Álvaro García
La proteína es uno de los ingredientes más costosos en las raciones de las vacas lecheras. La mayor parte de esta proteína generalmente proviene de coproductos de semillas oleaginosas, que en muchos países no se obtienen fácilmente y deben ser importados. Como resultado, actualmente se exploran fuentes de proteínas alternativas de calidad que se puedan producir localmente a una fracción de su coste.
Un ejemplo es la espirulina (Arthrospira platensis), una microalga azul-verde que crece en los reservorios de agua dulce. La espirulina tiene 55-70% de proteína, crece rápido en climas templados/cálidos (temperatura de crecimiento óptima alrededor de 35oC), siempre que haya carbonato en el agua y mucha luz solar.
Por su tolerancia a la salinidad generalmente crece en medios muy alcalinos (pH 9-10), en aguas duras con altas concentraciones particularmente de carbonatos y bicarbonatos. Una gran ventaja es que no ocupa tierras ya asignadas por las granjas a otros cultivos. Actualmente se utiliza como aditivo nutracéutico en la dieta humana, así como en acuicultura y en la producción avícola. Informes recientes han demostrado que su uso mundial representa aproximadamente 56 toneladas métricas por año con la mitad de ese volumen destinado para la alimentación animal.
Una restricción a su utilización es que su cultivo (particularmente la cosecha) requiere de bastante personal. Por lo tanto, su utilización es más adecuada para explotaciones familiares pequeñas, con un número limitado de vacas. Su uso tampoco está desprovisto de ciertos desafíos ya que algunos estudios han demostrado una palatabilidad algo reducida cuando se incluyen en concentrados y ración total mezclada (RTM).
Sin embargo, la investigación ha demostrado que cuando se suplementa espirulina durante el periodo de transición no se ha afectado el peso vivo, la condición corporal, producción, composición y recuento en células somáticas de la leche durante la lactancia. Otros experimentos han observado que su suplementación ha reducido la proporción ácidos grasos (AG) saturados en la leche y el queso y la relación de AG n-6 a n-3.
También imparte un poco de sabor a nuez a la leche y disminuye la cremosidad del queso tipo cheddar. Sin embargo, la espirulina podría tener algunas propiedades de mejora para la salud animal, debido a la adición de micronutrientes y antioxidantes (carotenoides, tocoferoles y ácidos fenólicos). Su fracción lipídica no se caracteriza por una alta concentración de AG beneficiosos para la salud humana como el AG n-3, sino por los n-6 (especialmente C18:3n-6) y además AG saturados.
Un ensayo reciente evaluó los efectos sobre el consumo de pienso, la producción de leche y la calidad de la misma al sustituir toda la harina de soja por espirulina (850 g/vaca por día) en una dieta basada en heno. Un total de 12 vacas Holstein fueron asignadas a dos grupos de seis vacas cada uno, como se detalla:
- Grupo 1: suplementado con 5% de espirulina (tratamiento)
- Grupo 2: suplementado con 6% harina de soja (control)
Las vacas fueron alimentadas durante 15 días para su adaptación y a partir de entonces se recogieron datos y muestras de piensos, leche, sangre y líquido ruminal.
El consumo de algas azul-verdes no afecto a la producción de leche
La sustitución de la harina de soja por espirulina no tuvo ningún efecto sobre el consumo, la producción de leche y su grasa, proteína o lactosa, en comparación con el grupo control. La leche del grupo suplementado con espirulina tuvo un mayor contenido en β caroteno (0.207 frente a 0.135 g/ml). La grasa láctea del grupo con espirulina tuvo más ácido γ-linolénico (0.057 frente a 0.038% de los ésteres metílicos de AG), en comparación con la grasa de la leche del grupo de harina de soja.
La concentración de AG de ambos grupos fue similar excepto el trans-11 C18:1 (ácido vaccénico) y otros isómeros trans C18:1, que aparecieron elevados en el grupo con espirulina. No hubo diferencia sensorial, capacidad antioxidante, α-tocoferol y fenoles totales en la sangre y en la leche entre ambos grupos de vacas.
Este experimento demostró que la espirulina se puede utilizar eficazmente para reemplazar la harina de soja en las dietas de vacas lecheras. No hubo efecto sobre el consumo de materia seca o cambios en el perfil de AG de la leche, con sólo una ligera reducción en la bio-hidrogenación ruminal. Las propiedades sensoriales de la leche no se vieron afectadas por la inclusión de espirulina. La leche de vacas alimentadas con espirulina tenía niveles más altos de β caroteno y ácido γ-linolénico, con posibles efectos beneficiosos para la nutrición humana.
Conclusión
En conclusión, la espirulina podría ser utilizada eficazmente como una fuente de proteína para las vacas lecheras sin ningún efecto adverso sobre el rendimiento animal y beneficios potenciales para la nutrición humana. Los principales desafíos son, que para ser eficientes, es necesario cumplir tres requisitos de crecimiento de la espirulina que son: temperatura ambiente (por encima de 30oC), agua dura (particularmente carbonato de calcio) y mucha luz solar.
Es importante tener en cuenta la mano de obra necesaria durante la cosecha y su contenido de agua (50-60%) cuando se añade a la RTM.
Reference
E. Manzocchi, B. Guggenbühl, M. Kreuzer, and K. Giller. 2020. Effects of the substitution of soybean meal by spirulina in a hay-based diet for dairy cows on milk composition and sensory perception. J. Dairy Sci. 103:11349–11362.
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