Maria Villagrasa & Nuria Garcia
La anaplasmosis bovina es una enfermedad hemolítica del ganado causada por la rickettsia Anaplasma marginale y que se transmite por artrópodos. En los Estados Unidos, se ha informado de la presencia de anaplasmosis en casi todos los estados, y esta distribución cada vez mayor puede deberse al aumento del transporte de ganado y, por lo tanto, a la oportunidad de transmisión mecánica por parte del ganado asintomático infectado de forma persistente.
La anaplasmosis bovina causa importantes pérdidas económicas en la mayoría de los países, principalmente debido a la alta morbilidad y mortalidad en los rebaños de ganado susceptibles.
Medidas de control contra la anaplasmosis
Las medidas de control de la enfermedad no han cambiado mucho durante las últimas décadas. Varían según la ubicación geográfica e incluyen el control de artrópodos mediante la aplicación de acaricidas, la administración de antibióticos y la vacunación.
El control de artrópodos no es práctico en muchas áreas y solo puede prevenir parcialmente la transmisión de A. marginale, que se produce tanto por transmisión mecánica de sangre infectada a través de insectos y fómites como por transmisión biológica a través de garrapatas.
La quimioterapia, probablemente la técnica utilizada para la prevención de la anaplasmosis en los Estados Unidos con más frecuencia que en otras áreas del mundo, es costosa y el uso intensivo de antibióticos conlleva el riesgo de causar una selección de cepas resistentes.
La vacunación es otra alternativa para controlar la anaplasmosis bovina. Las vacunas se pueden dividir en dos tipos principales: vacunas vivas y muertas. Ambos tipos se basan en el uso de A. marginale procedente de eritrocitos bovinos infectados e inducen una inmunidad protectora que reduce o previene la enfermedad clínica, pero no evitan que el ganado se infecte de manera persistente con A. marginale. Los animales portadores sirven posteriormente como reservorios locales para la transmisión de la enfermedad.
En los últimos años se ha desarrollado una vacuna experimental para el control de la enfermedad, pero requiere múltiples inyecciones y no se ha evaluado en investigaciones publicadas. Por lo tanto, se necesitan con urgencia estrategias de vacunación para controlar la anaplasmosis y ayudar a los ganaderos a combatir esta enfermedad.
Con este objetivo un grupo de investigadores (Curtis et al., 2020) desarrolló un nuevo método de vacunación mediante un implante subcutáneo de dosis única para proporcionar inmunidad a largo plazo contra las infecciones por anaplasmosis al liberar el contenido de la vacuna durante un tiempo prolongado.
A doce terneros Holstein, de 11 a 12 semanas de edad, se les administró la nueva vacuna contra Anaplasma marginale. La vacuna consistió en un depósito con una varilla de polianhídrido biodegradable de liberación lenta para estimular la respuesta inmunitaria, y una plataforma para la liberación sostenida en el tiempo de antígeno. Se administró mediante un implante por vía subcutánea en la oreja.
Se asignaron seis terneros a dos vacunas que contenían una combinación de dos adyuvantes diferentes, dietilaminoetil (DEAE)-dextrano y Quil-A (Grupo A). Los seis terneros restantes se asignaron a dos vacunas que contenían el mismo adyuvante (DEAE-Dextran o Quil A) (Grupo B). Veintiún meses después de la vacunación se administró un aislado de A. marginales para infectar a los animales lo que representó el día 0 de la infección.
La vacuna más eficaz tenía más de un adyuvante
Se examinó el efecto del grupo de tratamiento con la vacuna solo, pero no se encontraron diferencias al comparar la bacteriemia o la temperatura corporal. Los animales a los que se les administró la vacuna con la combinación de adyuvantes tenían el hematocrito más alto que los que recibieron el adyuvante único, el día 35 después de la infección. El pico de bacteriemia coincidió con el nadir del hematocrito. Esto indica que los terneros manifestaron signos clínicos reducidos de anaplasmosis cuando el antígeno de la vacuna se administró con una combinación de adyuvantes en lugar de un solo adyuvante.
Estos resultados concuerdan con estudios previos que remarcan el valor de usar múltiples adyuvantes para conferir inmunidad y disminuir la necesidad de intervención antibiótica en animales infectados. Esto puede deberse a que existe un repertorio más amplio de células efectoras inmunes que son estimuladas por múltiples adyuvantes.
Suponiendo que la eficacia de la vacuna se base en una menor necesidad de terapia antimicrobiana y una mayor supervivencia, los autores afirman que el uso de múltiples adyuvantes en la elaboración de la vacuna podría limitar la gravedad de la enfermedad. Si bien es necesario tener precaución considerando el pequeño tamaño de la muestra, cabe destacar que el 100% (6/6) de los animales vacunados con un único adyuvante requirió intervención antibiótica durante el estudio, en comparación con solo el 33% (2/6 ) de animales vacunados con la combinación de adyuvantes.
En resumen, el presente estudio demostró la viabilidad de una vacuna contra la anaplasmosis administrada en un único implante subcutáneo de oreja 21 meses antes del desafío de la enfermedad, lo que podría ayudar a que el control de la enfermedad fuera más accesible.
Referencia
Andrew K. Curtis, Kathryn E. Reif, Michael D. Kleinhenz, Miriam S. Martin, Brandt Skinner, Sean M. Kelly, Douglas E. Jones, Emily J. Reppert, Shawnee R. Montgomery, Balaji Narasimhan, Tippawan Anantatat, Majid Jaberi-Douraki, and Johann F. Coetzee. Development of a subcutaneous ear implant to deliver an anaplasmosis vaccine to dairy steers. Journal of Animal Science, 2020, Vol. 98, No. 6, 1–6.
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