Joaquín Ventura & Fernando Diaz
Las tecnologías de manejo lechero de precisión monitorizan en tiempo real las explotaciones de producción de leche, constituyendo un importante complemento a la observación directa por parte de los ganaderos, y permiten mejorar el manejo individualizado de las vacas. Los aparatos que se utilizan para esta monitorización pueden ser wearables, estar incorporados al sistema de ordeño, funcionar de forma independiente o estar integrados en el software de manejo de las granjas.
Estos sistemas de monitorización han sido validados para caracterizar la actividad de las vacas: pasos/día, tiempo que pasan tumbadas, en estación, comiendo o rumiando. Los cambios en todos estos comportamientos se han conseguido relacionar con el estro, el parto y el estado de salud de los animales. Los comportamientos primarios que se han utilizado para detectar enfermedades han sido la rumia, los movimientos de la cabeza, la deambulación y el tiempo que los animales pasan tumbados.
A pesar de la utilidad que pueden tener a priori estas tecnologías, los productores no acaban de implementarlas de forma habitual por dos razones fundamentales: un volumen de información que consideran excesivo y su limitada usabilidad. Es necesario evaluar las alertas que se pueden generar con estas tecnologías en estudios a largo plazo para identificar cómo los ganaderos las pueden incorporar a su trabajo habitual y percibirlas como útiles.
El objetivo de un estudio publicado en el Journal of Dairy Science fue cuantificar la utilidad para los productores de las alertas que genera la monitorización con tecnologías de manejo lechero de precisión. La hipótesis de trabajo del estudio fue triple:
- La percepción de la utilidad de las alertas disminuye a lo largo del tiempo si no permiten tomar decisiones.
- La percepción de utilidad de las alertas es mayor si se asocian con comportamientos de las vacas que los productores pueden identificar como problemáticos.
- Las alertas se consideran más útiles si señalan problemas en vacas que ya están bajo vigilancia por parte de los ganaderos, por tratarse de vacas con alto riesgo de sufrir enfermedad.
En un año de monitorización de 1,171 vacas en cuatro explotaciones se registraron 24,012 alertas. Del total de alertas 9,543 se produjeron por un descenso en el tiempo de alimentación de las vacas, 9,777 por un menor tiempo de descanso, 1,590 por un descenso de actividad y 3,102 por una combinación de estos comportamientos. Los granjeros registraron 15,130 (63%) de estas alertas, para comprobar si estaban relacionadas con un problema real o eran falsos positivos.
Percepción de los ganaderos de la utilidad de los sistemas de monitorización
De las 15,130 alertas, los responsables de las vacas revisaron cómo estaban los animales en 5,032 ocasiones (cow check-alert). En 2,003 casos categorizaron las alertas como dudosas y frente a 8,093 alertas decidieron no tomar ninguna acción. Los ganaderos revisaron las vacas en más ocasiones cuando el número de alertas diarias fue más bajo (menos de 20). Finalmente, los responsables de los animales solo revisaron de forma efectiva un 21% del total de alertas generadas por los sistemas de monitorización. Este porcentaje varió mucho entre explotaciones, del 2% en la que menos al 72% en la que más, lo que demuestra que la percepción de utilidad de las alertas depende en gran medida del ganadero.
Un mayor tamaño de la explotación, que fuese día festivo o que las vacas estuviesen al final de la lactación influyeron en que los responsables de las vacas registrasen menos alertas. Por otra parte, los ganaderos estuvieron más predispuestos a “tomarse en serio” las alertas cuando se relacionaron con descenso del tiempo de alimentación o de la actividad que cuando registraron descenso del tiempo de descanso. Si las alertas implicaban cambios en el comportamiento alimentario de los animales, los ganaderos tendían a calificar a los animales como enfermos en un mayor porcentaje.
Conclusiones
Los autores señalan que la percepción de utilidad de las alertas que proporcionan los sistemas automáticos de monitorización depende mucho de cada ganadero y el sistema de manejo que sigue en su granja.
En general suelen preocuparse más por las alertas relacionadas con el comportamiento alimentario de las vacas y cambios en su nivel de actividad, así como en vacas recién paridas o en las primeras semanas de lactación. También parecen estar más pendientes de revisar las alertas durante los días laborables o cuando el listado diario de alertas no supera las 20.
Referencia
Eckelkamp EA, Bewley JM. 2020. On-farm use of disease alerts generated by precision dairy technology. J. Dairy Sci. 103:1566–1582.
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