Álvaro García
Los costes de alimentación del ganado en los cebaderos pueden variar debido a diversos factores, como el precio de los alimentos, la eficiencia de su conversión, las prácticas de gestión y las condiciones del mercado local. Por lo general, los gastos derivados de la alimentación constituyen la mayor parte de los costes totales de producción en un cebadero, oscilando entre el 60 % y el 80 %. Este elevado porcentaje se debe a los regímenes de alimentación intensiva empleados para garantizar un aumento rápido de peso en el ganado y asegurar una terminación eficaz para su posterior venta en el mercado. La eficiencia del alimento desempeña un papel fundamental para determinar el rendimiento económico de un cebadero y las fluctuaciones en los costes de la alimentación afectan directamente a la rentabilidad global. Además, el porcentaje de los costes de alimentación respecto al total de los gastos puede variar en función de las características específicas del cebadero, la duración del período de alimentación, los tipos de alimentos suministrados y las variaciones regionales de los precios de los mismos. Igualmente, las fluctuaciones en los precios de los cereales utilizados en la alimentación pueden influir en la estructura general de los costes de producción del ganado en cebaderos.
Uno de los factores económicos que más influyen en la rentabilidad de las explotaciones de vacuno de carne es el suministro de alimento. Con el cambio climático como telón de fondo y unas normativas medioambientales cada vez más estrictas, el sector de la producción de carne de vacuno está bajo un mayor escrutinio. Como resultado, es crucial enfocarse en mejorar la eficiencia alimentaria para fortalecer la sostenibilidad económica y medioambiental de los sistemas de producción de carne.
Las claves para lograr que la ganadería de vacuno sea sostenible
Una de las medidas clave para mejorar la eficiencia alimentaria, un objetivo cada vez más relevante en la ganadería de vacuno de carne, es el consumo residual de alimento (RFI, por sus siglas en inglés). Este parámetro evalúa la diferencia entre el consumo de alimento real y el previsto, según los requisitos de mantenimiento y crecimiento, e identifica si los animales son más o menos eficientes a la hora de convertir el alimento en un aumento de peso corporal. Cuanto mayor sea la eficiencia alimentaria del ganado, mayor será su contribución a la sostenibilidad económica y medioambiental, ya que se reducirán los costes de alimentación y se minimizará el impacto medioambiental asociado a la producción de los alimentos. En los programas de cría de ganado vacuno, el uso del RFI permite identificar y seleccionar a los animales más eficientes. Aquellos con un valor RFI más bajo se consideran más eficientes, ya que pueden alcanzar el peso deseado con un menor consumo de alimento. Este rasgo es especialmente relevante en los cebaderos, donde el ganado se alimenta de forma intensiva para alcanzar el peso óptimo necesario para su venta.
Para predecir con exactitud la eficiencia alimentaria, es necesario registrar datos precisos sobre el consumo de materia seca (CMS) y el peso corporal (PC). Medir estos valores sigue siendo un desafío en el sector del ganado vacuno de carne debido a factores como la intensidad del trabajo y el coste de la mano de obra, algo similar a lo que ocurre en el sector del ganado lechero. Actualmente, los registros del CMS se destinan principalmente a fines de investigación y experimentos nutricionales. Aunque el peso corporal puede medirse utilizando diferentes técnicas, como básculas tradicionales o de paso, no existe un método estandarizado y continuo para medirlo, como ocurre en el caso del ganado lechero. Gracias al uso de tecnologías avanzadas, como las cámaras 3D y las herramientas de precisión, es posible medir con mayor exactitud el consumo de alimento y recopilar los datos necesarios para calcular el RFI del ganado vacuno. Las cámaras 3D, combinadas con inteligencia artificial, se presentan como una alternativa prometedora para predecir tanto el CMS como el PC de cada animal en los cebaderos comerciales. Además, al colocar estas cámaras de manera estratégica en los comederos, se puede identificar a cada res y registrar su CMS y peso corporal, lo que resuelve los problemas asociados a los métodos tradicionales de medición.
En cuanto a la eficiencia alimentaria de cada animal, existen diversas definiciones, cada una adaptada a un uso específico. Tradicionalmente, se han utilizado parámetros como el índice de conversión alimenticia (alimento:ganancia) o su equivalente, la eficiencia de conversión alimenticia (ganancia:alimento). Sin embargo, en los últimos tiempos se ha consolidado el consumo residual de alimento (RFI), que se define como la diferencia entre el consumo de alimento registrado y las necesidades estimadas para mantener el peso corporal y permitir el crecimiento. Debido a que el RFI es matemáticamente independiente del nivel de producción del animal, resulta ser una herramienta muy útil para estudiar los mecanismos biológicos que explican las variaciones en la eficiencia alimentaria entre distintos individuos.
¿Qué dicen los estudios?
