Álvaro García
El bienestar animal está adquiriendo cada vez más importancia en los países desarrollados, y se están llevando a cabo iniciativas para establecer indicadores de evaluación con una base científica. En la actualidad, hay tres sistemas de evaluación del bienestar animal en todo el mundo relacionados con el ganado lechero: el programa FARM (Farmers Assuring Responsible Management) en Estados Unidos, el Código de Bienestar en Nueva Zelanda y el Welfare Quality en Europa. FARM fija las normas para el cuidado de los animales lecheros y la gestión responsable del medio ambiente en EE. UU. mediante auditorías de las granjas. En Nueva Zelanda, el Código establece normas básicas para el cuidado y la gestión del ganado lechero con el objetivo de promover el bienestar de los animales. El proyecto Welfare Quality, en Europa, está financiado por la UE y su objetivo es elaborar protocolos científicos de evaluación del bienestar del ganado lechero y de otras especies ganaderas. Al dar prioridad al bienestar de los animales, no sólo se garantiza el cumplimiento de las normas éticas, sino que también se mejora la productividad de las explotaciones, lo que ayuda a establecer una licencia social para funcionar. Los estudios demuestran que los animales criados en entornos respetuosos con su bienestar presentan mejores tasas de crecimiento, eficiencia alimentaria y éxito reproductivo.
A pesar de los avances, todavía existen algunos problemas a la hora de implementar protocolos estandarizados para mejorar la calidad de vida de los animales de granja. No obstante, el nacimiento de la ganadería de precisión (PLF, por sus siglas en inglés) abre la puerta a la posibilidad de evaluar, en tiempo real, el bienestar de los animales mediante diversos parámetros. Gracias a la colaboración entre especialistas en ingeniería y el sector ganadero, la PLF combina tecnologías como sensores de imagen, sonido y movimiento con algoritmos que permiten supervisar el bienestar de forma automatizada. Es fundamental integrar estos avances tecnológicos en los protocolos de bienestar, así como garantizar la aceptación por parte de los ganaderos y el uso eficaz de las soluciones PLF a través de la visualización de los datos.
El bienestar de la vaca: el punto de intersección entre la cojera, la condición corporal y la mastitis.
Cojera
Mientras que la cojera reduce la movilidad y puede provocar la pérdida de peso, una mala condición corporal agrava la cojera, lo que crea una espiral de malestar. A su vez, la mastitis provoca dolor y afecta a la producción y la calidad de la leche. Algunas medidas preventivas, como las prácticas de higiene y el control de la salud de la ubre, disminuyen el riesgo de mastitis, además de mantener una condición corporal óptima y minimizar la cojera. Al reconocer esta interrelación es posible adoptar estrategias de gestión integrales para mejorar el bienestar de las vacas. La cojera es una de las principales causas de pérdidas económicas en las explotaciones lecheras, por lo que es crucial detectarla a tiempo. Los sistemas flexibles para sensores ayudan a detectar precozmente la cojera, con lo que se puede actuar a tiempo adoptando diversas medidas de gestión. Las técnicas automatizadas de detección de cojeras, como los sistemas basados en acelerómetros, las placas de presión y células de carga y las cámaras de vídeo 3D, presentan diversos planteamientos. Todos estos métodos facilitan la supervisión del estado de salud de las vacas, y las cámaras 3D realizan una evaluación completa de la postura y el movimiento, lo que ayuda a identificar una cojera con precisión. Al integrar estas técnicas se consigue una supervisión holística y una intervención precoz, lo que mejora la salud de las vacas y la rentabilidad de las explotaciones.
La tecnología de imágenes (cámaras 3D) ha supuesto un importante avance en el campo de la detección automatizada de cojeras, ya que aporta varias mejoras con respecto a otras técnicas. Estas cámaras capturan datos de forma exhaustiva, ofreciendo información detallada sobre la postura y el movimiento de la vaca en 3D. Gracias a este nivel de información, es posible realizar un análisis más exhaustivo de las anomalías de la marcha asociadas a la cojera, lo que aumenta la precisión de su detección. Cabe destacar que las cámaras 3D funcionan sin necesidad de entrar en contacto directo con los animales, por lo que no es necesario disponer de infraestructuras especializadas y se reduce el riesgo de que las vacas sufran lesiones. Además, esta medición sin contacto facilita su uso, ya que no es necesario que los animales pasen por ningún aparato especializado. Las cámaras 3D realizan un seguimiento continuo del comportamiento y de los patrones de movimiento de las vacas sin necesidad de molestar a los animales, lo que facilita la detección precoz de los síntomas de cojera y ayuda a comprender cómo progresa la enfermedad a lo largo del tiempo. Estos sistemas son adaptables y pueden utilizarse en diversos ámbitos, desde la supervisión individual de animales hasta la vigilancia de rebaños a gran escala, por lo que son adecuados para granjas de distintos tamaños y con prácticas de gestión diferentes. Aunque el coste inicial de instalación puede ser elevado, los constantes avances tecnológicos están reduciendo el coste global de los sistemas de cámaras 3D, por lo que cada vez son más rentables para los ganaderos.
