Álvaro García
Bovaer®, el nombre comercial del 3-nitrooxipropanol (3-NOP), representa un gran avance en la reducción de las emisiones de metano provenientes de rumiantes como vacas y ovejas. Al inhibir la actividad de los metanógenos del rumen, Bovaer® reduce eficazmente la producción de metano entérico en hasta un 30% en el ganado lechero y hasta un 45% en el vacuno de carne, según la dieta y la gestión. Aunque las posibilidades de reducir la huella medioambiental de la ganadería son considerables, es necesario abordar varios problemas para que su adopción sea sostenible.
El equilibrio microbiano del rumen y la dinámica de la fermentación
Bovaer® inhibe la enzima metil coenzima M reductasa, un catalizador indispensable en la metanogénesis. Aunque este mecanismo es eficaz, genera preocupaciones en cuanto a sus efectos a largo plazo en el microbioma del rumen. Las bacterias metanogénicas del rumen son fundamentales para mantener el equilibrio del hidrógeno durante la fermentación. Cuando la producción de metano se inhibe, el exceso de hidrógeno se canaliza por otras vías, es decir, mediante la formación de propionato o la reducción del acetato. Si bien esto puede mejorar la eficiencia energética, las repercusiones sobre los ácidos grasos volátiles y la estabilidad microbiana durante su uso a largo plazo siguen siendo inciertas.
Por otra parte, es importante considerar si los metanógenos podrían desarrollar resistencia a Bovaer® tras un uso continuado. Al tratarse de microorganismos capaces de adaptarse, es posible que desarrollen mecanismos para eludir la inhibición, lo que podría reducir la eficacia a largo plazo del 3-NOP. Por ello, resulta fundamental seguir investigando a fin de controlar este riesgo.
Seguridad de los residuos y percepción del consumidor
Bovaer® se descompone en menos de 24 horas en compuestos como el nitrato y el nitrito, que son metabolizados o excretados por el animal. Algunos organismos reguladores, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), han confirmado que Bovaer® no deja residuos detectables en la leche o la carne. Sin embargo, el impacto medioambiental a largo plazo de estos subproductos de descomposición sigue siendo motivo de preocupación. Si no se gestiona eficazmente, se podrían producir unos niveles de nitratos excesivos en el estiércol o las aguas subterráneas, lo que sería un riesgo para los ecosistemas.
También es fundamental conseguir la aceptación de los consumidores. Aunque su composición es segura, persiste cierto escepticismo sobre su uso, sobre todo entre los defensores de los sistemas de producción ecológicos o naturales. Esto se debe a que, a la hora de adoptar nuevas tecnologías como Bovaer®, es vital contar con la confianza del público. Aunque hay estudios científicos que demuestran su eficacia para reducir las emisiones de metano, no es posible superar el escepticismo emocional sólo con datos científicos. Conceptos como el de «aditivos para alimentos» suelen suscitar el temor de que se trate de prácticas antinaturales o que existan intereses empresariales detrás, eclipsando así los evidentes beneficios medioambientales.
La comunidad científica debe ir más allá de los hechos y conectar con los valores y las emociones:
- Exponiendo los beneficios de forma comprensible: destacar que Bovaer desempeña un papel importante en la lucha contra el cambio climático, promueve la ganadería sostenible y garantiza la seguridad alimentaria en el futuro.
- Compartiendo historias, no sólo datos: narrar las buenas experiencias de los ganaderos y hacer hincapié en los objetivos medioambientales comunes.
- Fomentando la transparencia y la confianza: responder abiertamente a las preocupaciones y evitar descalificar como irracionales los temores de la población.
La ciencia y las emociones deben ir de la mano. Para superar este obstáculo, no basta con demostrar que Bovaer® funciona; es necesario lograr que se alinee con las prioridades y experiencias de la gente.
