Álvaro García
Cuando una ternera se une a un rebaño de ordeño, no se suelen tener en cuenta las prácticas de manejo que se llevaron a cabo durante sus primeros años de vida. Sin embargo, estudios recientes confirman que lo que sucede en el establo, especialmente en las semanas previas al destete, tiene un impacto duradero en su producción de leche. Un nuevo metaanálisis, que reúne los resultados de 18 estudios diferentes, analiza cómo influyen el crecimiento temprano de las terneras y los hábitos de alimentación en su rendimiento durante la primera lactancia. Los resultados ofrecen unas pautas claras y prácticas para los ganaderos que buscan criar unas novillas de reposición capaces de convertirse en unos miembros productivos y longevos del rebaño.
Cómo predecir su futuro rendimiento
Uno de los principales objetivos de este estudio era determinar si la velocidad del crecimiento de las terneras antes del destete, medida a menudo como la ganancia diaria media (GDM), se traducía en un aumento de la producción de leche, grasa o proteína al integrarse en el rebaño de ordeño más adelante. Los datos mostraron que aquellas terneras que ganaban peso más rápido antes del destete producían una mayor cantidad de leche durante su primera lactación. De media, por cada 100 gramos extra de ganancia de peso diaria durante el periodo previo al destete, el rendimiento lácteo en la primera lactación aumentaba unos 300 kilogramos. Esto supone un aumento significativo, especialmente si se aplica a todas las vacas de primera lactación del rebaño. Y, lo que es más importante, la misma tendencia se observó para el rendimiento de grasa y proteína, que son unos componentes cruciales del valor de la leche. Esto confirma lo que muchos ganaderos y criadores de terneras sospechan desde hace tiempo: para obtener vacas más productivas es fundamental criar adecuadamente a las terneras.
Por qué es importante invertir desde el primer momento
La crianza de una novilla desde que nace hasta el momento en que entra en la cadena de ordeño supone una inversión importante, que suele oscilar entre los 1.600 y 2.200 euros, en función de los costes de la alimentación, la mano de obra, el alojamiento y la atención sanitaria. Esto significa que una vaca no empieza a amortizar los costes de cría hasta bien avanzada su segunda lactación. Sin embargo, los datos del sector muestran que muchas vacas son sacrificadas antes de llegar a su tercera lactación, con una media en los EE. UU. que ronda las 2,7 lactaciones por vaca.
Este hecho ejerce una presión real sobre la economía de las reposiciones. Cuando una vaca abandona el rebaño antes de alcanzar todo su potencial productivo, la inversión inicial se pierde. Por esa razón, todas las estrategias que mejoren el desarrollo inicial de una novilla y que conduzcan a un mayor rendimiento lechero, especialmente en la primera lactación, son muy importantes, ya que permiten reducir el tiempo necesario para recuperar la inversión y aumentan las probabilidades de que la vaca permanezca más tiempo en el rebaño.
Una de estas estrategias es fomentar el crecimiento antes del destete. Al garantizar un desarrollo temprano estable y criar terneras fuertes y sanas, los ganaderos aumentan las posibilidades de que estas no solo ingresen al rebaño lechero, sino que también permanezcan en él el tiempo necesario para justificar el coste de su cría. En otras palabras, un buen crecimiento no solo beneficia a la biología del animal, sino también a la rentabilidad de la producción.
Estableciendo las bases para el éxito
Sin embargo, sin una alimentación adecuada no se puede crecer bien, y la cantidad de leche o sustituto lácteo que consumen las terneras antes del destete es un factor clave. El estudio citado encontró que el consumo de leche tenía un impacto positivo en la producción futura, aunque esta relación no es ilimitada. Las terneras que ingerían entre 0,79 y 0,80 kilogramos de sólidos lácteos al día, lo que equivale a unos 6 u 8 litros de leche o una cantidad similar de sustituto, obtenían mejores resultados en su primera lactancia. Aunque es importante señalar que darles más leche no mejoró los resultados e incluso puede traer problemas. Una alimentación con unas cantidades excesivas de leche puede reducir el consumo de las raciones de iniciación, que son fundamentales para el desarrollo del rumen. Una ternera que se sacia con leche puede tardar más en adaptarse a la alimentación sólida, lo que podría retrasar el destete y el desarrollo adecuado del rumen.
