Álvaro García
Las vacas lecheras de alta producción al inicio de la lactancia por lo general tienen un balance energético negativo y son propensas a desarrollar cetosis. Su apetito reducido durante el período de transición desafía su habilidad de satisfacer con los requerimientos de nutrientes para la producción láctea. El grado de este desequilibrio dependerá del potencial genético de la vaca para la producción de leche, el ambiente y las prácticas de manejo del rebaño.
Una de las consecuencias más aparentes es la movilización de la grasa corporal. Los incrementos en las concentraciones plasmáticas de ácidos grasos no esterificados (AGNE) durante este período han sido ampliamente reportados en la literatura científica. Esto generalmente está compuesto por una mezcla de diferentes AGNE liberados en el plasma como resultado de la lipólisis. La cetosis es un trastorno metabólico frecuente que puede resultar de esta movilización de grasa, caracterizada por altos niveles de AGNE y cuerpos cetónicos. La prevalencia tanto de las formas subclínicas como clínicas son frecuentes en todo el mundo, lo que resulta en un aumento de los costos de tratamiento y pérdidas en la producción y los animales.
La detección temprana de este problema metabólico puede ayudar a limitar estas pérdidas y mejorar el bienestar del ganado lechero. Uno de los elementos clave en el desarrollo de este trastorno es el metabolismo de los AGNE en el hígado. Si la captación de los AGNE circulantes excede la capacidad del hígado para metabolizarlos, aumenta el contenido sérico de ácido beta hidroxibutírico (BHB), lo que hace que la vaca sea susceptible a desarrollar cetosis. Dado que el perfil circulante de los AGNE no es homogéneo en vacas propensas a cetosis, podría ser útil determinar si hay una diferencia en el perfil de AGNE en sangre entre estas vacas y vacas sanas.
Un estudio reciente (Liu et al., 2020) evaluó con precisión los niveles de ácidos grasos tanto en vacas sanas como en vacas con cetosis, comparando los AGNE en sangre y analizando posibles ácidos grasos como indicadores para predecir la cetosis. Las vacas en este experimento tuvieron puntajes de condición corporal entre 3.0 y 3.5, fueron de segundo a cuarto parto y dentro de los 30 días antes del parto. Las vacas se dividieron en dos grupos de vacas en preparto según su concentración de BHB en sangre, de la siguiente manera:
- Grupo control de vacas sanas (C)
- Grupo de cetosis (K; ABHB en sangre superior a 1.2 mM)
Dado que se ha sugerido que los AGNE juegan un papel importante en la patogénesis de la cetosis, los autores plantearon la hipótesis de que el grupo de cetosis tendría una composición de AGNE en suero diferente en comparación con el grupo de control.
Se recogieron muestras de sangre en −7, 3, 7, 14 y 21 días después del parto. La mayoría de los ácidos grasos (AG) detectados en los AGNE en suero eran saturados (C8:0, C10:0, C12:0, C14:0, C15:0, C16:0, C17:0, C18:0, C20:0, C22:0). Los AG monoinsaturados contenían los C18:1n9 y C22:1n9; Los AG poliinsaturados contenían los C18:3n6 y C18:3n3. Los cinco ácidos grasos que mostraron diferencias en la composición entre el grupo control y el grupo de cetosis fueron C12:0, C16:0, C17:0, C18:1n9 y C22:1n9.
Los AG saturados, insaturados, monoinsaturados y la relación saturados/insaturados también fueron diferentes entre el grupo control y el grupo de cetosis. Por ejemplo, C18:1n9/C12:0 y C18:1n9/C22:1n9 en el grupo de cetosis fueron mayores que en el grupo control en el día 7 antes del parto.
Los autores concluyeron que estas proporciones podrían ser útiles para predecir la cetosis. Este experimento mostró que el perfil de AGNE en sangre entre vacas sanas y con cetosis es diferente, lo que probablemente refleja la variación en la movilización de grasa corporal. Estos resultados también sugieren que es posible predecir la cetosis en vacas en preparto analizando el perfil de AG en suero medido 7 días antes del parto.
Referencia
Liu, L., Shen, T., Yang, W., Yu, H., Gao, S., Huang, B., Xu, C. 2020. Ketotic cows display a different serum nonesterified fatty acid composition. Journal of Dairy Research. 87(1): 52-55.
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