Obstáculos económicos y prácticos que dificultan su implementación
Para los ganaderos, el coste de la implementación de Bovaer® sigue siendo un problema prioritario. Aunque este aditivo reduce las emisiones de metano y puede mejorar la eficiencia alimentaria, requiere una inversión inicial y conlleva costos administrativos recurrentes. Muchos productores trabajan con márgenes ajustados, y es posible que el retorno de la inversión (ROI) a corto plazo no sea rentable si no se cuenta con incentivos económicos como créditos de carbono o subvenciones.
Por ejemplo, el coste de Bovaer® oscila entre 0,30 y 0,50 euros por vaca y día, según la región y el tipo de sistema de alimentación. En una granja lechera en la que una vaca produce 41 litros de leche al día:
- A un precio de la leche de 0,48€ por litro, esta vaca genera unos ingresos de 19,68€ al día.
- El coste diario de Bovaer®:
- Cuando son 0,30€, representa el 1,53% de los ingresos diarios.
- Cuando son 0,50€, representa el 2,54% de los ingresos diarios.
Aunque el porcentaje parece pequeño, el sobrecoste puede ser significativo para los productores que trabajan con márgenes ajustados de beneficio. Para hacer más viable su uso, será necesario ofrecer incentivos económicos, como créditos de carbono, subvenciones o primas en el precio de la leche por la reducción de las emisiones.
Otro obstáculo es el método práctico de administración, sobre todo en los sistemas de pasto, donde es difícil dosificar Bovaer® en el alimento todos los días. A diferencia de lo que ocurre en los cebaderos, donde Bovaer® se integra fácilmente en las raciones mixtas totales, las explotaciones de pastoreo necesitan incorporar innovaciones como fórmulas de liberación lenta o métodos de administración alternativos para garantizar una dosificación constante.
Compensaciones ambientales y obstáculos reglamentarios
Si bien Bovaer® reduce significativamente las emisiones de metano, puede generar compensaciones ambientales indeseadas. Por ejemplo, si no se gestionan adecuadamente, los nitratos y nitritos derivados del proceso de metabolización de la 3-NOP podrían contribuir a las emisiones de nitrógeno o a su lixiviación. Aunque los estudios realizados hasta la fecha muestran que el impacto es mínimo, es necesario llevar a cabo estudios sobre su repercusión en el medio ambiente a largo plazo.
Otro motivo de preocupación es la autorización reglamentaria. El uso de Bovaer® ha sido autorizado en zonas como la Unión Europea, Brasil y Australia. En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) concluyó su revisión exhaustiva de Bovaer® en mayo de 2024, determinando que el producto cumple con los requisitos de seguridad y eficacia para su uso en ganado lechero lactante.
Con esta aprobación, se ha dado un gran paso hacia una ganadería lechera más sostenible en EE.UU. Sin embargo, el plazo para la autorización reglamentaria en otros mercados importantes podría retrasar su incorporación mundial y limitar su impacto en la reducción del metano. Para facilitar su uso generalizado, es esencial contar con marcos normativos claros y normas de seguridad homogéneas.
En resumen, aunque Bovaer® promete ser beneficioso para el medio ambiente, es fundamental tener en cuenta las posibles compensaciones medioambientales y resolver los problemas reglamentarios para lograr que su adopción generalizada sea un éxito.
Bovaer®: sistemas de pastoreo frente a sistemas de confinamiento
En las explotaciones lecheras, tanto la composición de la dieta como el consumo total de materia seca (CMS) influyen en las emisiones de metano, por lo que existen diferencias notables entre los sistemas de pastoreo y los de confinamiento. En las explotaciones de pastoreo, el consumo de las vacas se basa principalmente en dietas a base de forraje, que contienen más fibra. La fermentación de la fibra en el rumen produce más hidrógeno, un sustrato importante para los metanógenos, lo que provoca mayores emisiones de metano por kilogramo de alimento consumido en comparación con las dietas con mayor contenido de grano. Sin embargo, por lo general, las vacas que pastan tienen un CMS total más bajo, ya que el forraje fresco es menos denso energéticamente y el consumo es menor debido al comportamiento del ganado y a la disponibilidad de forraje. Como resultado, aunque la producción de metano por unidad de alimento es mayor, las emisiones totales de metano por vaca tienden a ser menores en los sistemas de pastoreo.
