Evolución del impacto ambiental de la producción láctea

Joaquín Ventura y Fernando Díaz

La producción agraria en general y la ganadería de rumiantes en particular, incluida la producción láctea, se ha asociado a la generación de impactos ambientales de distinta índole: producción de gases de efecto invernadero, consumo de recursos, contaminación de suelos y agua a partir de las excreciones animales, impacto visual en el paisaje…

Pero los productores se han esforzado durante décadas en minimizar todos esos impactos, de manera que la producción es cada día más eficiente y genera menor huella medioambiental, máxime si se considera el impacto por unidad producida, en nuestro caso el kg de leche. Por una parte, es más rentable producir consumiendo menos recursos y, por otra, la conciencia medioambiental ha crecido mucho a partir del tercer tercio del siglo XX, tanto por parte de los propios productores como de los consumidores finales.

Precisamente, cuantificar ese esfuerzo, determinando cómo ha variado la producción de gases de efecto invernadero, el consumo de agua y los usos de la tierra en el sector lácteo, ha sido el objetivo de un estudio publicado este año (2020) en el Journal of Dairy Science (Naranjo et al., 2020). En este caso, los autores se han centrado en el estado norteamericano de California, analizando los datos disponibles entre los años 1964 y 2014. La unidad funcional que se tomó como referencia para calcular el impacto de cada uno de los tres parámetros a considerar fue el kg de leche corregida en energía (ECM, Energy Corrected Milk).

Según los resultados del estudio, producir un kg de leche ECM en California redujo su impacto en producción de gases de efecto invernadero en un 45.0-46.9% entre 1964 y 2014. Traducido en kg de CO2 equivalente, se redujo de 2.11 kg CO2eq/kg ECM al principio del periodo estudiado hasta los 1.12-1.16 kg CO2eq/kg ECM en 2014. Al analizar por separado las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero se obtuvieron los siguientes datos:

  • Las labores agrícolas para producir alimento para las vacas redujeron su impacto entre el 62.6 y el 63.9% (0.48 kg CO2eq/kg ECM en 1964 frente a 18-0.17 en 2014).
  • Las labores habituales en la granja también redujeron su impacto ambiental por kg de leche ECM. Aunque fue el parámetro que menos variación registró, la producción de gases de efecto invernadero derivada de esta parte de la actividad lechera bajó a algo menos de la mitad durante el periodo de estudio, de 0.14 a 0.06 kg CO2eq/kg ECM.
  • La producción de metano entérico por kg de leche ECM se redujo en una proporción similar, de 98 a 0.45-0.43 kg CO2eq/kg ECM entre 1964 y 2014.
  • La menor reducción se produjo en el volumen de gases de efecto invernadero originados por el estiércol (entre el 8.73 y el 11.9%, de 52 a 0.47-0.46 kg CO2eq/kg ECM). El manejo del estiércol no ha variado sustancialmente y depende del uso de balsas de purines, que además tienen un factor de conversión de metano superior al del estiércol sólido.

Reducción del uso de agua y de la superficie cultivable

Por su parte, el uso de agua se redujo de forma muy sustancial, entre el 88.1 y el 89.9% (de 2,160 a tan solo 217-256 litros de agua por kg de leche ECM). La mayor parte de esta gran diferencia se debió a la reducción del uso de agua para cultivo (del 88,7 al 90,5% menos en 2014 que en 1964; 2,122 l agua/kg ECM frente a 201-239 l agua/kg ECM), seguida de las reducciones en la cantidad de agua consumida por las vacas (52.4-54%) y utilizada en la granja (limpieza, sala de ordeño…) (55.3-59.2%).

En cuanto a los usos de la tierra, la necesidad de superficie cultivable por kg de leche ECM se redujo entre el 89.4 y el 89.7%, gracias a un gran incremento de la productividad agrícola durante los 50 años del estudio: de necesitar 2.757 m2 de terreno cultivado para obtener un kg de leche ECM, en 50 años la necesidad bajó a 0.284-0.292 m2/kg ECM.

El estudio muestra que el impacto sobre el medio ambiente de producir un kg de leche ha descendido de forma muy significativa durante las últimas décadas, gracias a un incremento de la producción láctea por vaca debido a la mejora genética de los animales y unas estrategias de nutrición y cuidado que les permiten expresar todo su potencial productivo.

Las mejores estrategias de manejo han permitido reducir de forma importante la producción de gases de efecto invernadero, el consumo de agua y el impacto sobre la tierra de la producción láctea calculados todos estos factores sobre una unidad de producción, es decir, la eficiencia medioambiental de la ganadería lechera ha aumentado de forma muy intensa durante los últimos años del siglo XX y las primeras décadas del XXI.

Referencia

Naranjo A, Johnson A, Rossow H, Kebreab E. 2020. Greenhouse gas, water, and land footprint per unit of production of the California dairy industry over 50 years. J. Dairy Sci. 103:3760–3773.

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