Álvaro García
A la hora de preparar los concentrados para vacas lecheras, es muy tentador basarse únicamente en parámetros nutricionales básicos como la proteína bruta (PB) y el contenido energético. Puede que algunos ganaderos opten por formular los concentrados basándose en parámetros nutricionales generales para las vacas lecheras, como un 16% de PB y 1,6 Mcal de energía neta de lactancia (ENL). Sin embargo, aunque estos valores pueden ser apropiados para algunas vacas en lactación, no son estándares universales. En la edición de 2021 del libro «Requerimientos nutricionales para bovinos lecheros» (NRC, por sus siglas en inglés) se insiste en que estas normas se aplican a la totalidad de la dieta, y no sólo a componentes individuales de los alimentos, como los concentrados. Los requisitos específicos de la PB y la ENL varían en función de factores como el peso corporal de la vaca, la producción de leche, la fase de lactación y el estado general de salud.
La principal función de los concentrados es complementar y equilibrar las aportaciones nutricionales de otros alimentos, como los forrajes, los ensilados y el pasto. Por tanto, la concentración de proteína y energía de un concentrado puede diferir considerablemente de las necesidades nutricionales de una vaca. Por ejemplo, un concentrado puede contener tan sólo un 10% de PB o hasta un 20% y, aun así, satisfacer adecuadamente las necesidades nutricionales de la vaca, siempre y cuando compense la contribución de nutrientes del resto de la dieta. En el caso de las vacas que pastan en pastos ricos en proteínas, es posible que necesiten un concentrado más bajo en proteínas, mientras que aquellas que consumen dietas con alto contenido de ensilado se beneficiarán de un concentrado con mayor contenido de proteínas.
Otro de los aspectos más importantes de la formulación de concentrados es el equilibrio de nutrientes dentro del propio producto. Para optimizar la fermentación ruminal y el uso de los nutrientes por parte de la vaca, es fundamental conocer la proporción entre el nitrógeno (N) y la energía, así como entre el nitrógeno y otros elementos como el azufre o el fósforo. Un desequilibrio en estas proporciones puede perturbar la actividad microbiana del rumen, lo que podría poner en riesgo la producción de leche, la eficiencia alimentaria y la salud en general.
Las pautas del NRC resaltan la importancia de elaborar dietas que se ajusten a las necesidades específicas de toda la ración, en vez de emplear concentraciones homogéneas de nutrientes en los concentrados. Si se tiene en consideración la dieta total y se adapta el perfil nutricional de los concentrados a las necesidades específicas de cada vaca y a la disponibilidad de forrajes, es posible mejorar tanto la eficiencia de la dieta como el rendimiento de las vacas.
Es esencial que la dieta de las vacas lecheras sea equilibrada, para favorecer la producción de leche, la reproducción y la salud en general. Mediante una formulación adecuada de los concentrados, se optimiza la función del rumen y la producción de leche, al tiempo que se garantiza que los requisitos de nutrientes se satisfacen de forma eficaz. En este artículo, se exploran algunos aspectos clave de la formulación de concentrados, como la relación nitrógeno/carbohidratos fermentables, la relación nitrógeno/azufre, la suplementación con fosfato dicálcico y las estrategias para potenciar los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA, por sus siglas en inglés) y los ácidos grasos volátiles (AGV) en el rumen.
Proporción nitrógeno/carbohidratos fermentables
Lograr un equilibrio entre el nitrógeno (N) y los carbohidratos fermentables en el rumen es fundamental para sintetizar la proteína microbiana. Se recomienda que la proporción sea de 1 parte de nitrógeno por cada 10 partes de carbohidratos fermentables, lo que garantiza que los microorganismos del rumen dispongan de la energía suficiente para aprovechar eficazmente el nitrógeno, minimizando las pérdidas de amoníaco y promoviendo un crecimiento microbiano óptimo.
Los carbohidratos fermentables, como el almidón y los azúcares, son una fuente de energía clave para los microorganismos del rumen. Sin embargo, cualquier desequilibrio puede provocar problemas metabólicos:
- El exceso de carbohidratos sin el suficiente nitrógeno puede causar acidosis.
- Un exceso de nitrógeno sin una cantidad suficiente de carbohidratos provoca un uso ineficaz del nitrógeno, lo que conduce a un aumento de la excreción de amoníaco.
Para lograr este equilibrio, es necesario que los concentrados contengan:
- Fuentes de proteínas: harina de soja, harina de colza, o fuentes de nitrógeno no proteico como la urea.
- Fuentes de carbohidratos: cereales ricos en almidón como el maíz o la cebada.
Proporción de nitrógeno/azufre
El azufre es fundamental para la síntesis de aminoácidos azufrados, como la metionina y la cisteína, así como para la producción de vitaminas como la biotina y la tiamina. La proporción óptima de nitrógeno y azufre en la dieta es de 10:1 a 12:1. Una proporción mayor puede provocar una carencia de azufre, reduciendo la actividad microbiana y la síntesis de proteínas, mientras que si la proporción es inferior, existe el riesgo de que se produzca una intoxicación por azufre.
Para mantener la proporción adecuada:
- Añadir al concentrado ingredientes ricos en azufre, como granos de destilería o melaza.
- Si es necesario, complementar con sulfatos como el azufre elemental o sales de sulfato (por ejemplo, sulfato de magnesio o sulfato de calcio).
