Álvaro García
La temporada calurosa en los EE.UU. varía en extensión e intensidad según el estado y puede provocar estrés calórico en las vacas lecheras. Se ha estimado que disminución en la producción lechera por sí sola representa el 37.5% (aprox. $900 millones) de las pérdidas anuales de producción ganadera asociadas con el estrés calórico. Estas pérdidas son multifactoriales y se atribuyen principalmente a la producción de láctea, los cambios en la composición de la leche, un rendimiento reproductivo inferior al óptimo y mayores tasas de sacrificio.
Las vacas afrontan las condiciones excesivas de calor ambiental mediante varias estrategias fisiológicas, como la pérdida de calor por evaporación (transpiración), el aumento de la respiración (jadeo), la reducción del calor de fermentación (incremento calórico) mediante reducción de la ingesta y la selección ingredientes de la dieta con partículas más digestibles. En vacas sometidas a estrés por calor, una disminución en la ingesta para reducir el incremento calórico es el principal impulsor que conduce a una disminución en la producción de leche.
Sin embargo, más recientemente, algunos investigadores sugirieron que este mecanismo representa solo del 35 al 50% de las pérdidas de producción de leche y probablemente otros factores fisiológicos explican la diferencia. Se han reportado cambios en la composición de la leche (p. disminución de la proteína de la leche) que parecen no estar relacionados con la ingesta de alimento, tal vez como resultado de una reducción de los precursores de proteínas en la glándula mamaria, la utilización de aminoácidos para otros procesos, como la gluconeogénesis y la síntesis de proteínas de fase aguda.
Estudios previos han mostrado que la inclusión de aminoácidos protegidos frente a la degradación ruminal en las dietas mejora la producción de leche y de componentes lácteos. Además, en otros experimentos, se observó un aumento en el rendimiento productivo y la reducción de la respuesta inflamatoria al alimentar metionina protegida durante el período de transición.
Un estudio reciente (Pate et al., 2020) evaluó los efectos de la metionina protegida sobre la producción lechera y las respuestas fisiológicas de vacas Holstein multíparas sometidas a estrés calórico. Las vacas fueron alojadas en un establo atadas y las dietas se formularon en base a 180 días en leche, 750 kg de peso vivo, 40 kg de leche/d con 3.7% de grasa y 3.2% de proteína láctea y una ingesta de materia seca de 25.5 kg/d.
Las vacas fueron asignadas aleatoriamente a 1 de 2 tratamientos alimenticios:
- Ración mixta total con metionina a 1.05 g/kg de ingesta de materia seca
- Ración mixta total sin metionina (control)
Dentro de cada tratamiento, las vacas fueron asignadas aleatoriamente a 1 de 2 grupos ambientales: termoneutral o estrés calórico.
El estudio se dividió en dos períodos con 2 fases por período. Durante la fase 1 (9 días), las vacas estaban en condiciones termoneutrales y alimentadas ad libitum. Durante la fase 2 (también 9 días), el grupo 1 fue sometido a estrés calórico con mantas térmicas eléctricas (1.87 × 1.59 m; 100% nylon con revestimiento de poliuretano, que consta de 12 almohadillas de calentamiento por infrarrojos que generan una temperatura de 36 °C). Después de 21 días, el estudio se repitió (período 2) pero ahora revirtió los tratamientos del período 1, de modo que los tratamientos alimenticios (metionina o control) fueron los mismos para cada vaca.
Las vacas expuestas al desafío por estrés calórico mostraron los cambios fisiológicos típicos asociados con la hipertermia similares a los observados en las lecherías comerciales. Hubo un aumento en las temperaturas cutáneas, rectales y vaginales, así como en la frecuencia respiratoria y cardíaca. La metionina protegida no influyó en ninguno de estos parámetros fisiológicos durante el estrés calórico.
Sin embargo, el estrés calórico afectó el comportamiento de la vaca en este experimento. Hubo un aumento en el tiempo que las vacas permanecían de pie y un menor tiempo de descanso en las vacas en condiciones de estrés calórico. Aunque no era este el objetivo de este experimento se puede especular que las vacas que pasan más tiempo de pie podrían haber aumentado la susceptibilidad a las lesiones de pezuña. Las vacas sometidas a estrés calórico redujeron su ingesta y producción lechera en comparación con aquellas en condición termoneutral.
La adición de metionina protegida mejoró la composición de la leche durante el estrés calórico, con mayores concentraciones de grasa y proteína láctea. Sin embargo, la ingesta, la producción de leche y la eficiencia alimentaria no se vieron afectadas por este aditivo durante el desafío por estrés calórico.
Otros parámetros que necesitan evaluación son los efectos de la inclusión de metionina durante el estrés calórico sobre los parámetros sanguíneos, la inmunidad y las funciones del hígado y las glándulas mamarias. Otros aspectos para futuras investigaciones son los efectos sobre el rendimiento productivo total en toda la lactación y la salud, teniendo en consideración la duración y la gravedad del estrés calórico.
Referencia
Pate, R.T., Luchini, D., Murphy, M.R., Cardoso, F.C. 2020. Effects of rumen-protected methionine on lactation performance and physiological parameters during a heat stress challenge in lactating Holstein cows. Journal of Dairy Science. 103:2800–2813
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