Varios estudios han demostrado que la variación genética aditiva puede influir en las desviaciones del RFI. Además, es necesario profundizar en factores como las interacciones genotipo × ambiente en relación con la eficiencia alimentaria, la relación genética entre diferentes rasgos de rendimiento (tanto en vacuno de carne como en vacuno de leche), el impacto medioambiental de la producción de carne y la salud de los animales. Entre los mecanismos que influyen en el crecimiento del ganado vacuno joven se encuentran la composición corporal, el comportamiento alimentario y la actividad del animal. En algunos estudios recientes también se han explorado mecanismos menos conocidos, como la actividad celular intestinal, la absorción de nutrientes, la función mitocondrial y la regulación del consumo. Sin embargo, en muchos de estos estudios se utilizó un número reducido de animales, lo que limitó la posibilidad de generalizar los resultados a poblaciones bovinas más amplias. Dado que la heredabilidad del RFI es moderada, es crucial comprender las implicaciones de una selección favorable (o desfavorable) de este rasgo. Además, es necesario aclarar algunas cuestiones relacionadas con la medición del RFI, lo que requiere cuantificar y analizar los procesos biológicos clave que influyen en las diferencias entre animales, la repetibilidad de los resultados y las posibles interacciones genotipo × ambiente. Esta información es esencial para diseñar programas de cría y gestión en el futuro que contribuyan al desarrollo sostenible de los sistemas de producción de carne de vacuno.
En los sistemas nacionales de evaluación del ganado vacuno, es esencial medir con precisión el consumo de alimento, ya que no es posible estimar la variación del consumo únicamente a partir del peso corporal (PC) y el nivel de producción. Para mejorar la coherencia de los programas, se han establecido criterios específicos para estandarizar las mediciones, el registro y la evaluación de la eficiencia alimentaria (Beef Improvement Federation, 2010). Estos criterios exigen que el período de medición del consumo de alimento sea de al menos 70 días, precedido por un periodo mínimo de aclimatación de 21 días. El peso vivo debe registrarse durante dos días consecutivos al principio y al final del período, con mediciones intermitentes a lo largo del mismo. Aunque estos estándares son válidos, algunos estudios recientes han probado con períodos de consumo más cortos, que en algunos casos duran entre 35 y 42 días. Aunque la reducción de la duración de las pruebas está asociada a una disminución de la precisión —probablemente influenciada por la composición de la dieta y la tasa de crecimiento de los animales—, este enfoque podría reducir los costes del control del consumo de alimento y aumentar la producción animal anual.
Consecuencias
Dado que los costes de alimentación representan un porcentaje considerable de los gastos totales, es fundamental optimizar la eficiencia alimentaria. El consumo residual de alimento (RFI) emerge como un parámetro clave para distinguir a los animales según su capacidad para convertir eficientemente el alimento en peso. Tecnologías avanzadas, como las cámaras 3D y las herramientas de precisión, se presentan como una alternativa prometedora para la recopilación de datos. Estas tecnologías se alinean con los objetivos del sector relacionados con la mejora de la eficiencia alimentaria, similar a los avances en la producción de vacuno de leche. Ante la creciente preocupación por el cambio climático y las normativas medioambientales, se presta cada vez más atención a la optimización de la eficiencia alimentaria, con el fin de garantizar la sostenibilidad del sector.
A la hora de definir y medir la eficiencia alimentaria de cada animal, el RFI se ha consolidado como el parámetro más utilizado, debido a su independencia matemática respecto a los niveles de producción animal. A pesar de los retos, como las interacciones genotipo × ambiente y las limitaciones de los modelos existentes, los estudios en curso tienen como objetivo comprender las implicaciones de la selección en el RFI y mejorar los programas de cría y gestión.
La selección genómica
Gracias a la selección genómica, la cría de ganado se ha modernizado, ya que ahora se aprovecha la información del genoma completo de los animales. Esto va más allá de los rasgos físicos visibles y examina su ADN. Un buen ejemplo de ello es el Canadian Cattle Genome Project, que analiza las secuencias genómicas completas de los animales, tratándolas como si su ADN fuera un manual de instrucciones. Los investigadores y ganaderos utilizan esta información para desarrollar herramientas genómicas avanzadas que les permiten identificar desde el principio a los animales con características específicas, como la resistencia a enfermedades, la eficiencia alimentaria y la calidad de la carne. A diferencia de los métodos tradicionales, que se basan en características visibles, estas herramientas permiten evaluar de forma más rápida y precisa las características genéticas más relevantes. Gracias al uso de la genómica, los ganaderos y criadores pueden tomar decisiones informadas sobre la cría y la selección, lo que, en comparación con los métodos tradicionales, ahorra tiempo y reduce costes. El objetivo principal es mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la producción de vacuno de carne y leche, integrando el conocimiento genético en programas de cría más completos.
A pesar de que integrar la eficiencia alimentaria en la cría de vacuno es un desafío, la selección genómica ofrece nuevas posibilidades. La considerable variación genética del RFI la convierte en una candidata ideal para la selección genómica, aunque la falta de un grupo de referencia estandarizado representa un obstáculo. Algunos proyectos colaborativos, como el Canadian Cattle Genome Project, utilizan información internacional sobre secuencias de ADN para desarrollar nuevas herramientas genómicas. Este proyecto ha reunido una importante colección de secuencias del genoma bovino, lo que contribuye significativamente a la labor actual de catalogar las diferencias entre los animales y mejorar sus características mediante la selección basada en el genotipo.
Este proyecto cuenta con herramientas innovadoras que ayudan a los ganaderos y criadores a identificar los rasgos más adecuados desde el principio, reduciendo así el tiempo y los costes asociados a la cría tradicional. El uso de estas herramientas permite tomar decisiones más informadas, promoviendo una producción de carne y leche más eficiente y sostenible. Para que la mejora de la eficiencia alimentaria en el ganado vacuno de carne sea exitosa, es necesario superar los desafíos que surjan e integrar de manera efectiva la información genética en programas de selección genómica con características múltiples.
© 2025 Dellait Knowledge Center. All Rights Reserved.