La fibra física efectiva comparada con el «efecto de fibra efectiva»: su papel en las dietas del ganado lechero | Dellait

Álvaro García

La fibra física efectiva (PEF, por sus siglas en inglés) es un elemento fundamental en la nutrición de las vacas lecheras, ya que favorece la salud y la motilidad del rumen y ayuda a mantener su pH estable. Para ello, se tiene en cuenta tanto la composición química como la estructura física de la fibra, en especial el tamaño de las partículas. La fibra efectiva fomenta la masticación y la rumia, esenciales para la producción de saliva, que es un protector natural contra los ácidos del rumen. Si la fibra no es la adecuada o no posee la eficacia física necesaria, puede provocar problemas como la acidosis ruminal subaguda, una menor eficiencia alimentaria y una reducción en la producción de grasa láctea (Mertens et al., 1997).

Fibra física eficaz y la función ruminal

El rumen es el principal órgano de fermentación de los rumiantes, donde una compleja población microbiana descompone los alimentos consumidos. Los microorganismos digieren la fibra, sobre todo la fibra detergente neutra (FDN) de los forrajes, y producen ácidos grasos volátiles (AGV) como acetato, propionato y butirato. Estos ácidos aportan energía a la vaca, pero contribuyen también a la acidez del rumen, por lo que es necesario neutralizarlos para preservar el pH. La fibra física efectiva fomenta la masticación y aumenta la producción de saliva, que, al ser rica en bicarbonato, ayuda a mantener un pH ruminal óptimo, superior a 5,8, evitando la acidosis y favoreciendo la actividad microbiana (Allen 1997).

Además, la fibra física efectiva promueve la motilidad del rumen. Sus fibras largas y gruesas provocan contracciones mecánicas que garantizan que los alimentos consumidos se mezclen eficazmente. Esta mezcla facilita la digestión de la fibra y la absorción de nutrientes. Las dietas bajas en fibra física efectiva, sobre todo los forrajes muy finos, reducen la motilidad del rumen, dejando pasar más rápidamente la fibra no digerida y aumentando el riesgo de trastornos digestivos como la acidosis ruminal subaguda (Beauchemin y Yang, 2005). La motilidad está regulada por receptores de la pared ruminal, entre los que se distinguen tres clases principales:

  1. Receptores de distensión: se activan cuando el rumen está distendido y estimulan sus contracciones, fundamentales para mezclar el alimento y favorecer su avance por el tubo digestivo.
  2. Receptores químicos: detectan cambios en la composición química del contenido del rumen, como el pH, los AGV y otros metabolitos, y contribuyen a regular la motilidad.
  3. Osmorreceptores: perciben las variaciones en la concentración de solutos del líquido ruminal, regulan el equilibrio de fluidos y favorecen la absorción y la fermentación.

La fibra física efectiva comparada con el «efecto de fibra efectiva»

El término fibra física efectiva se refiere, por lo general, a la fibra con partículas lo suficientemente grandes como para estimular la masticación y la rumia, generando un «efecto de rascado» que favorece la motilidad del rumen, la producción de saliva y la estabilización del pH. Sin embargo, algunos alimentos, aun con partículas pequeñas, pueden influir en los patrones de fermentación ruminal de manera que contribuyan a estabilizar el pH del rumen. A este concepto se le conoce como «efecto de fibra efectiva», donde los alimentos alteran el perfil de los AGV, aumentando el acetato y reduciendo el propionato y el lactato.

Por ejemplo, las cascarillas de soja y la pulpa de remolacha contienen fibra altamente fermentable (rica en hemicelulosa) que, a pesar del reducido tamaño de sus partículas, modifica el proceso de fermentación, aumentando el acetato y reduciendo el riesgo de acidosis (Armentano y Pereira, 1997), neutralizando la acidez del rumen, pero sin estimular la rumia (Voelker y Allen, 2003). Aunque no sean lo suficientemente grandes como para provocar el efecto de rascado, ofrecen los mismos beneficios que la fibra física efectiva, ya que modifican el proceso de fermentación. Al fermentarse, las cascarillas de soja producen AGV, los quimiorreceptores reaccionan a este aumento de los ácidos, lo que indica que la fermentación está activa, y se producen ajustes en la motilidad para garantizar que la mezcla y el tránsito del alimento en el rumen sean los adecuados. Por lo tanto, aunque el resultado sea parecido (mejora de la motilidad), el mecanismo difiere: la fibra física efectiva (tamaño de las partículas) actúa a través de los receptores de distensión, mientras que la cascarilla de soja y la pulpa de remolacha lo hace a través de los quimiorreceptores. La reacción química de estos receptores ayuda a regular las contracciones primarias y secundarias del rumen, lo que garantiza que el alimento permanezca en el rumen el tiempo suficiente para lograr una fermentación completa y una buena absorción de nutrientes. Además, al influir en la motilidad del rumen, los quimiorreceptores aseguran un entorno estable para la fermentación, favoreciendo una digestión óptima y evitando trastornos como la acidosis o la estasis ruminal. Por lo tanto, el proceso de fermentación de las cascarillas de soja y de otros alimentos similares depende de la coordinación entre las señales de los quimiorreceptores y la motilidad del rumen.

En la nutrición láctea, es importante tener en cuenta la diferencia entre la «fibra física efectiva» y el «efecto de la fibra efectiva». Mientras la fibra convencional utiliza el tamaño de las partículas para estimular la masticación y la producción de saliva, los alimentos como la cascarilla de soja y la pulpa de remolacha mantienen la salud del rumen mediante cambios en el patrón de fermentación, fomentando la producción de acetato y estabilizando el pH ruminal sin necesidad de una estimulación física. Es esencial contar con una PEF adecuada con el fin de promover la rumia y prevenir la acidosis. Sin embargo, si se incorporan alimentos con «efecto de fibra efectiva» puede estabilizarse aún más la función ruminal y favorecer la producción de grasa láctea. Los nutricionistas y ganaderos lácteos deben tener en cuenta ambos conceptos a la hora de formular las raciones para optimizar la salud de las vacas, la productividad y la calidad de la leche.

© 2025 Dellait Knowledge Center. All Rights Reserved.

Suscríbete a nuestra Newsletter

Nutretain Silage Inoculants

Maximize your forage potential with Nutretain,

25 years of proven success