Optimización de la fertilización con nitrógeno del fleo

Álvaro García

El fleo (Phleum pratense) es una hierba perenne originaria del norte de Europa. Es una especie de hierba alta que puede crecer hasta 1.5 m en la etapa reproductiva. Se desarrolla bien en suelos pesados y arenosos, y es resistente al clima frío y a las condiciones secas.

Como otras herbáceas, requiere un suelo con el nitrógeno adecuado para un crecimiento óptimo. El fleo y otras hierbas de estación fría generalmente responden bien a la fertilización nitrogenada, con 20 a 25 kg de materia seca (MS) de fleo producido anualmente por kg de nitrógeno/hectárea. La respuesta está relacionada con la disponibilidad original de nitrógeno en el suelo, de modo que la respuesta es mayor en áreas más deficientes.

Fertilización con nitrógeno

El momento de aplicación del nitrógeno también afecta a la calidad de la cosecha. Su aplicación tardía en la época de crecimiento, causa un mayor crecimiento vegetativo en comparación con los tallos altos y más endurecidos al principio de la temporada. Esta es una consideración importante dependiendo de la región, ya que el crecimiento vegetativo es deseable para la calidad, aunque también puede provocar más daños en el invierno.

Es importante por lo tanto, optimizar las tasas de fertilización de manera que no solo permitan un aumento de la producción de materia seca del forraje, sino que también den como resultado un forraje que resista la temporada de frío y al mismo tiempo mantenga una calidad adecuada. Al igual que con otras herbáceas, la fertilización con nitrógeno aumenta no solo el contenido de proteína cruda de la planta sino también su concentración en nitratos, que podrían ser potencialmente tóxicos para los rumiantes.

Dado que su incorporación a la planta sigue una progresión curvilínea, la fertilización excesiva puede provocar la acumulación de nitrógeno. Esto plantea riesgos ambientales ya que el nitrógeno no incorporado en los tejidos de las plantas puede volatilizarse como óxido nitroso (gas de efecto invernadero) y filtrarse como nitrato en el suelo y potencialmente en el agua subterránea. Por lo tanto, es crítico conseguir un equilibrio adecuado entre la fertilización con nitrógeno y su potencial de utilización, con tasas de aplicación tradicionales que van de 0 a 450 kg de nitrógeno por hectárea.

Investigaciones anteriores encontraron que los rendimientos de MS de forraje más altos obtenidos fueron de 8,500 kg de MS por hectárea, con aplicaciones de nitrógeno de 325 kg por hectárea/año con rendimientos más altos obtenidos más recientemente. Sin embargo, debe realizarse una evaluación cuidadosa de cuál es la cantidad óptima de fertilizante para maximizar el rendimiento del forraje y minimizar el impacto ambiental.

Un experimento reciente realizado en dos zonas de Finlandia (Termonen et al. 2019) comparó las diferencias entre la respuesta al nitrógeno con un metanálisis de los resultados de experimentos más antiguos. Un objetivo adicional fue evaluar mejor la fisiología, el valor nutritivo y la eficiencia de la utilización de nitrógeno a diferentes tasas de aplicación.

Los dos campos seleccionados se habían empleado para cultivar hierba y cereales sin fertilizantes orgánicos durante varios años. Las muestras de suelo para análisis se obtuvieron por triplicado a profundidades de 0–20 cm a 20–40 cm. El suelo se analizó para determinar la textura, la fertilidad (pH, K y P) y el carbono (C) orgánico total.

El contenido de materia orgánica se calculó como 1.724 × contenido de C orgánico total. La capa superior del suelo (0–20 cm) en uno de los lugres contenía 9% de arcilla, 41% de limo y 50% de arena, y en el otro 18% de arcilla, 53% de limo y 29% de arena. El contenido de materia orgánica fue de 2.7% en un sitio y 5.4% en el otro.

Las parcelas se organizaron de acuerdo con un diseño de parcela dividida incompleta con cuatro réplicas. Se evaluó el aporte de nitrógeno, con aplicaciones de de 0, 150, 200, 250, 300, 350, 400 y 450 kg de nitrógeno por hectárea/año. Se sembraron dos variedades de fleo (“Grindstad” y “Nuutti”) a razón de 3,000 semillas/m2.

La variedad “Grindstad” es conocida por su alto rendimiento, mientras que “Nuutti” es de alto rendimiento y altamente digestible. La semilla se sembró en hileras espaciadas 12.5 cm después de la aplicación de fertilizantes y la siembra de cebada como cultivo de cobertura que luego se cosechó para obtener grano. El fleo se cosechó tres veces por temporada.

¿Cuál es la cantidad óptima de fertilizante para maximizar el rendimiento del forraje?

Los resultados de este experimento mostraron un aumento en la producción de materia seca de fleo como respuesta a la fertilización con nitrógeno. El equilibrio óptimo para la aplicación de nitrógeno se obtuvo utilizando 390 kg de nitrógeno por hectárea/año. Se obtuvo una proteína bruta máxima de 14.0% MS con 325 kg de nitrógeno por hectárea.

La tasa de fertilización de 340 kg de nitrógeno por hectárea/año consiguió el equilibrio máximo de nitrógeno a 60 kg de nitrógeno por hectárea/año. El aumento del nitrógeno provocó una disminución de la digestibilidad, por lo que, si el objetivo es obtener un forraje de buena calidad, el fleo cultivado con dosis de nitrógeno más altas debe cosecharse antes.

Las mayores tasas de nitrógeno aumentaron la proporción del tallo y provocaron un aumento del contenido de proteína bruta en todos los cortes. El máximo contenido de proteína estaba principalmente por debajo de 18.0% MS, incluso con las dosis de nitrógeno más altas.

En general, el mayor efecto de la dosis de nitrógeno en el contenido de proteína del fleo se observó particularmente en el tercer corte, y el menor en el primer corte. El tercer corte generó en promedio el 23% de la producción anual, utilizando el nitrógeno de manera más eficiente. Las dosis de nitrógeno inferiores a 350 kg por hectárea/año no causaron importantes pérdidas durante el invierno o por acamado.

Los resultados de este experimento mostraron que las dosis de nitrógeno y el momento de su aplicación deben ajustarse al clima, las variedades y las prácticas de manejo. También sugieren que las dosis de nitrógeno podrían aumentarse en al menos 50 kg de nitrógeno por hectárea/año a partir de la tasa actual aceptada de 250 kg de nitrógeno por hectárea/año sin que se genere una producción excesiva de nitrato o proteína bruta en el forraje de fleo.

Referencia

M. Termonen, P. Korhonen, S. Kykkänen, A. Kärkönen, M. Toivakka, R. Kauppila, P. Virkajärvi. 2020. Effects of nitrogen application rate on productivity, nutritive value and winter tolerance of timothy and meadow fescue cultivars. Grass and Forage Science. Volume 75, Issue 1

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