La mastitis en vacas lecheras: patógenos, gestión y estrategias de prevención | Dellait

Álvaro García

Hace poco, en un artículo titulado «La escasez de forraje, los bajos precios de la leche y algunas estrategias prácticas dirigidas a los productores de leche», analizábamos cómo mejorar la producción de leche de calidad y llegábamos a la conclusión de que reducir la mastitis y mejorar el recuento de células somáticas (RCS) son dos de las estrategias más rentables. Establecer protocolos rigurosos de control de calidad de la leche permite a los productores mantener la productividad, especialmente en épocas de crisis económica. Algunas prácticas, como la implementación de rutinas eficaces antes y después del ordeño, la inmersión sistemática de los pezones y el tratamiento oportuno de la mastitis, requieren una inversión mínima, pero generan beneficios económicos directos, al reducir tanto el RCS como la carga bacteriana. La mejora de la calidad de la leche se traduce directamente en un aumento de los pagos por calidad y en una mayor producción global, lo que se refleja en una rentabilidad más rápida para la explotación. Para aprovechar al máximo este enfoque, es fundamental que los productores comprendan claramente la diferencia entre la mastitis ambiental y la contagiosa. Conocer sus características y vías de transmisión permite desarrollar programas eficaces de prevención y manejo, optimizando la calidad de la leche, el bienestar animal y la rentabilidad del sistema.

¿Qué es la mastitis?

La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria, provocada en la mayoría de los casos por una infección bacteriana. Sigue siendo uno de los principales problemas económicos y de bienestar animal en la producción lechera, ya que reduce tanto la producción como la calidad de la leche, y eleva los costes de tratamiento y las tasas de sacrificio. Según el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas del USDA (APHIS, 2016), aproximadamente el 24,8 % de las vacas lecheras en Estados Unidos padecen mastitis clínica cada año, lo que la convierte en una de las enfermedades más prevalentes dentro de los rebaños lecheros. El impacto económico de la mastitis en la industria láctea estadounidense es considerable: se estima que alcanza casi los 2.000 millones de dólares anuales debido a las pérdidas en producción de leche, el incremento de los costes veterinarios, la leche descartada y los sacrificios prematuros (APHIS, 2016; Ruegg, 2017).

Mastitis ambiental

La mastitis ambiental está causada por bacterias presentes habitualmente en el entorno de las vacas, como la cama, el estiércol, el suelo o el agua. Este tipo de infecciones suele desarrollarse entre los ordeños o durante el periodo seco, lo que resalta la importancia de mantener un entorno limpio e higiénico para prevenir su aparición.

Patógenos comunes:

  • Escherichia coli (E. coli)
  • Klebsiella pneumoniae
  • Streptococcus uberis
  • Streptococcus dysgalactiae
  • Enterobacter spp.

Factores de riesgo: la presencia de camas sucias y húmedas, el hacinamiento, una ventilación deficiente, una gestión inadecuada del estiércol, una preparación ineficaz de los pezones antes del ordeño y las variaciones estacionales, especialmente en condiciones cálidas y húmedas, incrementan significativamente el riesgo de mastitis.

Estrategias de prevención:

  • Cama limpia y seca (preferiblemente inorgánica, como la arena)
  • Limpieza regular del establo
  • Ventilación y espacio adecuados para cada vaca.
  • Limpieza y secado adecuados de los pezones antes del ordeño

Tratamiento: entre los cuidados paliativos se incluyen habitualmente fármacos antiinflamatorios como la flunixina meglumina (1,1–2,2 mg/kg por vía intravenosa o intramuscular cada 24 horas, con un periodo de retirada de la leche de 36 horas) o el meloxicam (0,5 mg/kg por vía subcutánea en una sola dosis, con 96 horas de retirada de la leche). Los casos graves pueden requerir fluidoterapia intravenosa con solución salina isotónica o solución de Ringer lactato, que por lo general no implica retirada de la leche, así como suplementos de calcio según necesidad. El asesoramiento veterinario es esencial para garantizar la selección y dosificación correctas del tratamiento, así como el cumplimiento de la normativa vigente.

Mastitis contagiosa

La mastitis contagiosa se transmite principalmente durante el ordeño, a través del equipo o de las manos de los ordeñadores. Afecta a patógenos que habitan en las ubres o en la piel de los pezones. Estas infecciones suelen volverse crónicas, lo que provoca niveles persistentemente elevados de RCS.

Patógenos comunes:

  • Staphylococcus aureus
  • Streptococcus agalactiae
  • Mycoplasma spp.

Factores de riesgo: mala higiene durante el ordeño, la ausencia de inmersión de los pezones, equipos de ordeño mal desinfectados y métodos de descarte ineficaces.

Estrategias de prevención:

  • Una higiene de ordeño rigurosa
  • Inmersión de los pezones en germicidas tras el ordeño
  • Mantenimiento regular del instrumental de ordeño
  • Cribado rutinario y sacrificio de vacas enfermas

Tratamiento: las infecciones causadas por Streptococcus agalactiae suelen responder bien a antibióticos betalactámicos administrados por vía intramamaria, como la penicilina o la amoxicilina, una vez al día durante 3 a 5 días. El periodo de retirada de la leche suele ser de entre 72 y 96 horas. Las infecciones por Staphylococcus aureus pueden requerir tratamientos más prolongados, con resultados variables. En casos crónicos, a menudo es necesario el sacrificio del animal. Por su parte, las infecciones por Mycoplasma son resistentes a los antibióticos; en estos casos, el tratamiento habitual consiste en identificar y sacrificar de inmediato a los animales infectados. Se recomienda siempre el asesoramiento veterinario para determinar el enfoque terapéutico más adecuado en cada situación.

Beneficios económicos

Mejorar la calidad de la leche mediante la reducción del RCS genera importantes beneficios económicos. Una disminución de 50.000 células/ml en el RCS del tanque de leche puede incrementar la producción diaria en 0,23–0,45 kg (0,5–1,0 lb) por vaca. Las plantas procesadoras de leche suelen ofrecer primas de calidad que varían entre 0,10 y 0,20 euros por cada 50 kg de leche, por cada reducción de 100.000 células. Además, al reducirse los casos de mastitis clínica, que pueden costar entre 130 y 200 euros cada uno debido a tratamientos, leche desechada y gastos veterinarios, también se incrementa considerablemente la rentabilidad. Por ejemplo, si una explotación lechera de 250 vacas logra reducir el RCS de sus tanques de 350.000 a 150.000 células, gracias a la mejora en la limpieza de los establos, la inmersión eficaz de los pezones y los estrictos protocolos de tratamiento de la mastitis, podría prever un aumento de producción de aproximadamente 0,5 litros por vaca al día. Esto resultaría en una prima adicional de 0,30 euros por cada 50 kg de leche y un ahorro de unos 4.000 euros en costes asociados al tratamiento.

Para los productores de leche que buscan mejorar la rentabilidad y el bienestar animal, es fundamental gestionar con eficacia la mastitis, especialmente en tiempos de crisis económicas. Al diferenciar claramente entre la mastitis ambiental y la contagiosa, e implementar estrategias de manejo específicas, como prácticas de higiene rigurosas, control ambiental detallado, revisiones periódicas del rebaño e intervenciones veterinarias oportunas, los productores pueden reducir significativamente el RCS, mejorar la producción de leche y disminuir los costes operativos. Invertir de manera proactiva en la prevención y gestión de la mastitis no solo mejora los resultados financieros a corto plazo, sino que también asegura la sostenibilidad a largo plazo, la salud de los animales y una ventaja competitiva en la industria láctea.

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