Cambios en la puntuación de la condición corporal
La puntuación de la condición corporal (CC) es clave en el bienestar y en la gestión de las vacas lecheras, ya que refleja su salud, su estado metabólico y la composición de la leche. Normalmente, la CC consiste en evaluar visualmente y palpar zonas corporales específicas, pero este método es subjetivo y requiere una formación intensiva. Una solución a este problema serían los sistemas basados en la visión que se emplean en la ganadería de precisión (PLF) y que utilizan tecnologías de imagen térmica, 2D y 3D para automatizar la evaluación de la CC, lo que reduce la subjetividad y mejora la eficiencia.
Últimamente, los sensores 3D han cobrado importancia a la hora de medir las reservas energéticas del ganado lechero. Ya se comercializan cuatro sistemas automatizados de CC que utilizan sensores 3D situados en la grupa y la región lumbar de la vaca. Se han realizado estudios de validación que han obtenido resultados prometedores, sobre todo en el rango 3,00-3,75 CC, muy frecuente entre las vacas Holstein. Gracias a estos sistemas automatizados, las puntuaciones de CC son periódicas, con lo que aumenta su uso tanto en el ámbito comercial como en el de la investigación. El hecho de incluir el CC en los protocolos de calidad del bienestar, demuestra que se trata de un parámetro muy importante relacionado con la alimentación de los animales. Con las tecnologías de ganadería de precisión se consigue mejorar la evaluación individual de las vacas gracias a la monitorización continua en tiempo real, lo que mejora los protocolos de evaluación de la salud y el bienestar.
Mastitis
En el sector lácteo, la mastitis representa un problema importante, ya que afecta tanto al bienestar de los animales como a su rentabilidad. Aunque algunas medidas de control, como la desinfección de los pezones, han reducido el número de patógenos contagiosos, la aparición de nuevas cepas y los problemas relacionados con los antimicrobianos obligan a seguir investigando.
Una detección automatizada de la mastitis permite tratarla a tiempo y reducir el uso de antibióticos, lo que mejora la salud de las vacas y la economía de las explotaciones. Otros métodos de diagnóstico, como el recuento de células somáticas (RCS) y la termografía infrarroja (TI), ayudan a vigilar y detectar la enfermedad de forma precoz.
Las mastitis subclínicas conllevan costes importantes y variados. Un recuento elevado de células somáticas provoca penalizaciones en el precio de la leche, el sacrificio de las vacas crónicamente afectadas y una reducción de la producción lechera. Los rebaños con recuentos celulares elevados deben hacer frente a los gastos derivados de las pruebas individuales, las pruebas bacteriológicas y el asesoramiento. Además, realizar la terapia antibiótica de la vaca seca a todo el rebaño es mucho más caro que llevar a cabo un tratamiento individual. Si el número de células somáticas es elevado, como en el caso del Staphylococcus, puede producirse una mastitis clínica durante la lactación, lo que incrementa los costes de tratamiento.
Consecuencias
En conclusión, para garantizar la salud, la productividad y el bienestar general de las vacas en las explotaciones lecheras, es fundamental abordar problemas como la cojera, la condición corporal y la mastitis. Si bien se han logrado importantes avances gracias a medidas legislativas, iniciativas de investigación y el desarrollo de tecnologías para la ganadería de precisión, todavía persisten algunos obstáculos a la hora de implementar protocolos estandarizados y maximizar su impacto en la calidad de vida de los animales de granja.
Los sistemas de detección automatizados, las técnicas de medición avanzadas y las nuevas tecnologías ofrecen nuevas posibilidades para realizar intervenciones precoces, reducir el uso de antibióticos y mejorar las prácticas de gestión. Con la integración de estas tecnologías en las actividades rutinarias de las granjas y en los protocolos de evaluación del bienestar, podemos transformar la forma en la que controlamos y gestionamos el bienestar de las vacas lecheras.
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