lácteas, como los concentrados de proteína de suero o la leche desnatada en polvo, pueden reproducir con bastante precisión la digestibilidad de la leche entera. Las proteínas de origen vegetal, como la soja, resultan más económicas, pero son menos digestibles para las terneras menores de tres semanas, por lo que suelen reservarse para fases posteriores.
El crecimiento, la salud y los resultados a largo plazo
Los estudios de control demuestran que las terneras alimentadas con sustitutos lácteos de alta calidad pueden alcanzar un aumento de peso y unos parámetros de salud comparables a los de aquellas alimentadas con leche entera pasteurizada, siempre que la ingesta de nutrientes sea equivalente. Cuando están bien formulados y correctamente reconstituidos, los sustitutos lácteos pueden igualar o incluso superar el rendimiento de la leche entera, especialmente en lo que respecta a su uniformidad y a la bioseguridad.
Hill et al. (2010) observaron que las terneras alimentadas con un sustituto lácteo rico en proteína y grasa (28 % de proteína bruta y 20 % de grasa) obtuvieron una ganancia media diaria (GMD) de 900 g/día, superando los 800 g/día registrados en terneras alimentadas con leche entera en las mismas condiciones. Por el contrario, Bartlett et al. (2006) descubrieron que las terneras alimentadas con sustitutos lácteos que contenían proteína de soja crecían más lentamente y presentaban una mayor incidencia de diarrea, lo que refuerza la importancia de utilizar proteínas lácteas en las primeras etapas de vida.
Más allá del crecimiento y la salud inmediatos, la nutrición en las primeras etapas de la vida desempeña un papel fundamental en la productividad futura. Los primeros 60 días de vida de una ternera influyen en la expresión génica mediante la programación epigenética, afectando el desarrollo mamario, la eficiencia metabólica y la madurez reproductiva. Soberon et al. (2012) demostraron que cada kilogramo adicional de ganancia media diaria (GMD) durante el periodo previo al destete se asociaba con aproximadamente 1.100 litros más de leche en la primera lactación. Estos beneficios se observaban independientemente de si las terneras se alimentaban con leche entera o con un sustituto lácteo, siempre que el aporte nutricional fuera el adecuado.
Estos resultados en su conjunto confirman que tanto la producción a corto plazo como el desempeño productivo a lo largo de la vida dependen menos de la fuente de nutrición y más de su calidad, volumen y consistencia.
Análisis económico
Al suministrar seis litros de leche entera por día durante 60 días, se obtiene un total de 360 litros por ternera. Con un precio de la leche de 0,30 €/l en Estados Unidos, el coste de oportunidad asciende a 108 €. Si se tienen en cuenta la pasteurización y la mano de obra, el coste total por ternera puede superar los 120 euros.
Por el contrario, un sustituto lácteo de buena calidad administrado a una dosis de 800 g/día (con un 12,5 % de sólidos) supone un total de 48 kg de leche en polvo. A 2,24 €/kg en EE. UU., el coste total de la alimentación es de 107,52 €, con unos costes mínimos de mano de obra y manipulación.
La rentabilidad a largo plazo depende de la GMD y de la edad al primer parto. Una ternera que engorda 900 g/día (frente a 750 g/día) puede incorporarse antes al rebaño lechero y generar entre 170 y 260 euros más de beneficios por leche en la primera lactancia, lo que compensa las ligeras diferencias en el coste inicial de alimentación.
La siguiente tabla compara los costes a corto plazo y la rentabilidad a largo plazo de la leche entera frente a un sustituto lácteo de buena calidad, utilizando hipótesis típicas de precios y rendimiento.
Comparación económica de estrategias de alimentación de terneras (precio EE. UU.) | |||
Estrategia de alimentación | Coste de alimentación (€) | Producción de leche en 1ª lactancia (L) | Valor de leche producida (€, 0,30€/L) |
Leche entera | 120 | 500 | 150 |
SL de buena calidad | 107 | 1.100 | 330 |
La leche entera en sistemas con pocos recursos: aspectos prácticos
En muchas partes del mundo, los sustitutos lácteos de buena calidad son difíciles de conseguir, caros o presentan una composición variable. La leche entera sigue siendo la opción más común para alimentar a las terneras, pero su uso conlleva tanto ventajas como desafíos:
- Siempre disponible → su disponibilidad en la propia granja permite el acceso sin depender de importaciones ni de cadenas de distribución.
- Composición variable → el contenido de sólidos y grasa varía según la raza y la fase de lactación (por ejemplo, menor contenido de sólidos en cebúes o cruces).
