El comportamiento alimentario y las interacciones competitivas en el comedero afectan a la incidencia de cetosis

Álvaro García

La transición es un periodo crítico para las vacas lecheras. Muchas enfermedades emergentes de origen metabólico e infeccioso producen un aumento del estrés/reducción de las defensas y un aumento repentino de la demanda nutrientes. Un problema frecuente es la cetosis en vacas con alta producción y elevada condición corporal. Según los productores lecheros de EE. UU., la cetosis es el principal problema metabólico en las vacas lecheras (APHIS, 2014).

La cetosis se produce en vacas al comienzo de la lactancia y se relaciona con la depresión del consumo de alimento. Como resultado, el balance energético negativo sigue empeorado debido a la alta demanda de glucosa necesaria para la síntesis de componentes lácteos. El animal responde movilizando grasa, lo que resulta en altas concentraciones de ácidos grasos no esterificados (NEFA) en el suero sanguíneo, que luego se metabolizan en el hígado a cuerpos cetónicos (acetona, acetoacetato y β-hidroxibutirato; BHB). Actualmente se reconocen dos tipos de cetosis. El Tipo I, ocurre en la producción máxima de leche y resulta de este balance energético negativo; Tipo II, ocurre inmediatamente después del parto y es el resultado del hígado graso.

Un artículo reciente publicado en J. Dairy Sci. (Sahar et al., 2020) evaluó la incidencia de cetosis en cinco lecherías comerciales. Un total de 80 vacas Holstein multíparas en período de preparto fueron seleccionadas de las granjas. Cámaras ubicadas a cinco metros sobre el área de alimentación registraron el comportamiento alimenticio y las interacciones de competencia durante los primeros 90 minutos después de la entrega de alimento fresco en el comedero. Los aspectos de comportamiento observados fueron el retraso para acceder al comedero, el tiempo pasado en el comedero, el tiempo pasado en el pasillo de alimentación de las vacas mientras esperaban a acceder al alimento y el número de interacciones de competencia. Dos veces a la semana y durante dos semanas después del parto, se obtuvieron muestras de sangre de la vena coccígeo para medir la concentración de BHB.

El tiempo promedio dedicado a comer durante los 90 minutos después de ofrecer alimento fresco disminuyó a medida que las vacas se acercaban al parto. El tiempo de alimentación fue mayor en las vacas que desarrollaron cetosis posteriormente. Las vacas sanas después del parto tendieron a pasar más tiempo en el pasillo de alimentación y comiendo. Por cada 15 minutos adicionales comiendo, las vacas tenían 1.3 veces más posibilidades de mantenerse sanas.

Con respecto a los comportamientos competitivos, las vacas sanas tuvieron interacciones de competencia en comparación con las que desarrollaron cetosis. Por cada seis interacciones adicionales con otras vacas, tenían 1.9 veces más probabilidades de permanecer sanas después del parto. Los investigadores eligieron los primeros 90 minutos después de la entrega de alimento fresco en base a un estudio previo que mostró que las interacciones competitivas y la asistencia a los comederos alcanzaron su punto máximo durante los 90 minutos posteriores a la entrega de alimento fresco. Este breve período de observación parece seguir siendo útil para identificar animales en riesgo, lo que resulta en un enfoque más eficiente para el monitoreo. Debido a que no sería práctico para los ganaderos registrar la alimentación de las vacas y los comportamientos agonistas durante 90 minutos, los autores recomiendan el uso de algún tipo de herramienta para la recopilación automática de los datos.

Las vacas que se enfermaron después del parto habían participado en menos interacciones agonistas antes del parto. Esto se puede explicar debido a que las vacas enfermas tienden a evitar la interacción social. Las probabilidades de mantenerse sanas casi se duplicaron por cada aumento de 6 unidades en las interacciones durante el preparto. Los investigadores también examinaron por separado los efectos sobre la vaca “actor” (la que desplaza a otra en el comedero) con la vaca “reactor” (la que está siendo desplazada). Las vacas “reactor” tienden a ser menos propensas a permanecer sanas, pero la frecuencia de los comportamientos de la vaca “reactor” no se asoció con la incidencia de la enfermedad.

Los autores concluyeron que las vacas en preparto que pasan menos tiempo comiendo durante los primeros 90 minutos después de la entrega de alimento fresco tienen un mayor riesgo de desarrollar cetosis en el postparto. También encontraron que las vacas que pasaron más tiempo en el pasillo de alimentación tenían mayores posibilidades de no desarrollar cetosis. Las vacas en riesgo de cetosis fueron desplazadas con mayor frecuencia del comedero de alimentación.

La alimentación preparto y el comportamiento competitivo se pueden usar para predecir animales en riesgo de desarrollar cetosis en el posparto. Las vacas que pasaban 88 de los 90 minutos comiendo tenían un 87% de posibilidades de no sufrir cetosis posparto. Por el contrario, las vacas que no comieron durante el período de observación tuvieron un 89% de posibilidades de enfermarse. Dado que las vacas sanas tienden a pasar más tiempo en el pasillo de alimentación antes del parto, parece plausible que esta medida pueda usarse como un enfoque predictivo práctico para el desarrollo de cetosis en el período de transición.

Referencia:

Sahar, M. W., Beaver, A., Weary, D. M., von Keyserlingk, M. A. 2020. Feeding behavior and agonistic interactions at the feed bunk are associated with hyperketonemia and metritis diagnosis in dairy cattle. Journal of Dairy Science. 103: 783-790.

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