Nutrición proteica de los terneros lecheros | Dellait

Álvaro García

Uno de los nutrientes más importantes en la primera etapa de vida de un ternero lechero es la proteína, ya que desempeña un papel clave en su crecimiento, en el desarrollo del sistema inmunitario y en su productividad futura. Desde el nacimiento, tanto la forma como el momento en que se suministra la proteína pueden marcar la diferencia en el desarrollo del animal, la eficiencia con la que aprovecha el alimento y su capacidad para expresar todo su potencial genético. A diferencia de los animales adultos, los terneros experimentan varios cambios fisiológicos drásticos en un breve periodo de tiempo, ya que comienzan con una dieta líquida, desarrollan un rumen funcional y, finalmente, pasan a alimentarse de forraje y concentrados. Cada una de estas etapas es una oportunidad única para ajustar la nutrición proteica.

Hoy en día sabemos que el alimento no solo nutre al ternero, sino que también puede influir en la expresión de sus genes. Las decisiones nutricionales tomadas en las primeras etapas de vida pueden actuar como interruptores, activando o desactivando ciertos genes, determinando cómo se utilizan los nutrientes, cómo se desarrolla el sistema inmunitario y con qué eficiencia crece el animal. La nutrigenómica, una disciplina en constante evolución, nos permite relacionar el aporte proteico con la programación biológica a largo plazo. Comprender las necesidades cambiantes del ternero y cómo esas necesidades interactúan con su mapa genético no solo impulsa su crecimiento, sino que constituye una inversión en la salud y el rendimiento futuro de todo el rebaño.

Las necesidades proteicas y energéticas durante el crecimiento previo al destete

Para alimentar a los animales en la fase previa al destete, es fundamental encontrar un equilibrio entre cubrir las crecientes necesidades energéticas del ternero y proporcionarle alimento de alta calidad que favorezca la ganancia de tejido magro, el desarrollo de los órganos y la competencia inmunitaria. En esta etapa, sus requerimientos nutricionales por kilo de peso son considerablemente más elevados que los de un animal adulto.

La versión actualizada de las directrices del NASEM (2021) perfecciona las estimaciones de la energía necesaria para el mantenimiento al ajustarlas al peso corporal vacío (PCV), que excluye el contenido intestinal y proporciona una referencia más precisa para calcular los requerimientos energéticos. En función del tipo de dieta, se emplean los siguientes factores de corrección:

  • Terneros lactantes: PCV = peso corporal × 0,94
  • Terneros con alimentación mixta (leche + iniciador): PCV = PC × 0,93
  • Terneros destetados: PCV = PC × 0,85

A partir de este PCV corregido, se estima el requerimiento energético para el mantenimiento de la siguiente manera:

  • Energía neta para mantenimiento (ENₘ) = 0,097 Mcal/kg PCV^0,75
  • Energía metabolizable para mantenimiento (EMₘ) = 0,138 Mcal/kg PCV^0,75

Estos valores son ligeramente más altos que los establecidos por el NRC (2001), en parte porque tienen en cuenta las pérdidas endógenas de proteína, como las derivadas de la descamación de células epiteliales y de las secreciones relacionadas con el sistema inmunitario. Se asume que la eficiencia de conversión de la energía metabolizable (EM) de la dieta en energía neta para mantenimiento (ENₘ) es del 68%.

Conforme los terneros van creciendo, tanto su consumo de materia seca (CMS) como la concentración de nutrientes deben aumentar para satisfacer sus requerimientos energéticos y proteicos. La tabla 1 resume los requerimientos estimados para un ternero de 50 kg con diferentes tasas de crecimiento:

Tabla 1. Requerimientos energéticos y proteicos para un ternero lechero de 50 kg en diferentes etapas de crecimiento.
GDM (kg/d)
CMS (kg/d)
EM (Mcal/d)
PB (g/d)
PB (% MS)
0,20
0,56
2,56
102
18,2
0,40
0,72
3,29
156
21,6
0,60
0,89
4,05
209
23,7
0,80
1,06
4,85
262
24,7
1,00
1,24
5,66
315
25,5
GDM: Ganancia diaria media, CMS: Consumo de materia seca, EM: Energía metabolizable, PB: Proteína bruta, PB (% MS): Proteína bruta como porcentaje de la materia seca. Basado en los cálculos de Nutrient Requirements of Dairy Cattle, 8.ª edición revisada, de la National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine (NASEM, 2021).