- Riesgo de bioseguridad → la leche cruda puede transmitir agentes patógenos. A falta de pasteurizadores, hervirla o someterla a un tratamiento a baja temperatura puede reducir el riesgo.
- Coste de oportunidad → destinar leche a la alimentación de las terneras disminuye la cantidad de leche disponible para la venta. Este equilibrio depende de los precios locales de la leche y del acceso al mercado.
- Atractivo cultural y comercial → en regiones como el sur de Asia y Oriente Medio, el uso doméstico o las ventas cooperativas suelen competir con la leche destinada a las terneras.
- Deterioro en climas cálidos → sin refrigeración, la leche debe suministrarse inmediatamente después del ordeño para evitar el crecimiento bacteriano.
En resumen, la leche entera puede favorecer eficazmente el crecimiento de las terneras en entornos con recursos limitados, siempre que los ganaderos gestionen adecuadamente la higiene, se adapten a la variabilidad y valoren los costes de oportunidad frente a la productividad a largo plazo del rebaño.
Cuándo tiene sentido utilizar sustitutos lácteos
Los sustitutos lácteos pueden ser una alternativa muy útil para sustituir la leche entera, sobre todo en sistemas lecheros de mediana a gran escala o con un alto valor económico. Sus ventajas y limitaciones incluyen:
- Composición consistente → la densidad de nutrientes y los sólidos están estandarizados.
- Bioseguridad → elimina el riesgo infeccioso de la leche sin procesar (por ejemplo, la salmonela).
- Ventaja económica → en zonas donde los precios de la leche son elevados, los sustitutos suelen ser más económicos que el coste de oportunidad de destinar leche comercializable a la alimentación de terneras.
- Escalabilidad → en los rebaños de gran tamaño, permite homogeneizar la alimentación de las terneras sin depender de las variaciones en la producción de leche.
- Flexibilidad → es posible ajustar con precisión la cantidad de alimento y sólidos para alcanzar los objetivos de crecimiento.
- Limitaciones en entornos con pocos recursos → los costes de importación, los aranceles y la escasa distribución pueden hacer que los sustitutos sean inasequibles o no estén disponibles. Además, el control de calidad puede ser inconsistente en algunos mercados.
En resumen, los sustitutos lácteos de alta calidad, elaborados exclusivamente con proteína de la leche, son herramientas eficaces siempre que sean accesibles y asequibles; sin embargo, su valor depende de la economía local y de la eficiencia de las cadenas de suministro.
Alternativas de alimentación en entornos con recursos limitados
En muchos países en desarrollo, los productores lácteos tienen un acceso limitado a sustitutos lácteos comerciales de buena calidad debido a barreras económicas y logísticas. Los elevados costes de importación, la inestabilidad monetaria, los aranceles y la deficiente infraestructura de distribución, sobre todo en las zonas rurales, hacen que estos productos sean caros o poco fiables.
Incluso cuando están disponibles, los sustitutos lácteos pueden presentar una calidad variable. Un etiquetado deficiente, una formulación inadecuada o la utilización de proteínas vegetales inapropiadas para terneras jóvenes pueden comprometer la digestibilidad, provocando un crecimiento insuficiente y un mayor riesgo de padecer diarrea, especialmente bajo condiciones de higiene subóptimas.
En tales condiciones, los sustitutos elaborados localmente pueden ser una alternativa práctica. El objetivo es replicar la densidad nutricional y la digestibilidad de la leche de vaca utilizando ingredientes seguros y accesibles. Aunque estas mezclas carecen de los componentes inmunitarios presentes en la leche, pueden favorecer un crecimiento aceptable y un destete temprano si se equilibran y gestionan adecuadamente.
Algunos de los principios fundamentales de la formulación son:
- Una cantidad adecuada de proteína láctea
- Grasas y carbohidratos digeribles
- Vitaminas y minerales esenciales
- Higiene rigurosa durante la mezcla y alimentación consistente (normalmente 12–15 % de sólidos, administrados 2–3 veces al día).
Sin embargo, los resultados dependen en gran medida de la calidad de los ingredientes y de las condiciones higiénicas. Sin una supervisión rigurosa, aumenta el riesgo de sufrir desequilibrios nutricionales y contaminación microbiana. Se recomienda encarecidamente colaborar con veterinarios o nutricionistas locales.
Aunque no es lo ideal, los sustitutos de fabricación casera bien elaborados y supervisados pueden ser una opción viable cuando los productos comerciales no están disponibles, permitiendo a los productores controlar el desarrollo y por tanto la supervivencia de las terneras incluso en sistemas con pocos recursos.
