Álvaro García
La termostasis es el proceso por el cual los animales de sangre caliente mantienen constante la temperatura de su cuerpo a pesar de los cambios de la temperatura ambiental. El estrés por calor se produce cuando los terneros son incapaces de disipar suficiente calor para mantener su temperatura corporal central por debajo de 38.5 ºC.
Este aumento en la temperatura corporal es consecuencia de la combinación del calor ambiental y del producido internamente durante el metabolismo de los nutrientes. En el hemisferio norte es bastante común que los terneros se alojen en cobertizos de polipropileno con una pequeña área exterior, o corral, delimitada.
Durante los días cálidos de verano los terneros buscan la sombra que proporciona el cobertizo, sin embargo, el calor se concentrará en su interior, por lo que el animal recurre a mecanismos fisiológicos para bajar la temperatura de su cuerpo. En estas condiciones, es fácil que el animal muestre una frecuencia respiratoria acelerada acompañada de aumentos en la temperatura rectal, temperatura del oído, frecuencia cardiaca y cortisol salival (CS).
La combinación de temperatura y humedad determina el umbral para el estrés por calor
No solo es importante la temperatura ambiente absoluta, sino su combinación con la humedad en lo que se conoce como el índice de temperatura-humedad (ITH). En el ganado adulto, el valor crítico superior para este índice está entre 72 y 74; algunos autores incluso lo elevan hasta 78 antes de que se produzca el aumento de la frecuencia respiratoria y la temperatura rectal.
Sin embargo, en terneros jóvenes no se ha determinado el ITH óptimo, aunque se sospecha que debería diferir del de una vaca madura en lactación ya que el incremento de calor que se produce como resultado de la fermentación de forraje en el rumen es muy bajo, y no existe el calor metabólico asociado con la producción de leche.
Recientemente se realizó un experimento (L. Kovács et al. 2020) para evaluar con precisión estas diferencias entre los animales jóvenes y maduros. Los terneros Holstein pre-destetados de 46.7 ± 1.8 días de edad (rango 44 – 49 d), con un peso de 74.3 ± 1.6 kg (rango: 70.3-78.6 kg) se alojaron individualmente en cobertizos de polipropileno de 1.65 × 1.20 m con 1.60 m2 de área o corral de ejercicio.
Los cobertizos estaban alineados en la misma fila y orientados de norte a sur; todos tenían camas de paja. Los terneros recibieron pienso de arranque, heno de alfalfa y agua fresca. Hubo un periodo de adaptación de 24 h (día 0) para que los animales se acostumbraran a los sensores de frecuencia cardiaca y a la presencia de los investigadores.
Se registraron la temperatura ambiental y la humedad relativa para todos los terneros dentro de los cobertizos y encima de los corrales de ejercicio con una frecuencia de grabación de 30 minutos entre los días 1 y 4 (última grabación de prueba). El ITH se calculó utilizando una ecuación para el entorno del cobertizo y el corral de ejercicio, donde TS era la temperatura seca y TH la temperatura húmeda.
La frecuencia respiratoria en respiraciones/min se registró cada 4 h, contando los movimientos del abdomen durante la respiración mientras los terneros estaban recostados. Una vez obtenida la frecuencia respiratoria, se registró la temperatura rectal con un termómetro digital de 10 s.
La temperatura de la piel del oído se tomó al mismo tiempo usando un termómetro infrarrojo. La frecuencia cardiaca se registró cada 30 minutos. Se obtuvieron muestras de saliva cada 4 horas y se determinó el cortisol salival mediante un método de radioinmunoensayo. Todas las mediciones se realizaron continuamente mientras duró el experimento.
La ubicación del ternero (cobertizo o corral de ejercicio) se determinó usando grabaciones de vídeo con dos cámaras exteriores de día/noche para seleccionar el ITH apropiado (calculado para el cobertizo o el corral) para que coincidiera con las mediciones fisiológicas durante el análisis estadístico.
Hubo calor extremo durante los días 1 y 2 del experimento, luego cayó ligeramente el día 3 (aunque todavía era alto) y siguió el día 4 con temperaturas normales. El valor del ITH crítico superior más bajo se asoció con una frecuencia cardiaca acelerada.
La frecuencia cardiaca se analizó durante los periodos tranquilos de descanso, sin embargo, los investigadores sostienen que un aumento de la actividad general debido a la incomodidad podría haber afectado a estos valores.
Cálculo del índice de temperatura-humedad en terneros jóvenes
El aumento de la frecuencia respiratoria indicó que el estrés por calor comenzó cuando el ITH alcanzó 82.4, que es diferente al encontrado en vacas adultas. Estos resultados indican que la primera respuesta fisiológica al estrés por calor es el aumento de la frecuencia respiratoria.
En este experimento, los terneros tuvieron una temperatura rectal 0.88 °C más alta en el día de estrés por calor que los 39.2 °C sugeridos. Esto indica que el umbral superior de la temperatura corporal normal de los terneros de un mes se produce cuando el ITH alcanza un máximo de 94.
Las medidas de los parámetros fisiológicos indicaron que el estrés por calor se produce en terneros entre un ITH de 78 y 88, lo que sugiere además que los terneros toleran mejor el estrés por calor extremo que las vacas adultas.
Por lo tanto, se concluyó que el confort de los terneros jóvenes probablemente se ve comprometido por encima de un ITH de 78 y que experimentan un estrés por calor significativo cuando están por encima de un ITH de 88.
Referencia
L Kovács, FL Kézér, P Póti, N Boros, K Nagy. Short communication: Upper critical temperature-humidity index for dairy calves based on physiological stress variables. J Dairy Sci. 2020 Mar;103(3):2707-2710.
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