Estas cifras muestran que, cuanto mayor es la tasa de crecimiento, mayor debe ser la concentración de proteína bruta (PB) en la dieta. Esto se debe a que, a medida que aumenta la tasa de crecimiento, el animal desarrolla proporcionalmente más músculo que grasa, y el músculo requiere un mayor aporte de aminoácidos.

Estrategias para los sustitutos lácteos: equilibrio entre proteínas y energía para un crecimiento óptimo

Para un crecimiento moderado, por ejemplo, de 0,2 a 0,4 kg/día, basta con utilizar sustitutos lácteos que contengan un 20-22 % de proteína bruta. Sin embargo, para tasas de crecimiento más elevadas (≥0,8 kg/día), se recomienda un sustituto lácteo que contenga al menos un 26 % de proteína bruta, a fin de evitar la deficiencia de proteína y asegurar un desarrollo muscular adecuado (Wilms et al., 2022). En los programas de crecimiento acelerado, también es necesario aumentar el aporte energético para evitar una oxidación excesiva de las proteínas.

Según investigaciones recientes, mantener una relación adecuada PB:EM resulta más eficaz que simplemente incrementar la proteína o la energía por separado. El crecimiento más eficiente, en términos de conversión del alimento y ganancia de masa magra, se logra cuando la relación PB:EM en la dieta se mantiene entre 51 y 55 g de PB por Mcal de EM, independientemente de que los terneros estén en un programa de sustituto lácteo restringido o ad libitum (Hill et al., 2008a; Hill et al., 2009; Rauba et al., 2019). Unas proporciones más bajas tienden a resultar en un crecimiento más lento y mayor deposición de grasa, mientras que unas proporciones más altas pueden incrementar el desperdicio de nitrógeno y reducir la eficiencia energética.

La distribución de nutrientes durante el desarrollo del ternero

A medida que los terneros crecen y comienzan a consumir alimentos sólidos, cambia de manera significativa la forma en que aprovechan los nutrientes de la dieta. Durante el periodo previo al destete, la energía procedente de la lactosa y la grasa cubre sus necesidades básicas de mantenimiento. Cuando el consumo de proteína excede el aporte energético, los aminoácidos sobrantes se desaminan y se excretan, lo que reduce la eficiencia del uso del nitrógeno (Gerrits, 2019; Amado et al., 2024a,b).

Cuando el consumo de alimento sólido aumenta y el rumen empieza a funcionar, el uso de los nutrientes se orienta hacia el crecimiento del tejido magro. Órganos como el hígado y el tracto digestivo se desarrollan rápidamente, convirtiéndose en los principales consumidores de la proteína de la dieta, sobre todo cuando se complementan con carbohidratos fermentables que estimulan la síntesis de la proteína microbiana (Meyer, 2005; Van Amburgh et al., 2019).

La alimentación con sustitutos lácteos más proteicos (16-25 % de proteína bruta) mejora el crecimiento y la eficiencia del alimento, pero solo cuando se combina con una cantidad adecuada de energía (Blome et al., 2003). En los terneros destetados, los iniciadores con un nivel moderado de proteína y suficientes carbohidratos fermentables favorecen la retención de nitrógeno mediante el reciclaje de urea para la síntesis de proteína microbiana (Berends et al., 2014, 2015).

Ensayos metabólicos muestran que el aporte adicional de proteína (+PRO) promueve la ganancia de masa magra; hasta un 52 % de la proteína extra se retiene como proteína corporal cuando la cantidad de energía es la adecuada, mientras que el aporte adicional de grasa o lactosa incrementa principalmente los depósitos de grasa (Amado et al., 2024a,b). Estos resultados resaltan la importancia de equilibrar la proteína y la energía durante el desarrollo temprano para evitar desperdicios y promover un crecimiento eficiente (García, 2021).