- Hay que controlar que el contenido total de azufre de la dieta se mantenga dentro de los límites seguros (por lo general, entre el 0,2% y el 0,4% de la materia seca).
Fosfato dicálcico
El fosfato dicálcico aporta calcio y fósforo, indispensables para la salud del esqueleto, las funciones metabólicas y la producción de leche. El porcentaje que se debe añadir dependerá de las concentraciones de calcio y fósforo existentes en la dieta.
- Fósforo: 0,3-0,4% de la materia seca de la dieta.
- Proporción calcio-fósforo: debe ser entre el 1,5:1 y el 2:1.
Por lo general, si se incluye un 0,5-1,0% de fosfato dicálcico en el concentrado, se consiguen estos niveles. Es importante evitar el exceso de fósforo, ya que aumenta los costes de alimentación y contribuye a la contaminación del medio ambiente a través de la excreción de estiércol.
Cómo aumentar el nivel de aminoácidos ramificados y AGV en el rumen
Para que la degradación de la fibra sea eficaz y el rumen funcione de forma óptima, se necesitan unos niveles adecuados de aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) y ácidos grasos volátiles de cadena ramificada (BCVFA, por sus siglas en inglés). Estos componentes son fundamentales para la síntesis de proteínas microbianas y para lograr una fermentación eficaz. A continuación, se detallan algunas estrategias para potenciar estos nutrientes en la alimentación de las vacas lecheras:
Fuentes de proteínas degradables en el rumen (PDR)
- Harina de soja (sin calentar): aporta proteínas degradables, entre ellas los BCAA, a la flora ruminal.
- Harina de colza: aporta un contenido equilibrado de aminoácidos con alta degradabilidad ruminal, favoreciendo la actividad microbiana.
- Alfalfa: una leguminosa que mejora la disponibilidad de nitrógeno, lo que contribuye a los BCAA y al crecimiento microbiano.
- Harina de gluten de maíz: Aporta un contenido moderado de BCAA y sirve como fuente de PDR.
Coproductos de fermentación
- Granos secos de destilería con solubles (DDGS, por sus siglas en inglés): ricos en proteínas degradables y fibras fermentables, favorecen el crecimiento microbiano y la producción de BCVFA, como el isobutirato y el isovalerato.
- Granos de cerveza: un coproducto con un alto contenido de proteínas, que proporciona aminoácidos de cadena ramificada esenciales para la fermentación microbiana.
Nitrógeno no proteico (NNP) con precursores de BCAA
- Urea: aunque la urea no aporta BCAA, cuando se combina con alimentos que contienen BCAA aumenta la disponibilidad de nitrógeno, lo que favorece la síntesis proteica microbiana.
Alimentos ricos en proteínas solubles y aminoácidos
- Licor de maíz: fuente concentrada de precursores de aminoácidos y proteínas solubles.
- Alimentos a base de melaza: complementan a los BCAA con carbohidratos fermentables, aportando una energía inmediata a los microorganismos.
Precursores de ácidos grasos de cadena ramificada
- Salvado de trigo o de arroz: proporciona carbohidratos fermentables que favorecen la producción de BCVFAs durante la fermentación de la fibra.
Aditivos para potenciar los BCAA y los AGV
- Levaduras y probióticos: el Saccharomyces cerevisiae estabiliza el pH del rumen y mejora la fermentación, potenciando la actividad microbiana y la producción de AGV.
- Carbohidratos fermentables: algunos ingredientes, como la melaza o la cebada molida, estimulan la actividad microbiana y aumentan la eficacia de la fermentación.
- Suplementos de azufre: el sulfato de magnesio o el sulfato de amonio garantizan la disponibilidad de azufre necesaria para sintetizar los aminoácidos y para la fermentación microbiana.
Otros aspectos a tener en cuenta de la formulación de concentrados
- Densidad energética: incluir granos o subproductos como semitín para alcanzar una densidad energética de 1,6-1,7 Mcal/kg de materia seca.
- Grasa: si es necesario, incorporar grasas bypass, pero mantener el nivel total de grasa por debajo del 6% de la dieta, evitando así efectos negativos sobre la digestión de la fibra.
- Minerales y vitaminas: equilibrar el contenido de oligoelementos como el zinc, el cobre y el selenio, e incluir premezclas vitamínicas para cumplir las recomendaciones del NRC (2021).
- Aditivos alimentarios: para mejorar el rendimiento, hay que considerar opciones como los aminoácidos protegidos del rumen, los ionóforos o los derivados de la levadura.
Control y ajustes para obtener resultados óptimos
Es fundamental realizar análisis periódicos del alimento y de la leche para asegurar que el concentrado satisface las necesidades nutricionales de las vacas. Las fórmulas deben ajustarse en función de la fase de lactación en la que se encuentre el animal, la producción de leche y la calidad del forraje. La colaboración con un nutricionista puede ayudar a perfeccionar la dieta, mejorando la productividad y la rentabilidad, mientras se asegura la salud de las vacas.
Si se equilibran cuidadosamente las proporciones de nitrógeno y carbohidratos fermentables, las proporciones de nitrógeno y azufre, y las concentraciones de fosfato dicálcico, además de emplear técnicas para potenciar la presencia de BCAA y AGV, los ganaderos podrán conseguir un concentrado que fomente la producción de leche, mejore la salud del rumen y minimice las pérdidas de nutrientes, traduciéndose en un mejor rendimiento general del rebaño.
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