Ingredientes más comunes:
- Suero en polvo o leche desnatada en polvo (si están disponibles): proteína primaria
- Aceite de coco o de palma, grasa animal: fuente de energía (debe estar emulsionada)
- Dextrosa o lactosa: hidratos de carbono energéticos
- Concentrado de proteína de soja: adecuado para terneras de más de 3 semanas de edad
- Preparado vitamínico-mineral que incluya Ca, P, Mg, Zn, Se, Cu, vitaminas A, D y E
- Estabilizadores optativos: lecitina o mono/diglicéridos para la dispersión de la grasa
Ejemplo de fórmula local (por cada 100 kg de mezcla seca):
- Suero o leche desnatada en polvo: 60 kg
- Aceite de coco o grasa animal: 20 kg
- Dextrosa/lactosa: 10 kg
- Preparado de vitaminas y minerales: 1-2 kg
- Proteína de soja (opcional): hasta 10 kg para las terneras más mayores
Se debe utilizar agua limpia a una temperatura de entre 40 y 45 °C para disolver entre 125 y 150 g de polvo por litro. Es fundamental que la frecuencia de alimentación (2-3 veces al día), mantener la higiene de los utensilios y preparar la mezcla correctamente. Además, las terneras deben disponer de agua limpia y de una ración de iniciación en el tercer o quinto día de vida.
Uso del suero de queso en programas de alimentación de terneras
En zonas en las que existe una producción activa de queso, el suero de queso puede ser fácil de conseguir y barato. Aunque es un alimento líquido interesante por su bajo coste, sus limitaciones nutricionales y los riesgos higiénicos que conlleva hacen que no sea adecuado como sustituto completo de la leche, sobre todo durante las primeras semanas de vida.
El suero suele contener entre un 4 % y un 5 % de lactosa, alrededor de un 1 % de proteína y menos del 0,1 % de grasa, lo que significa que aporta mucha menos energía y nutrientes esenciales que la leche entera. No conviene administrarlo justo después del calostro, ya que las terneras necesitan proteínas y grasas fáciles de digerir para fortalecer sus defensas, mantener la temperatura corporal y favorecer su crecimiento inicial. Si sólo se les da suero cuando son demasiado pequeñas, pueden tener diarrea, retraso en el crecimiento y más riesgo de enfermar.
Dicho esto, el suero puede emplearse de forma estratégica a partir de las 3–4 semanas de vida, cuando el sistema digestivo de la ternera está más desarrollada. Se puede hacer:
- Con leche entera o sustituto lácteo para reducir el coste.
- Complementándolo con grasa adicional y leche desnatada en polvo para mejorar el equilibrio nutricional.
- Añadiéndolo en seco a fórmulas sustitutivas comerciales.
Para garantizar su seguridad, el suero lácteo debe ser fresco, limpio y mantenerse refrigerado, ya que se deteriora con facilidad y favorece el rápido crecimiento microbiano. Su composición varía según el tipo de queso y el proceso de elaboración, por lo que es fundamental vigilar la salud de las terneras y ajustar las fórmulas según sea necesario.
En resumen, aunque no sea adecuado para utilizarlo como único alimento, el suero de queso puede servir como ingrediente complementario económico, siempre que se utilice correctamente, con enriquecimiento nutricional y manteniendo unas normas de higiene estrictas.
Conclusión
Una buena estrategia de alimentación durante el periodo previo al destete es fundamental para el desarrollo de las terneras y su productividad a largo plazo. Este artículo destaca que, cuando se formulan y gestionan adecuadamente, los sustitutos lácteos de buena calidad pueden igualar o incluso superar a la leche entera pasteurizada en su capacidad para favorecer el crecimiento, la salud y la producción futura de leche.
Lo determinante no es la procedencia, sino la densidad nutricional, la digestibilidad y la higiene de la dieta líquida. El aumento de la ganancia media diaria en las primeras etapas de vida está estrechamente relacionado con la productividad en la primera lactancia, por lo que es fundamental conseguir un consumo adecuado, sea cual sea el método de alimentación.
Desde el punto de vista económico y logístico, los sustitutos lácteos ofrecen ventajas consistentes, escalables y bioseguras, especialmente cuando la leche tiene un alto valor en el mercado. En entornos con recursos limitados, los sustitutos formulados localmente y el suero pueden ser alternativas viables, siempre que se utilicen con cuidado y bajo supervisión técnica.
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