Mercedes González & Fernando Diaz
El ensilado de maíz es la principal fuente de forraje en muchas granjas de vacuno lechero porque aporta fibra de alta calidad y alta digestibilidad, y tiene una alta densidad energética. Tiene altas tasas de ingestión cuando se suministra a las vacas en producción, y su impacto sobre la producción de leche es muy positivo.
El maíz forrajero es fácil de ensilar y su cultivo obtiene altos rendimientos, suele ser económico de cultivar, cosechar y conservar, y por eso muchas granjas que tienen alto número de vacas y suficiente superficie de terreno optan por obtener sus propias cosechas y ensilarlas en la propia granja para tener forraje durante varios ciclos productivos, contribuyendo a su sostenibilidad económica.
Es importante, para maximizar la calidad del ensilado y obtener un contenido óptimo en materia seca (MS), cosechar la planta en su punto óptimo de madurez, por lo que se han establecido las alturas y longitudes de corte. Así, además, el contenido en almidón será el adecuado y la digestibilidad estará en su punto óptimo.
Ya se conoce que, si se aumenta la densidad de plantas de maíz en los cultivos, aumenta el rendimiento productivo de forraje en forma de MS para el ensilado. En algunos estudios (Cusicanqui y Lauer, 1999) se ha descrito que se obtienen mayores producciones de MS cuando se aumenta la densidad a 98,000 plantas/hectárea.
Relación entre el rendimiento productivo y la calidad del maíz forrajero
Sin embargo, este aumento de densidad de plantas también provoca una reducción del número de granos de maíz por planta, lo que podría disminuir la concentración de almidón y, por lo tanto, de energía del ensilado de maíz. Algunos autores lo atribuyen a deficiencias de nitrógeno (N) en las plantas (probablemente por competencia por los nutrientes entre ellas a través de las raíces), y también por las hojas para realizar la fotosíntesis por no recibir suficiente luz solar, por lo que no pueden producir suficiente grano.
Se podría suponer que los cultivos de maíz con alta densidad se beneficiarían de la fertilización con N, pero los datos de algunos estudios indican que se debería hacer una distinción entre las condiciones en las que estas deficiencias se dan realmente, y cuándo no, porque sí se han obtenido mayores producciones de grano por planta en cultivos deficientes en N, pero no hubo diferencias cuando los cultivos obtenían suficiente N del suelo.
Por eso, si se aumenta la densidad de forraje en los cultivos de maíz, pero la calidad nutricional se mantiene, añadir fertilizantes nitrogenados no tendrá un impacto positivo, pero sí tendrá implicaciones medioambientales importantes, produciendo retención de N y fósforo (P) en los suelos y las aguas. Para evitar estas sobrecargas de nutrientes en el medio ambiente, es fundamental programar adecuadamente los planes de manejo de los cultivos.
Además, las granjas lecheras aplican sistemas para controlar las sobrecargas de nutrientes en las aguas como reducir la cantidad y cambiar el método y el momento de aplicación del fertilizante para reducir las escorrentías. Si se consigue cosechar mayor cantidad de biomasa sin afectar su concentración de N, se reduce el riesgo de escorrentía a las aguas superficiales, por lo que el aumento de la densidad de cultivo con un manejo adecuado del mismo puede ayudar a lograrlo.
Un estudio (Ferreira et al., 2020) evaluó los efectos de la densidad de plantas de maíz sobre la producción de MS, calidad y digestibilidad del ensilado y extracción de nutrientes del suelo aplicando diferentes tasas de fertilización. Los autores plantearon que el aumento de la densidad de plantas de maíz se puede utilizar estratégicamente para incrementar la eliminación de N y P del suelo, con una elevada producción y calidad de forraje para las granjas lecheras. En el estudio se emplearon genotipos de maíz convencionales (CONV) y brown midrib (BMR).
La producción de biomasa y la madurez del maíz
La siembra de poblaciones de 90,000 plantas/hectárea produjo 21.4 t/ha de biomasa frente a los 20.3 t/ha que se obtuvieron con las densidades de 60,000 y 75,000 plantas/hectárea. Este resultado se atribuyó principalmente al mayor número de plantas obtenido más que a la biomasa producida. Los autores sugieren que la producción de biomasa puede estar influida por la madurez de las plantas, que a su vez influye sobre la cantidad de granos de maíz que se desarrollan por planta.
Al doblar la dosis de fertilizante nitrogenado en la fase de 6 hojas visibles (V6), la biomasa se incrementó un 3.1%. Sin embargo, las diferencias no fueron significativas, por lo que el efecto de la fertilización podría no tener importancia en este resultado, que en un principio se había atribuido al posible incremento en el número de granos de maíz por planta.
El genotipo CONV produjo un 19.2% más de biomasa (22.5 t/ha) que el genotipo BMR (18.9 tn/ha), y esto se atribuyó al mayor peso de las plantas del genotipo CONV.
La densidad de plantas de maíz influyó en la composición del forraje obtenido como se muestra en la tabla 1; las diferencias entre las concentraciones de almidón no fueron estadísticamente significativas. La concentración de fibra neutro detergente (FND), fibra ácido detergente (FAD) y lignina aumentó con la densidad de plantas, el almidón y la proteína disminuyeron y el fósforo fue similar.
Este estudio concluyó que el aumento de la densidad de plantas de maíz y la fertilización con N tuvieron efectos mínimos o nulos sobre la composición y la digestibilidad del ensilado de maíz. Para poder obtener más información, sería necesario realizar más investigaciones acerca de la influencia de la densidad de plantas y la madurez de los cultivos sobre la producción de MS y la composición nutricional y la digestibilidad del ensilado de maíz.
Referencia
Gonzalo Ferreira, Christy L. Teets, John B. Huffard, Matias J. Aguerre. Effects of planting population, genotype, and nitrogen fertilization on dry matter yield, nutrient composition, in vitro ruminal neutral detergent fiber disappearance, and nitrogen and phosphorus removal of corn for silage. Animal Feed Science and Technology. 2020 Oct; 268: 1-9.
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