Joaquín Ventura & Fernando Diaz
El juego se podría definir como un conjunto de actividades espontáneas, normalmente asociadas con el placer, que no influyen inmediata ni directamente sobre la supervivencia del animal que las practica (aunque la mayoría de las conductas de juego de los animales en crecimiento sirven para desarrollar aptitudes que sí tendrán un efecto directo en su capacidad de supervivencia futura). La complejidad de esta actividad hace que el juego sea una conducta prácticamente exclusiva de los mamíferos, cuyo sistema nervioso se encuentra más desarrollado que el del resto de organismos superiores, aunque parece que también se produce en algunas aves e, incluso, se han identificado conductas que podrían relacionarse con el juego en reptiles, anfibios y peces, fundamentalmente en cautividad.
Los consumidores cada día están más concienciados acerca de todo lo relativo al bienestar animal. Durante el periodo de crecimiento del ganado lechero se podría utilizar el comportamiento de juego como un indicador del nivel de bienestar de los animales, ya que disminuye cuando se dan situaciones negativas como dolor o hambre y aumenta en contextos positivos.
¿Cómo se puede medir el comportamiento de juego?
Pero medir el nivel de juego es bastante complicado, ya que es un comportamiento que se manifiesta en episodios irregulares y puede no producirse durante días. Si la medición se basa solamente en la observación, requiere una gran cantidad de horas de trabajo, de manera que lo ideal para monitorizarlo es utilizar dispositivos automáticos como acelerómetros. No obstante, es necesario validar las mediciones de estos dispositivos para ver si realmente se correlacionan con el comportamiento de juego de los terneros.
Un estudio checo publicado en el Journal of Dairy Science estudió la correlación entre los datos recogidos mediante acelerómetros adosados a las extremidades traseras de 48 terneros de raza Holstein-Friesian (20 hembras y 28 machos) alojados en grupos de tres animales en corrales de 10.1 m², con la observación mediante grabación con cámaras. Los comportamientos que se monitorizaron como comportamientos de juego fueron correr, voltearse y cocear.
Los eventos de juego registrados mediante los acelerómetros se clasificaron en eventos reales y no reales, comparando los registros con la observación directa mediante grabación de vídeos. Aunque el uso de acelerómetros permitió diferenciar si los terneros estaban tumbados o en pie e identificar eventos de juego en el 79 % de las ocasiones en que se produjeron, las mediciones de estos aparatos sobreestimaron en un 200 % la frecuencia de los eventos de juego (de 304 eventos registrados, solo 102 eran eventos reales de juego, según lo observado en las grabaciones de vídeo, mientras que 202 resultaron ser falsos positivos).
No obstante, la correlación entre el número de eventos de juego registrados mediante observación directa a través de las grabaciones de vídeo o mediante acelerómetros sí que fue muy elevada, llegando al 0.91 medida con un test de Pearson (cuyo máximo es 1).
Conclusión
Bajo las condiciones de este estudio, se puede afirmar que la medición de los eventos de juego con acelerómetros permite estimar la diferencia de comportamiento individual entre los animales y el nivel de juego general de estos, relacionándolo con su nivel de bienestar, aunque no resulte preciso para determinar el número real de estos eventos.
Referencia
Größbacher V, Bučková K, Lawrence AB, Špinka M, Winckler C. 2020. Discriminating spontaneous locomotor play of dairy calves using accelerometers. J. Dairy Sci. 103:1866–1873.
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