Curiosamente, la cantidad de alimento iniciador consumida por las terneras antes del destete no resultó ser un factor decisivo para predecir la producción de leche en la primera lactación. Esto no significa que dicho alimento carezca de importancia, ya que cumple un papel fundamental en la preparación del rumen para la producción tras el destete. Sin embargo, indica que el iniciador por sí solo, sin una alimentación adecuada para el crecimiento y la leche, no garantiza un mejor rendimiento a largo plazo. De hecho, cuando se consideraron conjuntamente la ganancia diaria de peso, el consumo de leche y el consumo de iniciador, sólo el peso que la ternera había ganado antes del destete predijo de forma consistente un aumento de la producción de leche y grasa en la primera lactación. En cuanto a la producción de proteína láctea, influyeron tanto la ganancia diaria de peso como el consumo de leche.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la edad a la que se desteta a las terneras. En los estudios donde el destete se realizó antes de las seis semanas, la ganancia de peso diaria tendió a ser menor, probablemente por culpa del estrés que supone la transición al alimento iniciador antes de que el rumen esté completamente preparado. Por otro lado, en los estudios en los que se destetó a las terneras entre las ocho y las diez semanas se observó una ganancia de peso más elevada antes del destete y una mejora del rendimiento. Esto respalda que se opte por retrasar el destete hasta cuando se pueda gestionar adecuadamente, permitiendo más tiempo para el crecimiento y una transición más suave.
Cómo encontrar el balance perfecto
Cuando la leche no comercializable es limitada, los sustitutos lácteos se convierten en la opción más práctica y rentable para alimentar a las terneras jóvenes. Además de ser económicos, los sustitutos de alta calidad ofrecen una composición estable de nutrientes y reducen el riesgo de transmisión de enfermedades derivadas de la leche. Pero cuando se usan sustitutos, surge una pregunta clave: ¿cuál es la cantidad adecuada que se debe suministrar y de que manera hay que destetar a las terneras para favorecer su crecimiento sin comprometer el desarrollo del rumen?
Está demostrado que alimentar a las terneras con unas cantidades elevadas de leche o sustituto lácteo al principio de su vida ayuda a que alcancen un peso corporal más elevado al momento del destete. Sin embargo, algunos estudios han mostrado que esta pequeña ventaja puede desaparecer a las pocas semanas si no se adaptan bien a la alimentación sólida. La razón más probable es que las terneras que consumen grandes volúmenes de alimento líquido tienden a ingerir menos alimento iniciador, lo que ralentiza el desarrollo del rumen. Esto puede hacer que el periodo posterior al destete sea más complicado en cuanto a crecimiento y digestión de nutrientes.
Por ejemplo, en un estudio, las terneras a las que se les suministraban 8 litros de sustituto lácteo al día pesaban unos 3,7 kilogramos más al destete que las que solo tomaban seis litros. Sin embargo, a los cuatro meses esa diferencia de peso desaparecía. En estudios similares se ha observado que los efectos sobre la ganancia diaria media no son uniformes y dependen de cómo se gestione el destete.
Estudios recientes se han centrado en averiguar cómo afectan los diferentes métodos de destete al crecimiento y la digestión cuando se utilizan unos niveles altos de sustitutos lácteos. En uno de los experimentos, se alimentó a terneras Holstein con cantidades moderadas o elevadas de sustituto lácteo y se les destetó de forma brusca o gradual mediante protocolos escalonados (Klopp et al. 2020). Mientras que las terneras que recibieron una cantidad elevada de sustituto crecían más rápido antes del destete, su crecimiento se ralentizaba después, a menos que el destete fuera gradual y durara unas tres semanas. Por el contrario, las terneras alimentadas con una cantidad moderada de sustituto mejoraron su crecimiento al final del estudio, independientemente del método de destete. Estos resultados confirman que las terneras que participan en programas de alimentación con un alto contenido de sustituto necesitan una transición más gradual hacia una alimentación sólida para evitar una caída de su rendimiento tras el destete.
La clave está en que un consumo elevado de sustituto lácteo puede ser beneficioso, pero solo si se acompaña de una buena estrategia de destete. Un proceso gradual ayuda a mantener un buen crecimiento tras es destete, dando tiempo al rumen para adaptarse. Para las terneras que reciben cantidades más moderadas de sustituto, puede ser suficiente reducirlo a una semana.
Recomendaciones
Estos resultados refuerzan la importancia de invertir en la nutrición y el manejo de las terneras desde el primer día. Es razonable aspirar a un aumento diario de peso superior a 0,7 kilogramos. Alimentar a las terneras con una cantidad de leche que favorezca su crecimiento, a la vez que se fomenta el consumo de alimento iniciador, puede ser la clave para alcanzar un equilibrio adecuado. Aunque pueda resultar tentador minimizar los costes de cría a corto plazo, reducir los gastos durante este periodo crítico podría traducirse en una disminución de la producción de leche y de los beneficios en un futuro.
Para los ganaderos, esto significa que deben entender que los programas de terneras no son solo un gasto, sino una inversión de cara al futuro. Cada litro de leche o sustituto lácteo, cada día en que una ternera gana peso, contribuye al potencial que tendrá ese animal como miembro productivo del rebaño. Si se presta especial atención al crecimiento y la alimentación antes del destete, será más probable que esas novillas amorticen esa inversión más adelante en la sala de ordeño.
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