Los aminoácidos esenciales para el crecimiento y la inmunidad

Antes del destete, los terneros dependen completamente de la leche o del sustituto lácteo (SL) para obtener aminoácidos, ya que su rumen aún no es funcional. Por ello, el perfil de aminoácidos de la dieta líquida es fundamental. La lisina, la metionina y la treonina suelen ser los aminoácidos esenciales (AAE) más limitantes, y su suplementación puede mejorar la ganancia diaria media (GDM) hasta en un 17 % al aumentar la eficiencia en el uso de la proteína (Hill et al., 2008b; Castro et al., 2016).

Aunque las proteínas vegetales, como la soja y el trigo, pueden reducir los costes relacionados con el sustituto lácteo (SL), sus perfiles de aminoácidos difieren de los de la proteína de la leche y pueden contener factores antinutricionales si no se procesan correctamente (Thornsberry et al., 2016; Ansia & Drackley, 2020).

También debemos tener en cuenta que los AAE refuerzan el sistema inmunitario. Durante situaciones de estrés o enfermedad, la demanda de aminoácidos aumenta. La suplementación con AAE mejora el desarrollo, favorece la producción de anticuerpos (IgG) y reduce los niveles de hormonas del estrés ante desafíos inmunitarios (Zubia et al., 2023).

Desarrollo ruminal y aprovechamiento de la proteína

En las primeras etapas de vida, la digestión de la proteína láctea se produce en el intestino delgado, con escasa fermentación en el rumen, que aún no se ha desarrollado. A las 3 o 4 semanas de edad, el consumo de alimento sólido estimula un rápido desarrollo del rumen. Las poblaciones microbianas descomponen el alimento y producen proteína microbiana, que pronto se convierte en la principal fuente de proteína metabolizable (PM) del ternero. Esto se refleja en los cambios de las aportaciones proteicas de la dieta: en terneros alimentados con leche, la proteína degradable en el rumen (PDR) representa aproximadamente un 10 % del consumo de materia seca (CMS), mientras que la proteína no degradable en el rumen (PNDR) aporta cerca de un 6,6 %. Después del destete, la PDR aumenta hasta casi un 80 %, y la PNDR disminuye por debajo del 3 % (NASEM, 2021). Al mismo tiempo, la eficiencia de la conversión de proteína bruta en PM absorbible disminuye, pasando de aproximadamente 0,95 en el caso de la leche, a 0,75 con las dietas mixtas y a 0,70 con el alimento sólido, debido al gasto energético que supone la síntesis microbiana.

Durante el periodo de transición al destete, el volumen del rumen prácticamente se duplica, el peso corporal aumenta en más de un 40 % y el flujo del nitrógeno microbiano hacia el abomaso se convierte en la principal fuente de aminoácidos absorbibles. Si no se ajustan correctamente la proteína y la energía durante este periodo, los terneros pueden presentar un déficit de proteína metabolizable (PM) pese a un consumo adecuado de proteína bruta.

La proteína es un nutriente fundamental en las primeras etapas de vida de los terneros lecheros, ya que influye directamente en su crecimiento, desarrollo inmunológico y productividad a largo plazo. Durante el predestete, los terneros necesitan cantidades cada vez mayores de proteína y energía de alta calidad para favorecer el crecimiento del tejido magro, alcanzando una eficiencia óptima cuando la relación PB:EM se mantiene entre 51 y 55 g/Mcal. Los aminoácidos esenciales, en particular la lisina, la metionina y la treonina, suelen ser limitantes en los sustitutos lácteos y, cuando se suplementan adecuadamente, mejoran tanto el desarrollo como la respuesta inmunitaria.

A medida que los terneros comienzan a consumir alimento sólido, el desarrollo del rumen facilita la síntesis de la proteína microbiana, lo que cambia la forma en que se aprovecha la proteína de la dieta. Equilibrar la proteína degradable y no degradable en el rumen es crucial, sobre todo durante la transición de ternero a novilla en crecimiento.

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