La importancia de alimentar a las vacas con forraje de alta calidad | Dellait

Álvaro García

Normalmente, cuando pensamos en qué combustibles hacen que nuestros vehículos funcionen, nos vienen a la cabeza hidrocarburos como la gasolina o el gasóleo. Los hidrocarburos, que proceden de antiguos hidratos de carbono y son el pilar sobre el que se sustentan los combustibles fósiles, nos proporcionan la energía necesaria para hacer que nuestros coches, camiones y maquinaria agrícola funcionen. Los hidratos de carbono, a los que a menudo se les denomina la «moneda energética» de la alimentación, son actualmente la principal fuente de combustible tanto para los seres humanos como para los animales. Aunque actúan en contextos muy diferentes, su papel sigue siendo el mismo, suministrar energía. Actualmente, las vacas pastan en praderas en las que abundan las hierbas y el forraje, lo que perpetúa el antiguo ciclo de captación y conversión de energía. Al hacer la fotosíntesis, las plantas aprovechan la energía del sol para sintetizar los hidratos de carbono que sirven de sustento para el ganado. De la misma manera que las plantas primitivas captaban la luz solar para producir los hidrocarburos que hoy en día sirven de combustible para nuestros vehículos, actualmente, las vacas obtienen su energía de los hidratos de carbono sintetizados por las plantas.

Al igual que los motores más potentes necesitan combustible de alta calidad para funcionar de forma óptima, la genética de las vacas modernas hace que sea necesario que se alimenten de un forraje de alta calidad para poder rendir al máximo. En la industria automovilística, los mejores motores se diseñan cuidadosamente con el fin de maximizar la potencia y la eficiencia. Para ello, necesitan carburantes de alto octanaje que les permitan tener una aceleración, una capacidad de respuesta y un rendimiento general por encima de la media. Lo mismo ocurre con la genética de las vacas de hoy en día, seleccionadas para sobresalir en varios aspectos de la producción, como la producción de leche, la tasa de crecimiento y la eficiencia reproductiva. Para que estas vacas genéticamente superiores alcancen su máximo potencial, necesitan forrajes de alta calidad con una elevada digestibilidad y disponibilidad de nutrientes.

¡Llena el depósito!

Por aumento del consumo de materia seca (CMS) del ganado vacuno nos referimos al aumento del consumo de alimento por peso, independientemente de su composición. No obstante, el aumento del CMS no garantiza que las necesidades nutricionales de una vaca se satisfagan adecuadamente, ya que sólo se tiene en cuenta la cantidad de alimento consumido por peso, sin considerar su calidad nutricional ni su composición. Si volvemos al ejemplo del coche, supongamos que tenemos un Ferrari de alto rendimiento, es probable que al llenarlo con el combustible más barato se produzca una disminución del rendimiento, que el motor falle, que la eficiencia del combustible se reduzca, que aumenten las emisiones y que, con el tiempo, se produzcan daños irreparables. A corto plazo, es posible que el Ferrari sufra una ralentización de la aceleración y una reducción de la potencia. Con el paso del tiempo, seguir usando combustible de baja calidad podría dañar el motor y hacer que fuera necesario sustituirlo o incluso realizar reparaciones caras. Por último, el uso de un combustible de baja calidad en un coche de altas prestaciones, como un Ferrari, pone en peligro su rendimiento y longevidad. Ahora pensemos en una Holstein de alto rendimiento y genéticamente superior alimentada con forrajes no óptimos…

El aumento del CMS se podría comparar con el uso de un combustible de bajo octanaje en un coche. Aunque la cantidad de combustible (CMS) sea alta, la calidad general, o el contenido energético, puede ser insuficiente. Del mismo modo, si el ganado consume una cantidad más elevada de forraje de baja calidad, su rendimiento y productividad generales pueden verse afectados, aunque aumente la ingesta.

Por ejemplo, cuando una vaca consume una gran cantidad de forraje de baja calidad, y con un valor nutritivo limitado, es posible que no cubra sus necesidades nutricionales a pesar del aumento del CMS. Puede que el forraje sea rico en fibra, pero pobre en nutrientes básicos como proteínas, calorías, vitaminas y minerales. Por el contrario, si una vaca consume una cantidad más pequeña de forraje de alta calidad rico en nutrientes, puede cubrir sus necesidades nutricionales de forma más efectiva, incluso con una CMS más baja. Dicho forraje proporciona la proteína, las calorías y otros nutrientes necesarios para una salud, crecimiento, reproducción y producción de leche óptimos.

Por lo tanto, aunque es importante aumentar el CMS para aportar suficiente energía y nutrientes al ganado, también es esencial asegurarse de que los alimentos que se les suministran son equilibrados desde un punto de vista nutricional y satisfacen las necesidades específicas de los animales. Para ello, no sólo hay que tener en cuenta la cantidad, sino también la calidad del alimento respecto a su contenido en nutrientes y su digestibilidad. Volviendo a la analogía del coche, ¡estás llenando el depósito!

Por otro lado, para aumentar el consumo de materia orgánica (CMO), es necesario que el animal consuma más componentes orgánicos del alimento, que son la principal fuente de energía y nutrientes. Para ello, hay que aumentar la ingesta de estos componentes, que contienen una gran cantidad de nutrientes esenciales, como hidratos de carbono, proteínas y grasas. Estos compuestos orgánicos ayudan a llevar a cabo diversos procesos fisiológicos y favorecen la salud, el crecimiento y la productividad en general.

Aumentar el CMO es como utilizar un combustible de alto octanaje en un coche. Del mismo modo que este tipo de combustible proporciona una mayor cantidad de energía por unidad de volumen, suministrar al ganado forraje de alta calidad que contenga una mayor concentración de materia orgánica puede mejorar su consumo de energía y su rendimiento general. Todo esto se traduce en una mejora de la producción de leche, las tasas de crecimiento y la eficiencia reproductiva del ganado. Utilizar continuamente combustible de bajo octanaje en un vehículo de alto rendimiento provoca fallos del motor, reduce la eficiencia del combustible y puede dañar el motor a largo plazo. Del mismo modo, si el ganado se alimenta sistemáticamente de forraje de baja calidad sin suficiente materia orgánica, se puede reducir la eficiencia alimentaria, provocar retrasos en el crecimiento y favorecer la aparición de enfermedades. Por lo tanto, al igual que el uso de combustible de bajo octanaje puede disminuir la vida útil y el rendimiento de un motor, con el paso del tiempo, el consumo continuado de forraje de baja calidad puede repercutir negativamente en la salud y la productividad del ganado.

La comparación entre el combustible de los vehículos y la nutrición del ganado nos ayuda a entender el papel fundamental que desempeña la calidad de los alimentos a la hora de maximizar el rendimiento de los animales. Al analizarlos y garantizar su idoneidad nutricional, los ganaderos pueden tomar decisiones con conocimiento de causa sobre este tema con el objetivo de que los animales estén sanos y sean más productivos, y que las vacas puedan estar más tiempo en el rebaño. Es esencial invertir en el análisis de alimentos para optimizar la nutrición del ganado, aumentar la productividad y, en última instancia, mejorar la rentabilidad. Por lo tanto, dar prioridad a este análisis no sólo es beneficioso, sino esencial para el éxito en la industria ganadera.

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