Fernando Diaz
Este articulo fue publicado previamente en el Portal de Especialistas en Novillas de Zoetis.
Las terneras lecheras nacen sin ningún tipo de inmunidad adquirida debido a que las inmunoglobulinas (Ig) no pueden atravesar la estructura de la placenta durante la gestación, por lo que dependen del consumo de calostro para adquirir las Ig necesarias y así fortalecer su sistema inmune. La absorción insuficiente de IgG en terneras recién nacidas pude tener consecuencias negativas como son un aumento en el riesgo de contraer enfermedades e incluso la muerte, disminución en el índice de crecimiento y en el rendimiento productivo futuro.
Un indicador para evaluar si el manejo de calostro se esta realizando de forma adecuada es la concentración de IgG en muestras de suero sanguíneo de las terneras entre 2 y 7 días de vida. Cuando este valor de IgG es inferior a 10 mg/mL, se considera que hay un fallo en la transferencia pasiva (FTP). A pesar de que la alimentación del calostro en la fase más importante de un programa alimentario de recría de terneras, varios trabajos publicados recientemente demuestran elevadas tasas de FTP en granjas lecheras comerciales.
Investigadores de la Universidad de Prince Edward Island, Canadá, realizaron una evaluación de la FTP en 207 terneros y terneras Holstein procedentes de 30 granjas lecheras localizadas en Nova Scotia and Newfoundland. Los autores (Elsohaby y col., 2019) encontraron que aproximadamente la mitad de los animales (43.3%) mostraba FTP de IgG. Estos resultados podrían ser debidos a la baja calidad del calostro alimentado en estas granjas, ya que la mitad de las muestras de calostro analizadas eran de baja calidad (niveles de IgG menores a 50 g/L). Otro trabajo llevado a cabo en Alemania en el que se evaluaron los niveles de IgG en 227 terneras Holstein de 4 granjas indicó que un 30% de los animales mostraba FTP (Costa y col., 2019).
Similares resultados han sido publicados en sistemas de producción extensivos. Un estudio reciente (Abuelo y col., 2019) evaluó el nivel de IgG en 253 terneras de 23 granjas lecheras australianas reportó que la prevalencia media de terneras con FTP en los rebaños era del 41.9%. Al igual que el trabajo canadiense comentado anteriormente, solo un 47.9% de las muestras de calostro mostraban niveles adecuados de IgG.
Aunque el monitoreo continuo de la transferencia de inmunidad pasiva en terneras recién nacidas debería ser una práctica rutinaria en granjas para evaluar el manejo del calostro, tan solo un 6.2% de las explotaciones lecheras de EE. UU monitorean el FTP de una forma regular (NAHMS, 2014).
Además de la calidad y cantidad de calostro suministrado, otros factores relacionadas con el manejo del calostro como son la hora de alimentar, el método de suministro (botella, cubo o sonda esofágica), el almacenamiento (fresco, refrigerado o congelado) y el tratamiento de calostro (intensidad, duración) están asociados con el éxito en la transferencia pasiva de inmunidad. Para garantizar la transferencia es necesario el aporte de al menos 3 litros de calostro de calidad durante las primeras 2 horas después del nacimiento y al menos otros 2 litros en las siguientes 4 horas.
Sobre el autor
Fernando Díaz es el director del Dairy Knowledge Center. Trabaja como consultor lechero independiente, especializado nutrición y manejo en la compañía Rosecrans Dairy Consulting, LLC. Ofrece servicio de consultoría a granjas lecheras y empresas de alimentación, incluyendo nutrición y manejo alimentario, planes de cultivos forrajeros, e investigación y desarrollo de nuevos alimentos, aditivos y tecnologías para las vacas lecheras. Fernando vive en Brookings, Dakota del Sur y puede ser contactado en fernando@dairykc.com.
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