Por el contrario, en los sistemas de confinamiento, las vacas se alimentan con raciones mixtas totales (TMR), que contienen cantidades significativas de granos y concentrados. Estas dietas son más ricas en almidón, lo que favorece la producción de propionato durante la fermentación, reduciendo así la disponibilidad de hidrógeno necesario para sintetizar el metano. De este modo, se reducen las emisiones de metano por kilogramo de alimento consumido. Sin embargo, las vacas en confinamiento consumen más CMS para mantener una mayor producción de leche. La combinación de un mayor consumo de alimento y una mayor producción de leche se traduce en mayores emisiones absolutas de metano por vaca. Por otro lado, gracias a una mayor eficiencia alimentaria y a una producción más elevada de leche por vaca, los sistemas de confinamiento suelen tener un nivel más bajo de emisiones de metano, es decir, de emisiones de metano por kilogramo de leche producida.
En este contexto, Bovaer® (3-nitrooxipropanol) puede ser una herramienta muy útil. Al inhibir directamente la metil-coenzima M reductasa, la enzima clave en la síntesis del metano, Bovaer® reduce significativamente las emisiones tanto en sistemas de pastoreo como de confinamiento. Su eficacia es especialmente prometedora en los sistemas de pastoreo, ya que las dietas ricas en fibra producen más metano por kilogramo de alimento. Al limitar la metanogénesis en el rumen, Bovaer® puede compensar la carga de metano asociada a la fermentación del forraje, equilibrando potencialmente las condiciones en términos de intensidad de metano.
Asimismo, en los sistemas de confinamiento, donde las emisiones de metano por unidad de alimento son menores gracias a la suplementación a base de grano, Bovaer® proporciona un margen adicional de reducción de las emisiones. Teniendo en cuenta que el CMS total y la producción de leche son mayores en estos sistemas, cualquier reducción, por pequeña que sea, del metano por kilogramo de alimento, puede traducirse en importantes reducciones totales de las emisiones a nivel de rebaño.
En resumen, Bovaer® es una herramienta eficaz para reducir las emisiones de metano en ambos sistemas. Por un lado, ayuda a mitigar la elevada producción de metano asociada a las dietas a base de forraje en los sistemas de pastoreo y, por otro, mejora la eficiencia de las emisiones de metano en los sistemas de confinamiento. Integrar Bovaer® en estos sistemas, junto con estrategias de gestión optimizadas, permite una reducción significativa de las emisiones de metano en diversos entornos de producción.
Sostenibilidad y capacidad de adaptación a largo plazo
Por último, para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de Bovaer® es necesario encontrar un equilibrio entre sus beneficios y la constante evolución de las necesidades de los productores, los consumidores y el medio ambiente. Hay que seguir:
- Estudiando sus efectos a largo plazo sobre la microbiología del rumen y la salud animal.
- Desarrollando sistemas de administración rentables para las explotaciones dedicadas a los pastos.
- Investigando las sinergias con otras estrategias de mitigación del metano, como los aditivos para alimentación (por ejemplo, taninos, aceites) o los ajustes dietéticos.
Bovaer® es una de las posibles vías para reducir las emisiones de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero generados por la ganadería. Sin embargo, es necesario abordar cuidadosamente los problemas relacionados con el equilibrio microbiano del rumen, la viabilidad económica, la prevención de residuos, las compensaciones medioambientales y la percepción de los consumidores. Para garantizar su éxito en los sistemas ganaderos mundiales, serán fundamentales una investigación constante, una comunicación clara y la aprobación reglamentaria.
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