Alvaro Garcia
Aliviar el estrés por calor es fundamental para mantener la producción de leche durante periodos calurosos. Mantener un equilibrio óptimo de nutrientes, proporcionar alimentos digestibles y altamente palatables, suministro de agua limpia y fresca junto con sombra y ventilación contribuirá en gran medida a mantener a las vacas cómodas e incrementar la producción de leche.
El estrés por calor debido a las altas temperaturas ambientales puede agravarse por errores en el manejo y la alimentación de las vacas. El agua es la primera preocupación durante los períodos de altas temperaturas. Las propiedades físicas del agua (conductividad térmica y calor latente de vaporización) ayudan a transferir el calor del cuerpo al medio ambiente. El consumo de la materia seca en el ganado en lactación se ve afectado cuando la temperatura ambiente está fuera de la “zona de confort” de la vaca (5 a 25 °C). Cuando la temperatura ambiente aumenta sobre los 25 °C, las vacas generalmente reducen la ingesta y a medida que las temperaturas continúan aumentando las vacas pueden dejar de alimentarse.
Cuando sube la temperatura, baja la ingestión de materia seca
El consumo de materia seca puede disminuir aproximadamente en 150 g por cada grado de temperatura que se incrementa sobre los 25 °C. Esto es solo un mecanismo fisiológico de la vaca, que intenta reducir el incremento de calor resultante de la fermentación y el metabolismo del alimento. El calor se produce como resultado de la fermentación microbiana en los pre-estómagos. Los forrajes de baja calidad generan más calor de fermentación, lo que contribuye a la carga de calor total del animal.
Cuando la temperatura ambiente es alta, las vacas necesitan mantener su temperatura corporal dentro de los límites biológicos. Sus opciones son limitadas. Pueden beber más agua fresca (la evaporación del agua del cuerpo disipa el calor). Pueden buscar lugares con sombra y con buena circulación de aire o pueden disminuir el consumo de materia seca. Durante el estrés por calor severo, la ingesta total y la producción de leche pueden disminuir en más del 25%. Se estima que por cada kilogramo menos en la ingesta de materia seca se pierden 2 litros en la producción de leche. Algunas respuestas del ganado al estrés por calor, como el jadeo, pueden aumentar la producción de calor.
Otros cambios, como la ingesta reducida de materia seca, el consumo selectivo (alimentos de alta densidad energética), la actividad reducida, la tasa metabólica reducida y las estrategias de enfriamiento reducirán la producción de calor. Por supuesto, cambiar las temperaturas ambientales tiene su coste, como la electricidad gastada en el funcionamiento de los ventiladores para enfriar a las vacas y el coste total de operación, particularmente en climas cálidos.
Los forrajes de alta calidad se digieren más rápido y producen menos calor. Por lo tanto, cada vez que disminuya el consumo de alimento debido al estrés por calor, considérese enriquecer la ración. La energía es una preocupación, ya que la mayor parte se deriva de la fermentación de forrajes en el rumen. Incrementar la densidad de energía puede requerir mayores cantidades de concentrado y/o subproductos. Pero tenga en cuenta que cambiar la relación grano/forraje puede aumentar el riesgo de no tener suficiente fibra en el rumen para optimizar la rumia. Cuando la formación de la masa ruminal es incompleta, la producción de saliva disminuye como resultado de una menor actividad masticatoria. Un tamaño de partícula adecuado y el uso de bicarbonato de sodio como efecto buffer, son críticos en estas raciones para minimizar el riesgo de trastornos digestivos como la acidosis y el desplazamiento de abomaso.
Más recientemente, se han propuesto otras intervenciones nutricionales, como el uso de betaína (trimetilglicina), que según se ha reportado puede disminuir los efectos del estrés por calor y aumentar la producción de leche. La betaína es un donante de metilo que reduce la susceptibilidad de los microorganismos del rumen al estrés. Se ha propuesto que el mecanismo es mediante la reducción del gasto energético manteniendo el equilibrio osmótico en vacas bajo estrés por calor.
Efectos de añadir betaína al pienso de vacas que sufren estrés por calor
Un experimento reciente (Shah et al., 2020) investigó el impacto de la betaína como aditivo sobre la producción lechera, la fermentación ruminal y el perfil antioxidante en vacas lecheras. Las vacas Holstein que producían 22 ± 2.5 litros fueron asignadas al azar a tres tratamientos:
- Grupo control
- Bet15 (15 g/día de betaína por vaca)
- Bet30 (30 g/d de betaína por vaca)
El experimento se realizó durante el verano y duró dos meses. El índice de temperatura-humedad promedio del establo fue de 72, alcanzando un máximo de 88.7.
Las vacas en Bet15 tuvieron mayor ingesta, proteína y grasa de leche que los otros dos grupos. Este grupo también mostró mayores concentraciones de ácidos grasos volátiles en el rumen en comparación con las vacas control. También hubo una tendencia similar en la producción de acético y una tendencia opuesta en la producción de propíonico. Las concentraciones de proteína microbiana de las vacas Bet15 también aumentaron en comparación con los otros dos grupos.
La digestibilidad aparente de la materia seca, la materia orgánica, la proteína bruta, la fibra neutro detergente y la fibra ácido detergente de las vacas Bet15 fueron mayores en comparación con el control. La suplementación con betaína aumentó la capacidad antioxidante del suero sanguíneo de las vacas suplementadas con Bet15 y Bet30. Las concentraciones de malonaldehído y superóxido dismutasa en vacas Bet30 fueron más altas en comparación con los otros dos grupos. Las vacas en Bet15 también tenían mayores concentraciones séricas de glucosa.
Los resultados de este experimento muestran que suplementar la dieta con 15 g y hasta 30 g de betaína puede ser una estrategia complementaria útil para permitir que las vacas sobrelleven mejor los efectos del estrés calórico en ambientes cálidos.
Referencia
Shah, A.M., Ma, J., Wang, Z., Zou, H., Hu, R., Peng, Q. 2020. Betaine Supplementation Improves the Production Performance, Rumen Fermentation, and Antioxidant Profile of Dairy Cows in Heat Stress. Animals. 10(4): 634.
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